Álvaro Rubio sentirá algo especial cuando salte al terreno de juego del Carlos Belmonte. Y no es para menos. El jugador del Real Valladolid disputó más de 175 partidos con la camiseta del Albacete. Su buen quehacer en el Alba le abrió las puertas del conjunto blanquivioleta, en el que ya suma ocho temporadas, curiosamente una más que en el equipo albaceteño.

Rubio llegó en enero del año 2000 al Albacete, procedente del filial del Real Zaragoza, cedido hasta el final de temporada. Más tarde regresó al filial maño para volver a la ciudad manchega, esta vez para quedarse, en enero de 2001. Su presencia en el once inicial fue aumentando a medida que pasaba el tiempo, pero fue en la temporada 2001/02 cuando logró asentarse, comandado por Paco Herrera, actual entrenador del Real Zaragoza.

Dos temporadas más tarde, el Alba logró ascender a la categoría de oro del fútbol español, tras siete años de ausencia, y Álvaro Rubio fue uno de los principales artificies. El ascenso se celebró en Zaragoza, en la penúltima jornada de la temporada, y el jugador riojano jugó los 90 minutos del partido.

Una vez logrado el ascenso, Rubio logró establecerse en la medular del equipo dirigido por Cesar Ferrando Giménez. El Albacete logró cuajar una gran temporada en su primera temporada en Primera División, y logró finalizarla en decimocuarta posición, a seis puntos del descenso. Álvaro Rubio disputó un total de 23 partidos. En la siguiente temporada el club descendió a la categoría de plata del balompié español, al terminar la campaña en última posición, a 11 puntos de la salvación.

En la temporada del regreso al infierno, Rubió disputó 36 encuentros, el máximo en una temporada en todo su periplo en el club castellano manchego. El nivel mostrado en esa campaña le sirvió para que el Real Valladolid se interesase por el, para cumplir la labor de timonel del equipo. Finalmente el jugador llegó libre al conjunto pucelano y firmó por tres temporadas.

La situación ha cambiado mucho desde entonces. En la actualidad, el riojano se encuentra en plena lucha por hacerse un hueco en el once de Rubi, que está contando poco con él. En medio de esta brega por ocupar un puesto fijo en la medular pucelana, Rubio regresa mañana a la que fue su casa.

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