El próximo sábado, a partir de las 19:00 horas, el esférico echará a rodar en el Anxo Carro para que dé comienzo el enfrentamiento entre Lugo y Real Valladolid, un duelo perteneciente a la segunda jornada del campeonato doméstico en la categoría de plata del deporte rey a nivel nacional. El cuadro gallego viene de empatar sin goles en su debut oficial en la temporada en el feudo del Mirandés, mientras que el conjunto blanquivioleta logró deshacerse del RCD Mallorca a orillas del Pisuerga por dos tantos a uno. Aún es pronto para sacar conclusiones de cara a lo que deparará el presente curso futbolístico, pero es verdad que la andadura en Segunda División del Pucela ha arrancado de manera más satisfactoria que la de los pupilos de Quique Setién.

Sin ningún atisbo de duda, el encuentro tendrá un tinte realmente emotivo y sentimental para dos jugadores en concreto, dos auténticos cazadores de goles que estarán al acecho en todo momento para perforar las mallas de la portería de su oponente. Se trata de dos hombres que tuvieron una época pasada y ciertamente dorada en el club al que se van a medir este fin de semana, si bien es cierto que el destino ha hecho que por unas razones u otras hayan recalado en la actualidad justo en el bando contrario. Como no podía ser de otra manera, estamos hablando de Óscar Díaz y de David Aganzo, dos futbolistas que se reencontrarán sin comerlo ni beberlo con diversas sensaciones muy especiales.

Sus primeros pasos como profesional

Óscar Díaz comenzó su trayectoria profesional en las filas del Alcorcón, un equipo en el que militó en Segunda División B en la temporada 2004/2005, ganándose desde el principio la confianza del míster para jugar un total de 36 partidos, 29 de ellos partiendo como titular, lo que le permitió acumular la friolera de 2.562 minutos durante todo el año en el cuadro alfarero. A sus 20 años de edad, el ariete madrileño consiguió anotar seis dianas, unos registros que debería ir ampliando posteriormente conforme fuera ganando experiencia y madurez en su carrera.

El siguiente curso haría las maletas para unirse al filial del Real Madrid, concretamente para jugar en la Liga Adelante, que por aquellas fechas aún no tenía dicha denominación. En el Castilla no tuvo tanta participación como en el Alcorcón, debido a que se vistió de corto en 13 ocasiones, cinco de ellas desde el once inicial, por lo que únicamente pudo aportar dos goles en los menos de 600 minutos que jugó a lo largo de toda la campaña en el segundo plantel merengue. Después pondría rumbo al litoral mediterráneo, un lugar idílico donde pasaría a convertirse en la nueva incorporación del Elche CF. Allí permaneció dos intensas temporadas, una cuestión que le permitió seguir creciendo como deportista a pesar de que sus números fueron más pobres de lo esperado: cuatro goles, 44 partidos jugados y un total de 2.512 minutos en el césped.

Vigo sería su nuevo hogar en el curso 2008/2009, una oportunidad de oro para seguir brillando y adquiriendo conocimientos en la categoría de plata del balompié en España. El jugador madrileño recuperó las buenas sensaciones que había perdido en su segundo año en el equipo ilicitano, aunque ello no implicó que fuera capaz de aumentar su olfato goleador en el bando celtiña. 34 choques en los que contó con la predisposición del cuerpo técnico (22 titularidades), 1.937 minutos luciendo la zamarra celeste y un par de dianas materializadas fue el balance de Óscar Díaz en su paso por el Celta.

Etapa de formación en Andalucía

Su experiencia en tierras gallegas le sirvió para que el Recreativo de Huelva se fijara en él y se interesara por hacerse con sus servicios, lo que supondría un nuevo paso en la trayectoria del joven ariete. No obstante, su trayecto por el conjunto onubense estuvo marcado por mayor cantidad de sombras que de luces, especialmente porque no contó con la convicción necesaria para dar un paso al frente y erigirse como un futbolista de auténticas garantías para la plantilla entrenada por aquel entonces por Javi López y Raül Agné, quien reemplazó en el banquillo blanquiazul al técnico barcelonés. 16 partidos, 10 de ellos como titular, y 861 minutos en los que la fortuna no le acompañó en ningún instante para haber visto puerta con el conjunto andaluz.

