En el momento en que se conoció la noticia de que Diego Mariño no había asistido al entrenamiento para ultimar su cesión al Levante, se empezaron a formar nubes de tormenta sobre las oficinas del Estadio José Zorrilla.

El propio Carlos Suárez salió a la sala de prensa para explicar la situación, que no era otra que el portero quería hacer efectiva la cláusula por la que en caso de que el equipo descendiera de categoría podría salir cedido a un club de Primera División.

El hecho que ha causado revuelo ha sido el tema de los plazos, ya que según el presidente la cláusula debía hacerse efectiva antes del 30 de junio. Sin embargo, el representante del jugador entiende que ésta debía ejecutarse una vez la temporada hubiera terminado. Tras estudiar el caso, el Real Valladolid decidió ejercer acciones legales.

Hace unos días la LFP tomó una decisión, siendo ésta la de aprobar la cesión del cancerbero al club granota. A partir de ese momento la entidad pucelana disponía de un plazo de 48 horas para recurrir la sentencia.

Tras haberla estudiado detenidamente, el club ha decidido recurrir la sentencia ante el Comité de Licencias de la LFP con el fin de demostrar que se ha incumplido lo estipulado en el contrato del jugador.

Mientras tanto Braulio y sus colaborares siguen peinando el mercado buscando incorporaciones para el equipo, incluyendo la del guardameta Javi Varas, que está muy cerca de vestir los colores albivioletas, una vez rescinda su contrato con el Sevilla.