Llegó el Valladolid a Anoeta con la necesidad de puntuar para no descolgarse en la lucha por eludir el descenso tras el empate contra el Rayo Vallecano y los cuatro goles que se llevó de Sevilla. Por su parte, la Real Sociedad empezaba el encuentro con ciertas dudas debidas a sus malos resultados anteriores con tres derrotas en cuatro partidos. Ambos equipos necesitaban los puntos para sus diferentes aspiraciones y se preveía un partido en el que el Valladolid iba a tener que estar muy atento si no quería perder pronto la cara al choque.

El Real Valladolid comenzó el partido bien plantado en el campo, discutiendo y ganando la posesión a una Real Sociedad que en los primeros 20 minutos de partido vio cómo no conseguía que el balón traspasara la divisoria del terreno de juego. Las intenciones del Valladolid de ir a ganar el partido se vieron desde los primeros compases del encuentro con un equipo muy adelantado, preocupado por robar el balón cerca del área contraria.

La defensa se situaba cerca del mediocampo y hacía que el equipo estuviera muy compacto en tareas defensivas en campo contrario. Rukavina vivía continuamente en zonas de ataque ante la poca posesión que manejaron los locales en el primer tramo del encuentro. Larsson y Jeffren aparecían por dentro para habilitar toda la banda para las subidas del jugador serbio y de Peña por la banda izquierda.

El Valladolid dominaba con tranquilidad el balón con la intención de encontrar la mejor opción de pase, sin precipitarse en las combinaciones y con Álvaro Rubio y Pérez como los encargados de surtir de balones a las líneas ofensivas. El plan de Martínez de ir a por el partido, ya lo dijo en la rueda de prensa previa al enfrentamiento, se estaba desarrollando de manera óptima pero sin llegar a ejecutarlo por completo. Las ocasiones no llegaban y todo el buen juego que estaba mostrando se perdía antes del último pase o por controles defectuosos que no permitían encarar la portería con claridad. El Valladolid terminó la primera mitad con cero tiros entre los tres palos, una seña evidente de los problemas de definición que mostró el equipo durante todo el partido.

Era evidente que la Real Sociedad había salido aletargada y con una ligera tranquilidad que le estaba costando la posesión del balón; algo que tampoco importa demasiado en un equipo donostiarra que cuenta con un ataque fulgurante y preciso. Cuando no puedes desarrollar tu juego siempre puede aparecer una de las estrellas que están en tus filas para hacer valer su calidad en el marcador. Y así ocurrió. En una jugada en la que el Valladolid estaba plantado en la línea del área Rubén Pardo vio el buen desmarque de Vela a la espalda de la defensa y le sirvió un pase exquisito al pecho para que el mexicano superara a Jaime con una vaselina suave y efectiva.

Desde entonces el Valladolid sufrió los mejores momentos de juego de los de Arrasate. El gol despertó el ansia local y fueron en busca del segundo con insistencia hasta el final de los primeros 45 minutos. Canales recibía muy solo en línea de tres cuartos debido a que el Valladolid estaba muy estirado. Los donostiarras lograban superar la presión del Valladolid con cierta facilidad y que el balón llegara en buenas condiciones. Pardo mostró todas sus virtudes en la dirección de los contrataques y Vela, Griezmann y Canales esperaban prestos para hacer daño a una defensa visitante que se veía superada con facilidad. Las subidas de Zaldua por banda derecha dañaban mucho al Valladolid debido a que Jeffren no seguía su marca en defensa. Así el Valladolid no dominó el esférico en ningún momento desde el gol local.

El segundo estuvo a punto de caer en el marcador cuando Vela se planta ante Jaime tras una transición ofensiva muy rápida de los txuri-urdin. Pero esta vez Jaime estuvo muy atento tapando el tiro del mexicano e impidiendo que la primera parte terminara con una mayor desventaja para los suyos.

Control sin gol

En el inicio de la segunda mitad ya se dejó ver que el planteamiento de ambos equipos era el mismo. El Valladolid valiente en la presión y jugando al límite ante una Real Sociedad que con espacios arriba podía matar el partido rápidamente. La cartilla del partido era la misma. El Valladolid combinaba con más tranquilidad y de manera más habitual mientras que los locales robaban rápido con la intención de matar el partido. Canales estaba haciendo mucho daño en la retaguardia castellana. El 16 recibía muy solo y estaba siendo el más participativo de su equipo con pases dañinos a la espalda de la defensa y llegadas a la frontal con opciones de disparo.

Cuando Arrasate decidió sentarlo en el banquillo para dar entrada a Xabi Prieto es cuando el Valladolid parecía no sufrir tanto. Prieto se situó en la medular para formar línea de tres con Pardo y Mikel Bergara. La Real Sociedad perdía esa conexión y esa movilidad entre líneas en pos de intentar dominar más el balón y desactivar el juego por dentro del Valladolid. Por su parte Juan Ignacio Martínez hizo un doble cambio en las alas del equipo. Entraron Rama y Omar para situarse a pierna cambiada y así intentar aprovechar algún desmarque de Guerra u Óscar.

Pero el peligro del Valladolid no llegaba con el balón controlado sino cuando tenía opción de contrataque, como ha demostrado esta temporada. De esta manera llegó la oportunidad más clara de los pucelanos. Larsson cogió el balón cerca de la divisoria de los dos campos tras un córner local y fue atrayendo jugadores hasta que sirvió un gran pase a Óscar. El salmantino se incorporó por el flanco izquierdo hasta llegar a la frontal del área con precisión. El buen pase del sueco no pudo ser aprovechado por el diez albivioleta, que estrelló su remate contra el cuerpo de Bravo cuando el gol parecía claro.

La otra oportunidad clara de la que gozó el equipo castellano fue con una falta lateral que colgó Peña al segundo palo para que Mitrovic la dejara en el punto de penalti. Allí apareció Óscar que conectó un derechazo franco que se fue por encima del larguero que defendía Bravo.

De nuevo el Valladolid desaprovechaba una oportunidad de oro para hacer equilibrar el marcador. De nuevo Óscar, que en los dos últimos partidos sufre un calvario de cara a puerta. El mismo que parece sufrir su equipo, que no pudo inquietar con claridad la portería local en más ocasiones.

Los de Martínez seguían desarrollando un buen movimiento de balón, con sentido y calidad y esperando a una buena opción de desarbolar la defensa donostiarra; preferiblemente por las bandas. Pero el gol visitante no llegaba y la Real podía hacer el segundo en cualquier momento ante lo atrevido del planteamiento vallisoletano.

El cambio de Rossi por Rubio no cambió el panorama en un equipo visitante que parecía pedir con más insistencia la entrada de Manucho para poner toda la carne en el asador. El partido finalizó con una cesión en el área de la Real que se esfumó sin ningún contratiempo.

El Valladolid se marchaba de Anoeta con un partido muy serio y un plan de ataque valiente pero con cero puntos. A estas alturas no basta con hacer un buen partido ante un equipo que arriba tiene veneno dañino. El juego bien desarrollado exige contundencia de cara a puerta y el Valladolid últimamente adolece de eso. No había demasiadas esperanzas de poder sacar algo positivo de Anoeta pero tras lo visto en los noventa minutos el Valladolid pudo dar la sorpresa sino llega a ser por la falta de ideas en las zonas decisivas.