Que el salto de Tercera a Segunda B es inmenso, de sobra es conocido. Que contar con una plantilla de jóvenes jugadores añada más complicación al tema, también. Rubén de la Barrera aceptó el reto de comandar la pequeña nave albivioleta en Segunda B, y como buen capitán, tomó decisiones. Lo primero que había que hacer, era encontrar un esquema de juego, eso que ahora los entrenadores trabajan día y noche con sus futbolistas, durante los entrenamientos. Ocupar el campo de la mejor manera posible. El gallego ha encontrado un patrón, un esquema, que se viene repitiendo en las últimas jornadas de Liga.

Disposición táctica de la defensa

Sobre el terreno de juego, el Promesas se sitúa con una defensa de cuatro, dos centrocampistas, un mediapunta con total libertad, dos hombres de banda y el ariete titular. Algo sencillo de explicar así, de primeras, pero que tiene un gran número de variantes. La primera, en fase ofensiva, en la salida del balón. En ese momento, Mario, el centrocampista de mayor trabajo defensivo, se sitúa entre los centrales, dejando que estos se abran a las bandas y que los laterales recorran el carril hasta campo contrario. Ahí empieza la salida del cuero. No siempre ha sucedido esto, puesto que ante el Compostela este fue el mayor de los problemas de los pucelanos, ya que tanto Mario como Jorge se posicionaban demasiado alejados de los centrales y la única vía para atacar terminaba siendo el balón en largo.

Cuando mejor han ido las cosas para los de De la Barrera, ha sido cuando se ha llevado a cabo lo primero nombrado. Una estrategia que es muy vista en el FC Barcelona, con dos centrales con buen manejo del balón y un pivote defensivo que guarda las espaldas a sus compañeros. La verticalidad y velocidad de los laterales hace que se les pueda buscar en profundidad y percutir por el carril. En ese instante, se podría considerar que el equipo se posiciona con una defensa de tres centrales con dos carrileros.

No sucede lo mismo cuando el rival ataca. La línea de cuatro defensas se mantiene, quedando Mario por delante de los mismos, en una demarcación muy conocida en el mundo del fútbol, la del centrocampista defensivo puro, que se encarga de evitar cualquier acercamiento a la frontal y recorrer de un lado a otro el campo. Sin duda, una posición clave en este esquema, vital, que recae sobre un futbolista que en sus primeros encuentros parecía nervioso, al llegar desde el Juvenil, pero que con el paso de las jornadas ha ido mejorando tanto su concentración como sus nervios.

A la izquierda, la defensa en fase ofensiva, cuando existe un mediocentro. A la derecha, la defensa en fase defensiva.

Un ataque de tres

En lo que a la parcela ofensiva se refiere, el Promesas dispone un ataque de tres jugadores, dos por banda y uno como referencia ofensiva. Además, aparece la figura del mediapunta o trequartista, como es conocido en Italia. Esta demarcación la ocupa, cuando no se encuentra con el primer equipo, Jorge Hernández. ‘El duende de Sanzoles’ ha traído de cabeza a los rivales en varios encuentros, ya que parte desde el centro del campo en conducción hasta el área rival, siendo muy difícil de parar. Cabe destacar también que cuando De la Barrera ha situado a Jorge junto a Toni, el Promesas no ha terminado de arrancar, por el problema previamente dicho. Dos jugadores de mayor ataque que creación, en la medular, sin la posibilidad de sacar el cuero jugado desde la línea defensiva. Una labor que realiza Anuar a las mil maravillas.

Un 4-2-3-1 o 4-3-3 en ataque, con mucha velocidad por banda, con Ángel y Navas, y un gran rematado como Guille Andrés, que ya ha anotado en varios partidos durante esta temporada, al igual que su compañero Jorge. El ataque no es tan posicional, pues cuenta con muchas libertades por todo el campo contrario, especialmente para el Zamorano.

A la izquierda, ataque con un centrocampista puro, fácil salida de balón. La la derecha, dos jugadores más ofensivos en la medular, mayores dificultades para sacar el cuero.

En el compendio general, el esquema de De la Barrera es cambiante según sea ataque o defensa, aclimatándose a las necesidades de su equipo, con jugadores capaces de desempeñar diferentes labores, según tengan el cuero o no. Una idea de juego complicada de alcanzar, pero que se ha logrado en tan solo cinco jornadas. Sin embargo, aún queda mucho por mejorar, como el problema de sacar el juego jugado cuando existe una gran presión del rival, algo que privó de puntos en la visita del Compostela.

Ante el Real Oviedo, de nada servirá lamentarse. Los jugadores del Promesas están ante una de sus mejores oportunidades para brillar, para demostrar de la pasta que están hechos. La pizarra de De la Barrera continúa trabajando, creando un equipo que con el paso de las jornadas irá mejorando, cimentando un éxito en victorias y evolución constante. La baja de Jorge Hernández, citado por Rubi, apunta a que será Toni el que ocupe su lugar, acompañado por Anuar y Mario en la medular (imagen de la izquierda). Por el momento, las cosas han ido bien, con las claves previamente expuestas. El futuro, a priori, parece esperanzador y de color de rosa. Todo ello con trabajo.

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