Óscar Díaz cambiaría al año siguiente Huelva por Cádiz, aunque esto no significó su fichaje por el cuadro gaditano, sino que se unió a las filas del Xerez CD para encarar una nueva travesía en la Segunda División española. Su primera temporada en los azulinos fue realmente exitosa y productiva, un aspecto que resultó fundamental para que recuperara la esperanza y la ilusión que había ido perdiendo a pasos agigantados con motivo de las malas experiencias que había experimentado con anterioridad. Un total de 40 encuentros disputados (28 titularidades) y 2.450 minutos en los que pudo transformar seis dianas, además de cumplir con las expectativas generadas en torno a su figura para garantizar la permanencia de los jerezanos al final del curso 2010/2011.

Su primera temporada en los azulinos fue realmente exitosa y productiva

La continuidad en el Xerez era un verdadero secreto a voces, pero ello no le aseguró ganarse un puesto fijo en el once inicial del entrenador, por lo que se vio en la obligación de dar el todo por el todo para saltar al terreno de juego en plenitud de condiciones cada fin de semana. Sus números disminuyeron considerablemente en todos los sentidos en su segunda campaña en 'La Bulería Mecánica', donde no fue capaz de marcar ningún tanto en los apenas 400 minutos (12 partidos) que disputó en el transcurso de la temporada 2011/2012 en el equipo dirigido por Vicente Moreno. Ese mismo curso estuvo afincado en Girona al ser cedido a la escuadra catalana en el periodo invernal de traspasos, aunque tampoco fue capaz de demostrar toda su valía y finalmente emprendería otra travesía para desplazarse a tierras gallegas.

Madurez futbolística en Lugo

Óscar Díaz llegaba al CD Lugo con la intención de quedarse y hacer gala de las múltiples cualidades que se le presuponían desde sus inicios en el Alcorcón, unas características que se habían ido diluyendo con el paso del tiempo y las dispares sensaciones que había dejado en los diferentes equipos por los que había transitado con el paso de los años. Pese a ello, Quique Setién se mostraba plenamente convencido de poder sacarle el máximo rendimiento a su nuevo goleador, quien debería ponerse las pilas desde bien pronto para encandilar y enamorar a la parroquia del Anxo Carro.

Corría el curso futbolístico 2012/2013 cuando se confirmó su fichaje por el plantel albirrojo, un año que se iba a convertir de inmediato en el más prolífico y productivo hasta la fecha de la carrera deportiva del '7' del Real Valladolid. La afición lucense pudo disfrutar del coraje, la entrega, el sacrificio, el trabajo constante y la enorme movilidad y polivalencia que aportó desde su llegada el killer nacido en la capital de España. Llegó a defender la elástica del Lugo en un total de 38 comparecencias, 35 de ellas saliendo desde el once inicial, lo que le permitió acumular la suma de 3.183 minutos y anotar la friolera de 15 dianas, su mejor registro goleador en una única campaña.

Su explosión en el bando rojiblanco le brindó una oportunidad excelente para debutar en Primera División de la mano de la UD Almería a sus 29 años de edad, por lo que se encontraba en el momento adecuado que todo futbolista experimenta para poseer una mayor madurez como profesional. Óscar Díaz tuvo que pelear todo el año por ganarse la consideración del míster junto con Rodri y Zongo, un aspecto que le motivó para seguir mejorando a diario y conseguir hacer las delicias de la parroquia almeriense como ya hiciera la temporada anterior en territorio lucense. 30 envites, 13 de ellos como titular, 1.206 minutos disputados y cuatro goles fueron los números del madrileño en el equipo de Francisco Javier Rodríguez en la Liga BBVA.

