Un Sporting de Gijón - Real Valladolid siempre tiene los focos encendidos y posicionados en cada uno de los protagonistas. El envite de esta sexta jornada, no podía ser menos. Olvidando el choque de Copa, los dos equipos se daban cita con el liderato en juego, ya que horas antes Las Palmas había caído en el derbi canario, dando la opción, al vencedor, de auparse a la primera posición. No lo consiguieron, empate a goles, y ninguno de los dos contento.

El Sporting, desde el comienzo, buscó impedir el juego fluido de un Real Valladolid que sufre sin el control del esférico. A pesar de ello, el primer aviso tuvo color blanco y violeta, o mejor dicho, azul petróleo, ya que el equipo pucelano vestía su segunda equipación. Óscar disparó desde la frontal, lejos de la portería de Cuéllar. Varas no quiso ser menos, y cerró su portería ante el primer chut de Guerrero. Los locales no tenían mucho control, pero sí impedían que su rival moviera con comodidad el balón, como a Rubi le gusta.

Roger volvió a probar a Cuéllar, pasados los diez minutos de juego, encontrándose con el arquero asturiano, muy seguro en este tipo de acciones. A latigazos los dos equipos, ninguno encontraba la constancia que se ha de tener, o la magia en tres cuartos de campo, para generar una ocasión manifiesta de gol, algo que brilló por su ausencia durante los primeros 45 minutos. Disparos y centros de uno y otro, pero sin forzar en exceso a unas defensas que flanquearon muy bien a sus porteros.

Roger se marchó lesionado a la media hora de juego

Lo peor de estos primeros compases de partido fue la sustitución de Roger, que debido a un choque con Lora, no pudo continuar en el campo, llevándose la mano a una rodilla dolorida, que asusta al Real Valladolid. El valenciano podría tener una lesión grave, dejando en cuadro la zona ofensiva del equipo pucelano. Los asturianos aprovecharon los pequeños fallos de la zaga blanquivioleta, pero el remate final no llegó en ningún momento.

Ante la ausencia de ocsaiones, Timor decidió tomar cartas en el asunto. El talentoso jugador zurdo disparó desde el centro del campo, y casi sorprendió a un Cuéllar demasiado adelantado que de ir el cuero más bajo, no hubiera podido hacer nada. Sin novedades en el electrónico, el colegiado señaló el camino a los vestuarios con todo por resolverse. Alguno de los dos debía dar un paso al frente.

El Pucela golpea primero

Lo hizo el Real Valladolid, que regresó tras el descanso con una marcha más, y las líneas más adelantadas. Esto se pudo observar desde el comienzo, ya que los de Rubi combinaban más en campo contrario, acercándose más a las inmediaciones del área contraria. Alfaro, solo, tras regatear a Cuéllar, falló sin explicación en la definición. Era el preludio de lo que estaba por llegar. Apenas pasaron unos minutos, tras el fallo del extremo diestro, cuando Óscar se puso el traje de gala, sacó un conejo de su chistera después de controlar el cuero, y asistió con precisión a Bergdich, que definió frente a Cuéllar sin temblarle el pulso. El marroquí no había tenido un buen encuentro, con constantes pérdidas e imprecisiones, pero en el momento en el que no debía fallar, no lo hizo.

Abelardo logró darle un tinte diferente al choque con los cambios

Se puso por delante un Real Valladolid que quizás, no lo terminaba de merecer, pero que era el único de los dos contendientes que se decidió a buscar el primero de la tarde. En ese momento, el conjunto pucelano era líder en solitario de la Liga Adelante, en la que era la carta victoria liguera consecutiva. Pero Abelardo no lo iba a permitir. El técnico asturiano cambió el encuentro con la entrada de hombres de refresco como Carlos Castro y Rachid.

El Sporting se echó hacia delante. Poco a poco, metro a metro, encerrando al Real Valladolid durante 20 largos minutos. Los centros comenzaron a sucederse, faltas y saques de esquina. Varas, evidenciando que sufre en exceso en este tipo de jugadas, erró en algunas salidas, mientras que en otras rechazó bien de puños. Los asturianos conocían la fórmula para hacerle gol a los albivioletas, solo debían formularla con exactitud.

Pero el que iba a tener la más clara era el Real Valladolid. Óscar, con un cabezazo, hizo volar a Cuéllar, que evitó la sentencia. De rematar con la testa a otro lugar, hubiera sido gol del salmantino, pero no fue su mejor cabezazo. Y cuando perdonas, lo pagas. Es la máxima del fútbol. El colegiado señaló una falta de Mojica en la banda derecha, aparentemente inexistente en las repeticiones. El Sporting la puso al área y Guerrero la mandó a la red. Empate a uno y acción de manual. Ahí donde nada puede hacer el portero, y donde la defensa está vendida. En ese pequeño espacio en el que el delantero parte con ventaja.

Restaban cinco minutos, y el Sporting lo intentó, situando a sus centrales de delanteros, como si el resultado fuera de desventaja. Pero no se movió el electrónico, y los equipos se llevaron un punto cada uno. Un punto agridulce para el Real Valladolid, que estuvo a cinco minutos de llevarse los tres y ponerse líder; y escaso para el Sporting, pues soñó con la remontada heroica. De momento, todo continúa igual, con el equipo pucelano empatado a puntos con Las Palmas, pero por detrás en la tabla, seguido de los asturianos con unos menos. Esto no ha hecho más que comenzar.

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