Por todos es sabido que El Sadar es una de las plazas de Primera División más difíciles de torear, debido principalmente al apoyo que los jugadores reciben directamente por parte de un público que se rinde en elogios ante el esfuerzo sobrehumano de los hombres que defienden los intereses de su equipo. Osasuna es uno de los conjuntos más correosos tanto dentro como fuera de su estadio, si bien es cierto que cuenta siempre con un plus de intensidad añadida cada vez que sus integrantes saltan al terreno de juego y notan de inmediato el calor de su afición. El Pucela será el próximo club que se vea en la obligación de visitar el fortín navarro, por lo que el bando albivioleta deberá hacer un partido realmente completo con la intención de obtener algo positivo de allí.

No obstante, cabe recordar que el comienzo de la presente temporada para el cuadro rojillo fue bastante complicado. Los pupilos entrenados por aquel entonces por José Luis Mendilibar encadenaron tres derrotas consecutivas al principio de la competición, dejando escapar los tres puntos en la jornada inaugural en su feudo frente al Granada y recibiendo un duro varapalo cuando el Villarreal se impuso por un contundente 0-3 en el duelo disputado en tierras pamplonicas. Sin duda, esta situación era prácticamente insostenible y se antojaba necesario un cambio que permitiese a los navarros remontar el vuelo para salir de los puestos más comprometidos de la clasificación. Esto provocó la destitución del técnico de Zaldívar y la llegada de Javi Gracia, quien había sido el responsable del ascenso del Almería pero que por diferentes motivos no había tenido la oportunidad de seguir al frente de los andaluces en su nueva andadura en la Liga BBVA.

El primer triunfo de los rojillos llegó en la quinta cita del campeonato doméstico, concretamente el 20 de septiembre del pasado año, una fecha en la que el Elche era el adversario que tenía que desplazarse hasta Pamplona para medir sus fuerzas con Osasuna. Armenteros y Oriol Riera fueron los responsables de otorgarle la victoria a los suyos delante de su parroquia, aunque Edu Albácar puso algo de tensión en los instantes finales al transformar con brillantez un lanzamiento desde el punto de penalti. Pero el luminoso reflejó al final de la contienda el 2-1 a favor de los locales, por lo que por fin tenían la ocasión de respirar tranquilos después de haber superado uno de los tramos más complicados que se le recuerdan a la institución navarra en la última década.

Este hecho significó un auténtico punto de inflexión en lo que se refiere a la dinámica de los de Gracia con la mentalidad enfocada claramente en el transcurso del curso futbolístico, a pesar de que se fueron produciendo una serie de altibajos que en más de una ocasión pusieron en entredicho las habilidades y los conocimientos del míster pamplonica para manejar a todo el vestuario. Aun así, tanto él como todos sus futbolistas han demostrado una gran entereza para superar dichas críticas y han sido capaces de responder en el césped con un conjunto de resultados positivos. De hecho, en la actualidad se encuentran fuera de la zona de descenso tras haber realizado un arranque de campaña muy preocupante al ceder en los cuatro primeros envites ligueros.

El respaldo de la directiva y de la hinchada ha sido una cuestión fundamental de cara a lograr una remontada que ha sido sorprendente a la par que magnífica, aunque todavía queda mucho camino por delante que recorrer antes de celebrar de una vez por todas la continuidad del equipo rojillo en la categoría de oro del deporte rey a nivel nacional. Osasuna ocupa ahora mismo el decimosexto lugar en la tabla del torneo de la regularidad en España, lo que le concede únicamente una renta de dos puntos por encima de las posiciones que conducen de manera directa al infierno de la Segunda División marcado por el Getafe. Curiosamente, el Real Valladolid está igualado a puntos con el cuadro azulón, por lo que el encuentro será una prueba de fuego para navarros y pucelanos debido a que ambas plantillas se están jugando el ser o no ser en lo que queda de competición.

Una remontada que ha sido sorprendente a la par que magnífica

Es importante señalar que ninguno de los tres candidatos a alzarse con el título ha sido capaz de llevarse el triunfo en sus respectivas visitas a El Sadar. El primero en pasar por ese escenario fue el FC Barcelona, un equipo que contaba todos sus partidos por victorias y que partía con la vitola de favorito para permanecer una semana más en lo alto de la clasificación junto con el Atlético de Madrid. Al margen de los esfuerzos llevados a cabo por los hombres del Tata Martino para conseguir la victoria durante los 90 minutos, la solidez y la seriedad defensiva de los navarros impidió que los culés pudieran superar la muralla local y generar peligro en el área de Andrés Fernández. Así fue como el choque finalizó con el resultado gafas en el marcador, algo que provocó de esta manera el primer tropiezo liguero de la escuadra azulgrana.

El siguiente coloso que debía hacer frente al increíble ambiente que se vive cada jornada en el campo de Osasuna fue el Real Madrid, en una época en la que los merengues daban la impresión de haber superado las dificultades para acoplar a sus jugadores en el terreno de juego al dar con la tecla adecuada para crear un bloque casi perfecto. Oriol Riera marcó un doblete en la primera mitad, pero la diana materializada por Isco justo antes del descanso dejaba todo abierto para el desarrollo del segundo acto. Los pamplonicas aguantaron de forma asombrosa hasta los compases definitivos del partido, justo cuando Pepe efectuó un tremendo testarazo que supuso el empate a dos con el que acabó la vistosa batalla.

Una vez que ni barcelonistas ni madridistas habían podido ganar su choque disputado en El Sadar, sería el Atleti el último de los tres grandes en verse las caras con los rojillos en su estadio. El conjunto preparado por el Cholo Simeone había demostrado que la filosofía del "partido a partido" y de mantener los pies en la tierra estaba funcionando a la perfección, dado que seguían con sus opciones intactas de hacerse con la Liga y habían vencido por 0-1 en la ida de los octavos de final de la Champions League en San Siro frente al Milán. Aunque los rojiblancos ofrecieron una imagen totalmente desconocida en Pamplona y sufrieron un duro revés en los primeros 45 minutos, los que necesitaron las tropas de Javi Gracia para establecer el 3-0 que luciría el electrónico cuando finalizó la confrontación.

15 son los duelos que ha afrontado Osasuna en su fortín en la Liga BBVA, los cuales se han saldado con un balance de cinco triunfos, tres empates y siete derrotas para el cuadro navarro. Por lo que es evidente que el encuentro del siguiente viernes entre rojillos y castellanos será una lucha vibrante y apasionante entre dos equipos que se juegan mucho, ya que es posible que el que dé su brazo a torcer tenga muchas posibilidades de verse condenado a lidiar hasta el final con los puestos más peligrosos de la tabla del campeonato doméstico. Lo que es seguro es que el Pucela tratará de repetir la hazaña que logró el curso anterior en El Sadar, un lugar en el que se impuso por la mínima gracias a una genialidad del indisciplinado Patrick Ebert al superar con una preciosa vaselina la salida del guardameta rival.

Fotos: ligafutbol.net // lainformacion.com

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