Ganar o morir. La cita matinal en domingo contra el Almería era de obligada victoria para un Pucela tan necesitado de tres puntos como de respirar. Cualquier resultado que no fuese un triunfo no bastaría para salir de la zona de descenso y conseguir apretar aún más la parte baja de la tabla, en la que varios equipos pelearán hasta el final. La permanencia es el botín de una lucha que se desarrollará hasta la jornada 38.

Bien lo sabe el Valladolid, que quedaría ligeramente descolgado de sus competidores si el conjunto almeriense hubiese cosechada uno o tres puntos en su visita a Zorrilla. Por fortuna, fueron los chicos de Martínez quienes se llevaron el gato al agua y se ubican con 30 puntos en la clasificación gracias a una victoria cosechada siguiendo una serie de pautas vistas en los siete precedentes disputados en casa, ya que con este son ya ocho los partidos en los que el Pucela no cae ante su público, con cuatro ganados y otros tantos empates.

Mejor juego que el rival

Aunque sea una verdad obvia, lo cierto es que el equipo castellano ha sido mejor que el andaluz y ha cimentado este 1 a 0 en una gran intensidad y solidez. Las líneas, no como en tantas ocasiones a lo largo de la campaña, han estado juntas y coordinadas para evitar que el adversario generase peligro grave y a su vez estructurar un juego que facilitase la aperturas a las bandas para crear ocasiones de gol.

Los de Francisco se han visto rebasados por el planteamiento de Juan Ignacio, que ha apostado por un once ofensivo con la presencia de Larsson, Óscar, Manucho y Javi Guerra en el frente ofensivo. La idea le ha salido bien al alicantino, ya que la intensidad y el derroche del sueco se ha visto combinada con el buen hacer del africano en el juego aéreo, añadido a la eterna capacidad del salmantino y el malagueño para dirigir las intentonas vallisoletanas. Curiosamente, Guerra y Óscar no han tenido su día, pues han marrado sendas ocasiones que hubieran cambiado el sino del choque para hacerlo mucho más cómodo para sus compañeros. Esta falta de acierto la hancompensado Manucho y Larsson con una gran actuación.

El entramado defensivo del Almería no ha podido con la movilidad de este cuarteto, pues tienen características tan distintas que hacen que el zaguero no pueda confiarse ni un segundo. En cuanto a los laterales, cuya presencia ofensiva es más importante de lo que parece, han sabido incorporarse al ataque con gran criterio. El éxito reside no en subir constantemente, sino hacerlo sorpresivamente para generar superioridades. Y así ha sido el papel de Rukavina y Peña, incansables en defensa e incisivos unos metros más adelante.

El retorno de Víctor Pérez

Toda vez que Álvaro Rubio es imprescindible en el Real Valladolid, la duda reside en quién lo acompaña en la sala de máquinas pucelana. A lo largo de la temporada ha sido Rossi el más utilizado por Martínez en esta demarcación, gracias a su intensidad y visión de juego y, todo ha de decirse, a la prolongada baja de Víctor Pérez, habitual escudero en cursos atrás del experimentado riojano. El italiano ha hecho un buen trabajo a lo largo de muchas jornadas, hasta el punto de ser muy valorado por su técnico, por lo que cuando Pérez ha vuelto de su lesión ha actuado o bien de suplente o bien en la media punta, posición que le suena a chino a este manchego.

Víctor no se ha olvidado de jugar a esto del fútbol

No estaba siendo el año del ex del Huesca, que termina contrato en junio e incluso se rumoreaba en Valladolid que podría no continuar en Zorrilla. Todo esto son cábalas que no se producirán si mantiene el nivel mostrado en la mañana dominical, pues ha vuelto al centro del campo junto a Rubio para exhibir sus cualidades: colocación, capacidad defensiva y un buen criterio con el balón. La buena noticia, aparte de la victoria, es que Víctor no se ha olvidado de jugar a esto del fútbol y servirá de ayuda para conseguir el objetivo de la permanencia.

Concentración

Los 90 minutos que dura el choque son igual de importantes, no se puede empezar sin chispa porque el rival se hace con la manija del encuentro y se hace todo cuesta arriba. Además, la concentración mental permite ver huecos o rendijas por las que colar el balón e incluso anticiparse a la idea que tiene el jugador rival, lo cual beneficia tanto a la producción ofensiva como a la hora de defender.

Los de blanco y violeta han exhibido esta temporada excesiva debilidad psicológica e incapacidad para superar un revés, de ahí las goleadas que ha recibido en su contra, especialmente jugando fuera de Zorrilla. La clave para seguir en la pomada es tener el cuchillo entre los dientes en todo momento y el olfato afinadopara percibir las grietas del rival e incidir por ellas para hacerse con la victoria.

Con este triunfo son la ocho las citas en casa en las que el Valladolid no ha hincado la rodilla ante sus aficionados, y de seguir así será más fácil seguir un año más en la categoría de oro del fútbol nacional. Para ello será fundamental mantener la intensidad en todo momento y cuando sea momento de jugar ante aficiones contrarias, mantener la cabeza fría y sin dejar de mirar a la pelota, pues ella es la que manda en este deporte.

Falta de acierto

La ya mencionada alineación de los cuatro atacantes en línea ofensiva supone una forma concreta de jugar a este deporte. Manucho permite optar por el desplazamiento en largo, con Guerra, Óscar y Larsson muy atentos para recoger los rechaces y generar ocasiones de gol. Lamentablemente para los intereses pucelanos, a pesar de haber gozado de acciones claras para aumentar la ventaja anotada por el delantero angoleño, no han sido capaces de empujar la pelota al fondo de las mallas de un eficaz Esteban, que ha repelido varios disparos cargados de veneno.

El Valladolid está cimentando sus victorias en mantener la puerta a cero y en saber rentabilizar sus llegadas al área rival. Una de estas premisas se ha cumplido contra los almerienses, pues Jaime no se ha visto batido ni ha sufrido en demasía. El problema ha sido unos cuantos metros más adelante, ya que las ocasiones generadas no han llegado a buen puerto.

Javi Guerra, el habitual goleador vallisoletano, ha fallado una de esas oportunidades que no deben desperdiciarse, tras un pase de Larsson que lo ha dejado solo casi en el área pequeña. Óscar, que este año tiene la pólvora muy mojada, tampoco ha acertado ante la meta rival en una acción tan clara como las gozadas una semana atrás contra el Rayo Vallecano.

Las ocasiones generadas no han llegado a buen puerto

Todos los partidos que quedan por delante merecen el apelativo de finales, pero más aún los que se dirimirán ante adversarios directos por evitar el descenso. Osasuna, Betis o Granada se las verán con los de Juan Ignacio, quienes deberán aplicar la máxima de portería a cero y eficacia goleadora para cosechar el máximo número de puntos posible, pues ya no hay margen de error. Las pautas a seguir son las mostradas contra el Almería, pues se ha visto a un Pucela serio y concentrado en ambos campos y con capacidad para seguir en Primera un año más.

Fotos: Real Valladolid