Llegaba el Real Valladolid a Los Pajaritos en lo alto de la tabla, y acompañado de parte de su afición, para encontrarse con un Numancia con necesidades, tras su última derrota. Un encuentro en el que chocaban dos dinámicas, pero con el añadido de lo que supone un derbi regional, aunque no exista una gran rivalidad entre sus dos contendientes. El choque comenzó con el Numancia presionando en campo contrario, bien arriba, sabedor de que el Real Valladolid vive de la posesión, y si no puede sacar el cuero jugado, no crea tanto peligro.

Los sorianos estaban perfectamente colocados sobre el terreno de juego, y atacaron desde el comienzo la banda izquierda pucelana, compuesta por Peña y Mojica. Precisamente, por ahí llegó la primera ocasión del encuentro, en un centro de Palanca que remató Braian en el área chica, con la testa, superando a Varas, pero encontrándose con el palo. Primer aviso serio. Los albivioletas trataron de responder con el control del balón, complicado, por la maraña defensiva montada en la medular del campo. Un pase largo sobre Bergdich, que desde pronto se vio que iba a ocupar poco el costado derecho, sorprendió a la adelantada defensa local, pero el marroquí no pudo controlar frente a Biel Ribas. Un inicio fulgurante, con opciones para los dos.

Los centros en el Numancia se sucedieron durante los ataques rojillos, los pucelanos sufrían mucho con Braian y Enrich situados en la punta de ataque, dos delanteros con muchos centímetros. Sin elaborar demasiado, el Numacia seguía acumulando ocasiones. Natalio, tras una diagonal desde la derecha, chutó demasiado cruzado, en un disparo que puso en vilo a todos los aficionados, al recorrer todo el área ante la mirada de varios jugadores.

Cada falta del Numancia llevaba peligro por arriba en el área de Varas

Cuando pudo trenzar varios pases, fue cuando llegó la opción pucelana. Un centro por banda de Mojica, tras varios pases en zona de tres cuartos, que recogió Bergdich. El marroquí regateó al defensa, pero se llenó de balón y no pudo finalizar. Algo que sí hizo André Leao, en el rechace, con un disparo muy tocado que se fue alto por centímetros. Los de Rubi ejecutaban su plan tras muchos minutos sufriendo la presión del Numancia, que seguía a lo suyo. El transcurso de la primera mitad mejoró a los visitantes, que poco a poco tuvieron más facilidades para comenzar jugada.

Si el peligro del Numancia llegaba por el lado derecho de su ataque, la banda de Peña y Mojica, el pucelano aparecía por el mismo costado. Así llegó el primer tanto. Una progresión de Mojica, que centró raso al corazón del área, donde apareció Bergdich por sorpresa, cruzando a la perfección el cuero. A la media hora de juego, el primero en golpear era un Real Valladolid que con el paso de los minutos fue a más en ataque. La respuesta del Numancia siguió la tónica hasta el gol, centros por banda en busca de los delanteros, bien tapados por la defensa visitante. Braian y Sergi solo encontraron espacios cayendo en fuera de juego, algo que habla muy bien de Valiente y Rueda.

El tramo final de este primer tiempo fue un quiero y no puedo numantino. El Real Valladolid, con mucha solvencia, resolvió todas las acciones de ataque del equipo soriano, que tan solo causaba peligro con balones al centro del área, con toda la ventaja para la pareja Rueda-Valiente. La igualdad en el juego era patente, pero el marcador señaló el 0-1 al descanso.

El Numancia lo intentó con sus armas

Con los músculos descansados, los protagonistas regresaron, unos para rubricar la victoria y otros para impedirla. Mojica volvía a llevar peligro por su costado, realizando quiebros y poniendo buenos centros. Palanca, también, con sus buenos centros a balón parado. La presión local volvía a ser en campo contrario, pero no surtía el mismo efecto que en los primeros compases del encuentro. Fruto de este trabajo, el Real Valladolid consiguió hilar una gran acción colectiva, finalizada de la misma forma que el primer gol. Centro de Mojica que Bergdich remató, de forma acrobática, a las nubes. El marroquí intentó un disparo que de entrar, hubiera aparecido en todos los telediarios.

Avisaba el conjunto pucelano, y repetiría instantes después, en un contraataque en el que Bergdich encaró y superó a Biel Ribas, pero el linier levantó el banderín, en una jugada que para nada fue fuera de juego. Un error calamitoso, pues el gol estaba cantado, sin portero y con todo el tiempo del mundo para empujar el cuero. Y de un área, a otra. El Numancia, espoleado por su afición, puso toda la carne en el asador. Los rojillos comenzaron a acumular jugadores en zona de ataque, encadenando saques de esquina y de banda, algunos de ellos con mucho peligro, con malos despejes de la zaga pucelana y salidas de Javi Varas. Con el partido alocado, quien más inquietó a la defensa local fue el marroquí, pero también a su propio equipo, ya que en algunas acciones quizás llegó algo pasado de tuercas. Rubi, consciente de ello, decidió cambiarle, por temor a una expulsión que condicionara el choque.

Valiente tuvo que ser sustituido por lesión; Julio Álvarez regresó

Pasado el arreón numantino, el Real Valladolid se hizo con el control del esférico. Tras unos instantes de locura, con los dos equipos muy rotos, los pucelanos consiguieron templar el juego. Posesiones largas, templadas y terminando jugada. Mojica, que fue un quebradero de cabeza para Kader, lo intentó con un disparo fuerte, encontrándose con Biel Ribas. La mala noticia llegó pasada la hora de partido, cuando Valiente tuvo que pedir el cambio por un problema muscular. Al mismo tiempo, reaparecía Julio Álvarez. Cara y cruz para los dos equipos.

Poco tardó en demostrar su calidad en el golpeo el venezolano, mandando a la zona de peligro repetidos centros de falta y saques de esquina. El Real Valladolid volvió a conceder, ante un rival que domina la estrategia, multitud de ocasiones para hacer funcionar la pizarra de Anquela. A pesar de ello, la seguridad de los zagueros, y la falta de acierto de la pareja de arietes sorianos, impedían el gol. Con todo se fue el Numancia, sin nada que perder, y un empate que ganar, al menos. Los espacios a la contra eran el arma pucelana.

El final del encuentro sirvió para ver al Numancia intentándolo, remando, para morir en la orilla. El peligro lo llevó el Real Valladolid, que supo contemporizar el ritmo, tocando, buscando la debilidad de su rival. Mojica, un portento físico, llegó hasta línea de fondo, pero no supo decidir. En esa misma jugada, Kader cayó lesionado, superado por el esfuerzo al perseguir al colombiano todo el encuentro, y subir su banda. Los rojillos no podían, ni siquiera con centros lejanos. Braian fue el claro ejemplo del cansancio físico, el delantero uruguayo, muy sacrificado, apenas podía ir al espacio, percutir por su zona de influencia. No llegaron las ocasiones, ni en el descuento, a pesar del empeño local. Así, el Real Valladolid suma una nueva victorias, tras dos empates seguidos, para continuar en lo alto de la tabla. Por su parte, el Numancia sigue abajo y sin ganar en Los Pajaritos.

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