Casualidades de la vida, dos viejos pistoleros vuelven a batirse en duelo, en el mismo escenario que lo hicieron por última vez, en el 2009, cuando el Real Valladolid Promesas sucumbió a las grandes gestas. Las mieles de bronce son apetitosas, tanto para el Club, que va creciendo, como para el propio jugador, que se va a haciendo un hueco en esto del fútbol. Pero para poder disfrutar de verdad de la oportunidad que ellos mismos se labraron, hace falta un esfuerzo, un compromiso y un trabajo diario que, a la postre, se verá sustantivado en el terreno de juego.

La batalla dominguera se celebrará en el condominio vallisoletano, en donde los mayores se entrenan y los pequeños juegan. Aquellas tierras llevaban tiempo esperando rivales de cierto nombre, a gentes sentadas en las gradas de cemento y a objetivos de noble nombre como la permanencia en Segunda B. Tanto el local como el visitante buscan esa meta. Recién ascendido uno, pero viejos conocidos ambos. Real Valladolid B, Zamora. El partido, sin más trascendencia que el balbuceo de una división inferior, tiene un aroma sentimental y pseudohistórico (último enfrentamiento en la 2008/2009) difícil de entender por los ajenos a estas franquicias meseteñas.

Atlético Astorga 2-1 Real Valladolid B (Fuente: Leonoticias)

Tras largos años sumidos en la cavernosa Tercera División, los jugadores vuelven a ver la luz del sol de la mano de un Platón gallego, llamado Rubén De la Barrera, sucesor de Torres Gómez, mentor en las artes de alumbrar la cueva. La pelota rodará igual que lo hizo años atrás, pero con esa gracilidad especial que confiere ser un profesional reconocido en materia futbolística. Tanto Zamora como Valladolid Promesas buscarán esos tres puntos - o al menos uno - si no desean verse en la zona baja de la clasificación liguera antes de que el bacalao esté ya repartido entre los verdaderos opositores al ascenso o a los que se examinan para pasar un año plácido en playas de aguas mansas.

Comienzos con muchos tumbos

Todos esperaban la acción rápida de Rubén De la Barrera. Bastante difícil es coordinar desde cero a una plantilla totalmente nueva, partiendo desde la dirección técnica hasta el último eslabón, los jugadores. Repleto de caras nuevas, el filial blanquivioleta encaraba la engorrosa empresa de dejar al equipo en los techos de una división nueva y exigente. A los dos minutos de debutar en Segunda B, las cosas se torcieron. Puente ponía la avanzadilla en el score merced a un imparable disparo desde fuera del área. En pocas cabezas cabía la derrota a las primeras de cambio.

Poco iba a tardar el conjunto visitante en rebobinar el partido hasta el pitido inicial. Ramiro Mayor, central recién fichado del Zamora, ponía las tablas en una jugada a balón parado, siendo él quien rematara un saque de esquina botado por Brian Oliván, otro de los nuevos. Como se suele decir: “Poco dura la alegría en casa del pobre”, porque a los 10 minutos de los abrazos y las palmadas en la espalda por la tempranera igualada, los efectivos maragatos volvían a ponerse por delante, ésta vez sin respuesta oficial pucelana. Oficial, sí, porque Javi Navas ya celebraba la equidad cuando el linier decretaba gol ilegal. Un juez de línea un tanto peculiar. La lesión del árbitro titular obligó al juez de línea a relevarle, mientras por megafonía se pedía encarecidamente un licenciado en la disciplina de correteo con banderín por línea de cal. El Concejal de Juventud del Ayuntamiento de León amargó la fiesta a unos no siempre bien recibidos vecinos vallisoletanos.

