Alejandro Alfaro Ligero (La Palma del Condado, Huelva, 23-11-1986), ya es nuevo integrante del Real Valladolid. El jugador ha firmado por dos años y llega con la carta de libertad bajo el brazo, uniéndose así a la larga lista de profesionales que han llegado hasta orillas del Pisuerga sin cobrar el impuesto de barcaje. Con él, la plantilla queda cerrada a la espera de un posible delantero que actuara como suplente de Roger y compitiera el puesto con Óscar Díaz para no terminar como tercer punta.

Los rumores durante estos días han sido prolijos. La confirmación de Varas como nuevo guardameta del Real Valladolid trajo de cabeza a los directivos del Club, que dejaron a un lado la misión de adquirir puntales en las posiciones ofensivas. Hace un par de días, lo que era un secreto a voces desde hacía un mes, se oficializó: Javier Varas se enfundaría la camisola pucelana. Dani Hernández, sin apenas dudas, aguardará su oportunidad en el banco, e Iricibar, como tercer portero de los mayores, irá madurando en la Segunda B con el filial.

Muchos candidatos, un solo elegido

Los nombres que han sonado para reforzar esa demarcación de interior diestro cayeron como bombas de racimo en los periódicos locales. Primeramente salió a la luz un posible interés por Adama Traoré, un joven de 18 años procedente de la cantera del Barcelona al que le llueven las ofertas. Combina las cualidades deseadas por cualquier equipo. Talento y juventud se conjugan perfectamente para que este chico de carrera prometedora vaya ganando experiencia en conjuntos aspirantes a retornar a la élite, como es el Real Valladolid, aunque, finalmente, por unas causas o por otras, las filtraciones quedaron en agua de borrajas. Con Munir en el primer equipo dando la sorpresa, Traoré ve como las puertas se le cierran en la casa azulgrana, y según apunta El Diario de Córdoba, el Club verdiblanco está muy interesado en incorporarle a sus filas.

Adama Traoré. (Fuente: Sport).

El siguiente en saltar a la palestra fue Cédric Mabwati, de manera más tenue. El extremo zurdo congolés, que puede jugar también a pierna cambiada, fue uno de los fichajes más comentados en la órbita bética el verano pasado, después de que el coste de su transacción fuera la irrisoria cantidad de 120 céntimos. Aún siendo una de las sensaciones del equipo durante la pretemporada, no pudo gozar de los minutos requeridos para hacerse importante en la mejor liga del mundo. El Osasuna, sin mucha demora, ha conseguido su cesión por una temporada y sin opción a compra.

El último nombre que sobrevoló el José Zorrilla fue el de Zinedine Ferhat, un extremo diestro de gran velocidad que también puede desenvolverse en las proximidades comandadas por Óscar y en unas más posteriores; las del carril derecho de Chica. Con su fichaje, el Valladolid se aseguraría esa versatilidad que el año anterior poseyó y no le benefició demasiado, cuando los experimentos ensombrecían al fútbol racional. A sus 21 años, ya ha debutado con la absoluta de Argelia y ha sido pretendido por equipos como el Augsburgo o el propio Real Valladolid tras destacar sobremanera en el USM Alger de su país.

Cuando todo parecía hecho, el curso de las negociaciones se torció. El propio jugador parecía deseoso de venir a España, a decir por sus numerosas incursiones en Twitter, donde se puede ver como interacciona con periodistas locales sobre su posible traspaso a tierras castellanas.

Después de un par de días sin noticias frescas acerca del maquillaje en banda diestra, las alarmas volvieron a sonar en las rotativas de deportes de la ciudad. Alejandro Alfaro era el elegido para cubrir dicha posición. Como ocurrió con Fausto Rossi, la historia volvía a repetirse con el onubense. En el caso del italiano fue una conexión fallida la que provocó el no-fichaje del actual jugador del Córdoba, para cuando la comunicación volvió a fluir con normalidad, el mercado ya había echado el cierre. Alberto Marcos volvió a intentarlo al año siguiente, cuando la cesión con Brescia llegaba a su fin y la Juventus no contemplaba la opción de retenerlo. La capital castellana entró en el juego por segunda vez, llevándose en dura brega el triunfo, sustantivado en un joven habilidoso al que apodaron ‘Il nuovo Pirlo’.

