Los humildes disfrutan hasta la saciedad cuando les llega un éxito poco habitual para ellos. Esta máxima es aplicable también para el caso del Real Valladolid, que un 19 de septiembre de 1984 daba sus primeros pasos en competición europea, la ya extinta UEFA, gracias a la consecución del único título que da lustre a las vitrinas del Zorrilla, la Copa de la Liga de 1983, que llevó al Valladolid a disputar este torneo de nivel continental.

La eliminatoria enfrentó a los pupilos de un histórico como Fernando Redondo al hoy croata y entonces yugoslavo Rijeka, con el encuentro de ida disputado en el estadio castellano. La plantilla la integraban otros nombres ilustres del club como Minguela, Eusebio, Moré, 'El polilla' Da Silva o 'Pato' Yáñez, pero por mucho que en casa lograron un triunfo por la mínima, los balcánicos lograron el pase a la siguiente eliminatoria gracias a un 4-1 en su feudo.

El encuentro de ida concluyó con un 1-0 que invitaba al optimismo, gracias a un Da Silva que en el minuto 67 marcó el primer gol del Real Valladolid en competición europea. El resultado fue engañoso ya que, según relatan las crónicas de la época, el conjunto yugoslavo pudo haber superado claramente al castellano, si bien los españoles también tuvieron ocasiones para haber viajado al campo del Rijeka con una ventaja más holgada.

La disputa de la vuelta, sin embargo, no fue tan agradable para los albivioletas, ya que salieron goleados y empapados de la actual Croacia. A pesar de una primera media hora de muchos quilates futbolísticos, en la que el resultado era un 2-1 que hubiera dado el pase a los pucelanos gracias a un gol de Moré, que contrarrestaba a los dos tantos de Fegic y Hristic.

El Valladolid rondaba la puerta local pero la suerte que tan bien se portó en Zorrilla perdió el avión que la llevaba a Yugoslavia y los balones acababan en el poste rival. La lluvia hizo acto de presencia y convirtió la contienda en una lucha dramática en la que los visitantes trataron de encerrarse, sin éxito final, en torno a su portería. El desenlace parecía final hasta que dos goles del Rijeka, Fegic en el 77 y Desnica en el 84, decantaban la victoria balcánica, que pasaba así a dieciseisavos de final y rompía los sueños del Real Valladolid.

Tres décadas después de ese ilusionante 1-0, el Pucela vive en Segunda división a la espera de un ascenso que deje al club en la élite un largo plazo de tiempo y no solo dos o tres años, como ha ocurrido en este principio de siglo. Un recuerdo que puede inspirar a afición y jugadores es de hace 30 años, una época de lustre para los de blanco y violeta. Una época que, quién sabe, podría volver a repetirse el día de mañana.