Tras 6 jornadas disputadas ya nos vamos haciendo a la idea de este nuevo Pucela de Rubi. El Real Valladolid no ha podido empezar mejor la temporada ganando 4 partidos, empatando tan sólo 1 –el último ante el Sporting–, y perdiendo aquel encuentro por la mínima ante el Lugo que alguna crítica que otra generó respecto al equipo.

Rubi desde su llegada siempre ha transmitido la misma filosofía de juego y ha remarcado en numerosas ocasiones lo importante que es tener las cosas claras dentro del terreno de juego. El técnico catalán aprovecha este toque de calidad de ciertos jugadores con la verticalidad de otros convirtiéndose en uno equipo ofensivo y que quiere ser protagonista del partido. En el plano defensivo el equipo ha ido de menos a más. Pese a tener un arranque un tanto dubitativo, el cuerpo técnico ha ido puliendo ciertos aspectos que ha mejorado el nivel en esta demarcación.

Quizás la gran pega que se le puede poner a este Valladolid es que es un equipo que le cuesta cerrar los partidos. Pese a ponerse por delante en el marcador en 5 de los 6 encuentros disputados hasta ahora, los pupilos de Rubi han terminado los partidos sufriendo más de lo esperado, pese a llevar una gran ventaja en el marcador. Por ejemplo en el debut liguero ante el RCD Mallorca donde los violetas acabaron pidiendo la hora a pesar de ir ganando en un gran tramo del partido por 2-0. Frente al Racing de Santander el equipo también achacó la desconexión en los últimos minutos; incluso el propio Rubi afirmó en rueda de prensa haberse ido con un mal sabor de boca por los últimos minutos pese a haber ganado por 3-1. El último caso fue este pasado domingo, cuando el Real Valladolid empató frente al Sporting de Gijón a pesar de haberse puesto por delante en el marcador con el gol de Bergdich el equipo no supo aguantar y los tres puntos de oro se convirtieron en tan sólo uno.

Esto no ha hecho más que empezar y el equipo hasta el momento está dejando muy buenas sensaciones ganando partidos y colocándose en lo más alto de la Segunda División, pese a provocar algún que otro infarto en los últimos tramos de los encuentros.