Una relación madurada en el tiempo

Con Alfaro la terna fue similar, salvo en esas incidencias cibernéticas irreverentes y en la duración de la negociación, que viene ya de años atrás. El estío de 2013 dio el pitido de salida a la carrera por Alfaro. Una carrera de fondo en ciernes cuando el jugador militaba en el Sevilla, y una real durante su etapa como bermellón. El medio digital Goal se hizo eco del supuesto interés, y a la cola se pusieron El Día de Valladolid, que ya señalaba a Alfaro como uno de los favoritos de Juan Ignacio Martínez para apuntalar su abanico atacante, y también Marca, argumentando la tardanza del fichaje a divergencias económicas insalvables entre la petición salarial del jugador y la propuesta de las oficinas albivioletas.

En Mallorca cobraba alrededor de 900.000 euros anuales, una suculenta cifra, muy distante a la tentativa enviada por el Club interesado, pero las posturas podían acercarse merced a una decisión bilateral entre equipo y jugador, uno por no poder asumir la ficha y el otro por no recibirla, además de verse en el pozo más profundo de Segunda División en muy poco tiempo y sin casi darse cuenta. Entonces Recreativo de Huelva, sus colores de nacimiento, también se unieron a la fiesta. Aún con esa primera negativa en la frente, Alberto Marcos en su día, y ahora Braulio, han tensado la cuerda lo máximo posible para alzarse definitivamente con esa esperada, difícil y larga victoria: Alejandro Alfaro.

El 18 de agosto rescindió cualquier vinculación con el equipo balear y fue a parar a ese listín de agentes libres que mira el Valladolid regularmente. Para su alegría, ahí figuraba el deseado, y para alcanzar el cenit, el deseado fue fichado, no sin antes sufrir a causa de un affaire pasional con una novia extranjera. Cuanto todo estaba a punto para oficializar su fichaje por el Panathinaikos griego, algo salió mal en las pruebas médicas pertinentes y el de Huelva no pudo fichar por los mares del Egeo, conformándose con el humilde Canal de Castilla.

Trayectoria y números

Alfaro comenzó su carrera propiamente dicha en el juvenil del Sevilla, cuando la primera década del nuevo milenio estaba en su punto ecuador. Durante esa campaña, la 2005/2006 dio visos de ser un chico prometedor. Pronto el Sevilla Atlético de Manolo Jiménez se fijaría en él, ese filial que poco después ascendería épicamente a la Segunda División para volver al bronce sin apenas catar las mieles de la plata. En el Sevilla Atlético coincidió con Salva Sevilla, que procedía del Polideportivo Ejido, o con Javi Varas. El reencuentro años después en un secarral distinto al hispalense; con menos hacendados y menos gracia, pero con objetivos más importantes que cubrir. En la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros, esa incipiente estrella consiguió 25 goles en 107 encuentros disputados. Los inicios memorables de un joven que nunca ha decepcionado.

En el Sevilla de capote y estoque no tuvo la misma suerte. Debutó contra la Real Sociedad y marcó su primer tanto frente al Levante, pero siempre bajo la sombra que acompaña a los chicos acuciados por las expectativas ajenas. A matacaballo entre el filial y el primer equipo, Alfaro ya se sentía más sevillano que onubense. El aroma a azahar embriagaba el Sánchez Pizjuán, y el calor de la afición mecía los ánimos de un Alejandro cada vez más rodado. A los 20 años ya podía contar con dos Copas de la UEFA, una Copa del Rey, una Supercopa de España y otra de Europa. En ese Sevilla de Dani Alves, Adriano, Luis Fabiano, Navas y Kanouté, anotó un tanto, y como apenas podía estrenar sus botines sobre los verdes de Nervión, en Tenerife buscó asilo.

Fuente: Conmibanderadesdelagiralda.blogspot.com

Alfaro se convirtió en el príncipe de los volcanes, ayudado por el rey, Nino. La extraña y perfecta pareja de se compinchó para alcanzar la Primera División después de décadas sin que el Heliodoro Rodríguez tuviera esos aires de grandeza que otorgan las visitas de un Real Madrid o un Barcelona. Marcó 20 goles en 47 encuentros, aliñados con los 27 de su compañero de andanzas almeriense. Ambos se convirtieron en la sensación de ese Tenerife, y co-artífices de una proeza sin igual en aquellas islas exportadoras de fútbol mágico. Ya en Primera División, Alfaro coincidió con Omar Ramos, procedente éste del filial canario, y en una cuestión puramente estadística, logró hacer siete dianas y cinco asistencias en 36 encuentros, que de poco sirvieron para mantener a su equipo en las nubes balompédicas.