Ahora le llega una nueva ocasión de triunfar en Segunda División, la categoría en la que se ha convertido en un trotamundos, esta vez de la mano de Rubi y de todos sus compañeros del Pucela. Es evidente que va a aportar una buena dosis de aire fresco y de variedad al conjunto castellano, por lo que los seguidores vallisoletanos se mostraron muy convencidos y seguros de que el jugador proveniente del Almería podrá exhibir todas sus cualidades luciendo la casaca blanquivioleta. En la ciudad que vio nacer a Miguel Delibes tratará de seguir los pasos de otro delantero, un profesional como la copa de un pino que cautivó a la entidad presidida por Carlos Suárez y que actualmente se encuentra en el CD Lugo: David Aganzo.

Chamartín fue el inicio de su largo viaje

¿Qué mejor manera que comenzar una aventura en el que ha sido considerado como el club más prestigioso de la historia en el siglo XX? Eso es algo que no está al alcance de todo el mundo, pero David Aganzo puede presumir de haber formado parte de uno de los equipos más laureados y poderosos de todos los tiempos. El madrileño formó parte de la plantilla del Real Madrid en la temporada 1999/2000, un año realmente exitoso para los intereses del equipo blanco porque se saldó con la consecución de su octava Liga de Campeones, después de imponerse en la final por un contundente 3-0 al Valencia liderado por aquel entonces por Héctor Cúper.

Como era de esperar, no iba a resultar sencillo contar con los minutos que andaba buscando en Concha Espina, por lo que tuvo que decir adiós al equipo de su corazón para marcharse hasta la Ciudad Condal. No se asusten, no se marchó al eterno rival, sino a un club hermano para los merengues como es el caso del RCD Espanyol. Aun así, tampoco contó con la confianza que necesitaba en el bando blanquiazul, por lo que se comprometió a cambiar nuevamente de aires para acabar en un conjunto que vestía de azulgrana, pero que no era el FC Barcelona: el Extremadura CF, ahora conocido como Extremadura UD.

En el cuadro pacense jugó en Segunda División un total de 16 partidos (11 de ellos como titular) a lo largo del curso futbolístico 2000/2001, después de haber sido cedido por el cuadro perico en el mercado invernal de fichajes. El delantero madrileño completó un total de 1.062 minutos durante su estancia en el equipo de Almendralejo, donde fue capaz de anotar cinco dianas y dar la sensación de que a sus 19 años de edad tenía por delante un prometedor futuro en el mundo del deporte rey. Al año siguiente se reincorporó a la plantilla que a día de hoy juega en el Estadio Cornellà-El Prat, donde apenas tuvo la posibilidad de disputar 350 minutos.

Extraordinario rendimiento en Pucela y Orriols

La campaña 2002/2003 supuso la llegada de Aganzo a la capital de Castilla, un lugar en el que tenía el objetivo de despuntar y hacer gala de las enormes aptitudes que se le habían visto en su formación en las categorías inferiores del Real Madrid. El chaval de 21 años de edad cambiaba la realeza madrileña por la vallisoletana, debido a que el conjunto pucelano había hecho un gran esfuerzo para incorporar a su plantilla al talentoso delantero que había brillado con luz propia años atrás en la cantera merengue. Tras su paso por el Espanyol, el jugador deseaba consolidarse en la Primera División nacional de la mano de la escuadra albivioleta.

30 encuentros luciendo la zamarra del Real Valladolid, 23 de ellos como titular, 2.063 minutos y nueve tantos fueron los números que acumuló el ariete en el periplo que se mantuvo a orillas del Pisuerga. Siempre será recordado con mucho cariño por toda la parroquia castellana, sobre todo porque se convirtió en uno de los artífices que permitieron obtener, no sin cierto sufrimiento, la permanencia de los pucelanos en la máxima categoría del fútbol español bajo la tutela de Pepe Moré. Se puede asegurar que el hombre que vistió aquella temporada el '9' en la camiseta blanquivioleta se fue por la puerta grande, esta vez con destino directo hacia el Ciudad de Valencia.