El Zamora, por su parte, tampoco pudo ganar contra el Guijuelo. Los chacineros se adelantaban desde los 11 metros nada más comenzar la segunda mitad. Jonathan Martín abría la caja de Pandora y cinco goles salieron de sus adentros. El media punta Chuchi hacía el segundo, y el interior zurdo Carlos Rubén, el tercero. Cuando todo parecía visto para sentencia, los de Castilla occidental se pusieron las pilas. Primeramente recortaron distancias de penalti y más tarde, cuando llegaba el ocaso de la contienda, el delantero Arkaitz Ruiz ponía el miedo en el cuerpo a los salmantinos, dirigidos por Fernando Estévez, predecesor de Rubén De la Barrera. Al término de los 90 minutos, los locales no pudieron voltear la situación y el luminoso indicaba: Zamora 2-3 Guijuelo.

Reencuentros varios

El Zamora ha sido antiguo cobijo de dos de los nuevos fichajes del Real Valladolid B, Ramiro Mayor y Jorge Hernández. Ramiro, goleador en solitario en el estreno de la semana pasada, procedía de las entrañas del Real Zaragoza, Club que le vio nacer. El Villarreal B se fijó en él, pero apenas pudo vestirse de corto y enfundarse las playeras con el pequeño submarino amarillo. Finalmente en Zamora encontró el camino para arribar en tierras más prósperas, las pucelanas. Allí coincidió con Jorge Hernández, un pupilo oriundo, crecido, criado y estudiado en la Tierra del Pan.

Durante el verano, después de cuajar unas magníficas campañas con el equipo rojiblanco, se decidió que Hernández tomara parte en el nuevo proyecto del comandante gallego. Goleador, rápido, versátil y habilidoso son los adjetivos que más caracterizan a este menudo diablillo de tan solo 22 primaveras. De entre los dos, es Jorge Hernández quien cuenta con más papeletas de ser importante en los planes de Rubi. Por el momento, su lugar son los Anexos, aunque no se descarta que pronto pueda dar el salto al José Zorrilla. El central Ramiro Mayor y Jorge Hernández se reencontrarán con Zamora.

En el banquillo también se producirá un reencuentro. La portería está cubierta con Julio Iricibar, un joven de garantías que bien podría hacer sombra al que hasta hace un par de jornadas era el único cancerbero con ficha en el primer equipo, Dani Hernández. El arquero suplente del Promesas no se queda atrás: Jordan Godoy. Fichado este verano de Osasuna B, ha demostrado en Pamplona y en las categorías inferiores de la Selección Española que no habrá que esperar mucho para poder ver palomitas espléndidas con firma nacional. El portero suplente de las hordas rivales es un viejo conocido de Jordan. Ander Cantero, de 19 años, otro magistral arquero criado en las cunas rojillas del Sadar. Ambos bregaron duro por conseguir la titularidad la temporada anterior. El hoy meta del Zamora se alzó con ella, pero su rival el domingo, no quedó nunca muy por detrás; de hecho, según la opinión de muchos aficionados, el talento del flamante jugador albivioleta es mayor que el de su antiguo compinche de crucetas.

Los onces titulares que se verán el domingo son hasta la hora una total incógnita, pero revisados los de pretemporada y primera jornada, lo más plausible es que De la Barrera alineé a los siguientes soldados cárdenos: Iricibar; Brian Oliván, Ramiro Mayor, Casado y Xavi Carmona; Anuar, Mario, Ángel García, Javi Navas, Jorge Hernández y Guille. Una cara nueva se une a la convocatoria local, Dani Espinar, medio centro formado en el Málaga y recién fichado para completar el plantel violáceo. Lo probable es que Fernando Estévez salga con el siguiente once titular: Miguel del Río; Coque, Garretas, Mateos, Prada, Carrillo, Cristian Salvador, Ochoa, De la Nava, Arkaitz Ruiz y Aarón.

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Sobre el autor
Pablo Merino García
Un tipo peculiar que escribe sobre fútbol, o lo que le echen. Rock, jazz, blues, buen cine, un escrito apetecible, algo de bourbon y muchos sueños por cumplir. Un clásico, es simple.