El de La Palma del Condado no estaba dispuesto a volver a la laberíntica Segunda División después de haber tomado un papel ciertamente relevante en la escena de Primera. El Sevilla volvió a contar con él, pero se conoce que el destino no quiso reconciliarlos. En el equipo entonces dirigido por Antonio Álvarez, figuró en 27 ocasiones en la alineación titular y marcó siete tantos, repartidos entre Liga, UEFA Europa League y Copa del Rey, ésta última competición donde registró una gran efectividad: tres chicharros en cuatro contiendas.

El Mallorca ofreció tres millones por él, y como no podía ser de otra forma, la puntera andaluza le golpeó el trasero dirección a las Baleares. Con Michael Laudrup en el banquillo, Alfaro se transformó en parte importante del equipo (dos goles y mismas asistencias en 29 encuentros), pero su culminación como piedra roseta bermellona fue en la campaña 2012/2013, cuando nadie se atrevió a tomar el timón de un navío sin rumbo. Aún atesorando buenos aliados como Hemed o Giovani Dos Santos, la nave encalló de la mano de Joaquín Caparrós. Su rosa de los vientos, Alejandro Alfaro, intentó, sin mucho éxito pero sí con valor, sacar al equipo del fango con seis tantos y dos pases certeros de gol. Pero nada parecía funcionar. La apacible racha de apariciones en Primera se tornaba en un maremoto agraviado por los tejemanejes de los de arriba, los que ponen el dinero.

Fuente: Bandarbursa.com

En Segunda, rememorando aquella época gloriosa en Tenerife, se volvió a armar de coraje y lideró esa nao todavía sin un destino al que acudir. Nueve dianas y nueve asistencias le otorgaron el título de salvador in extremis de una catástrofe fácilmente predecible. El equipo se quedó al borde del descenso categórico y se salvó en la última jornada de lo que hubiera sido un bochorno magnífico. El nuevo proyecto de Valery Karpin es un aullido ahogado en el epicentro de la catástrofe mallorquina y, como es entendible, muchos jugadores importantes como Alfaro han decidido tirarse de este barco en llamas y arribar en puertos mucho más sosegados como los frustrados puertos del mar Egeo o el incómodo puerto fluvial del Pisuerga a su paso por Valladolid.

Estilo de juego

Alfaro, ante todo, es un futbolista polivalente. Puede desenvolverse en las tres posiciones ofensivas, siendo la media punta y el extremo diestro sus ocupaciones predilectas. También puede jugar en el extremo zurdo, a pierna cambiada, y, de hecho, en el Mallorca lo ha hecho cuando Abdoul Camara y Álex Moreno han estado ausentes. Al Real Valladolid viene a cubrir una demarcación poco utilizada en los últimos años por Miroslav y Juan Ignacio, quienes gustaban más de titular a un interior técnico (Larsson o Bueno) en banda diestra o a un revulsivo (Ebert o Jeffren). Alfaro es el resultado de la combinación de ambos factores. Es rápido y habilidoso, su hábitat natural es el escorzo entre la línea de fondo y la cal de banda, donde un recorte es mortal y el centro o el disparo a puerta son bien factibles.

Mientras Jeffren aporta ese tinte de calidad, el ex del Mallorca es puro desborde, acierto de cara a meta y, versatilidad. En caso de que Óscar no haga una buena temporada y se estanque como ocurrió en la anterior, Alfaro puede ser reconducido hasta esa posición de medio centro ofensivo con visión en bandas y hacia delante - opción que maneja Rubi con Óscar Díaz -, e incluso si Bergdich y Omar no andan finos, el incipiente fichaje puede edulcorar esa banda que tantos quebraderos de cabeza le trae al Valladolid. La ayuda de Leao será imprescindible para que el menudo jugador andaluz haga de las suyas en la zona más avanzada de los tres cuartos de área e incluso en la propio área, donde el disparo se antoja muy posible gracias al guante que lleva en su bota. Alejandro Alfaro, nuevo jugador del Real Valladolid.