Aganzo fue uno de los artífices de la permanencia del Real Valladolid

Sin embargo, resultó un poco extraño que David Aganzo dejara Pucela y la Primera División para marcharse al Levante y volver a competir en la categoría de plata del balompié a nivel nacional, si bien es cierto que cuajó un curso excelente en el que conquistó a la afición granota, principalmente a raíz del ascenso que logró la institución presidida en la actualidad por Quico Catalán. 2.155 minutos distribuidos en 33 contiendas en las que saltó al tapete verde, con un total de 25 titularidades, un conjunto de oportunidades que le valieron para repetir la cifra anotadora del pasado año con el equipo vallisoletano: nueve dianas.

Continuidad en Santander y Vallecas

A pesar de haber contribuido de forma clara y manifiesta al ascenso cosechado por el Levante UD, el delantero madrileño tendría que cambiar una vez más de dirección para arribar al mar Cantábrico, un escenario paradisiaco en el que las playas del Sardinero se harían eco de su progresión como profesional en el Racing de Santander. En el conjunto racinguista permanecería tres años, desde el 2004 hasta el 2007, en los que llegó a jugar 49 encuentros, la mitad de ellos como titular, yendo de más a menos en su rendimiento a causa de las lesiones que sufrió en el tramo final de su travesía por tierras cántabras. 10 goles en tres temporadas no eran unos registros como para tirar cohetes, pero al menos había logrado cierta estabilidad en comparación con sus años previos.

Una vez que estuvo tres campañas consecutivas militando en la Liga BBVA, aunque todavía no se llamaba de ese modo, le tocó regresar a la división de plata para unirse al proyecto encabezado por Josu Uribe y posteriormente por José María Salmerón Morales en el Deportivo Alavés. En el conjunto babazorro disputó 30 choques, de los cuales 27 fueron como titular y pudiendo completar 22 de dichos compromisos, es decir, sin llegar a ser sustituido. 2.449 minutos en los que amplió su marca anotadora con Real Valladolid y Levante (nueve goles), puesto que perforó la red de su adversario en 11 ocasiones durante toda la campaña 2007/2008.

Pero Aganzo tuvo que despedirse de Mendizorroza para desplazarse a Vallecas, una extensa zona de la ciudad de Madrid que le iba a acoger con los brazos abiertos tras su año inmaculado en territorio vasco. El Rayo se hacía de este modo con los servicios de un goleador nato, que llevaba el talento impregnado en sus venas, una plantilla que le convenció desde su llegada y en la que estaría vinculado tres cursos futbolísticos (2008-2011). Sus cifras hablan por sí solas: 72 envites disputados (52 titularidades), 4.293 minutos, 28 dianas y un ascenso a Primera justo en el último año que pudo defender con orgullo la casaca franjirroja.

Su última etapa en la Península, antes de su fichaje por el CD Lugo, había sido la temporada que realizó en las filas del Hércules (2011/2012), donde sus números bajaron excesivamente después de la maravillosa imagen que había dejado tras su paso por el Rayo Vallecano. Y tras un trayecto sin pena ni gloria por Grecia, exactamente por el Aris Salónica, el futbolista madrileño ansiaba con poder dejar atrás el país heleno para regresar una vez más al territorio nacional. Esto hizo que el cuadro lucense se fijara en él para unirle a su proyecto, un aspecto que le ilusionó de nuevo y le hizo comprometerse con el bando gallego para el desarrollo del curso 2014/2015 en una competición tan apasionante e igualada como es la Liga Adelante.

Óscar Díaz y David Aganzo. Dos jugadores que harán frente a su destino y a su pasado este sábado en el Anxo Carro, en la que sin duda va a ser una batalla muy vibrante y en la que ninguno de los dos dará su brazo a torcer en ningún instante. Los dos han sido, son y siempre serán unos auténticos héroes para la afición rival de esta segunda jornada, por lo que su misión será intentar que los espectadores de su nuevo equipo sientan la misma satisfacción y el respeto eterno que se ganaron en el bando contrario. No será sencillo repetir las experiencias vividas en Lugo y Valladolid, pero ambos harán todo lo que esté en su mano para salir vitoreados de la plaza en la que van a torear a lo largo del presente curso futbolístico.