Todo equipo necesita su faro. La luz que le guíe por la larga travesía que es la Liga, especialmente la Adelante. Una brújula, llámenlo como quieran. Complicado es navegar por aguas borrascosas sin una dirección. El Real Valladolid le tiene. Le tenía, más bien. Álvaro Rubio era el encargado de encauzar el rumbo de la nave albivioleta, que en ocasiones encalló más de lo esperado. Las primaveras pasan, y se notan a las espaldas. El manchego ya no es un grumetillo joven, sino un sabio y experimentado navegante, que ha de descansar más de lo que acostumbra.

La historia de “Rubio no va a aguantar toda la temporada, necesita descansar”, parece haberse hecho realidad tras varios años jugando mucho y bien. Este curso, a pesar de comenzar como titular, ha dejado su puesto a un blanquivioleta más joven: David Timor. El valenciano, que a priori parecía un futbolista de más corte ofensivo que otra cosa, bien diferente al ‘18’, se ha adueñado de su posición, convirtiéndose en el nuevo guía que muestra el camino al Real Valladolid.

Desde su incursión en el once, en la primera eliminatoria de Copa ante el Sporting, tan solo ha salido para descansar en el siguiente envite copero, evidenciando que ya es un ‘titular’. Su equipo, no ha perdido con él partiendo de inicio, y hasta la jornada pasada había encajado muy pocos goles, que podían ser contados con los dedos de una mano. Caprichos del destino, un error suyo en defensa propició el inicio del fin de la racha impoluta de Javi Varas.

Foto: Real Valladolid

Nexo de unión

Álvaro Rubio, en los últimos años en el Real Valladolid, ha ocupado una demarcación entre el ataque y la defensa, un nexo de unión que conectaba ambos apartados, creando y destruyendo juego. A comienzos de temporada, fue André Leao el que ocupó esa posición, desplazando al manchego unos metros más por delante, con mayor libertad y llegada al balcón del área. Con la llegada de Timor, es el luso el que se sitúa ahora por delante, con el valenciano entre defensa y ataque, algo que pocos podrían haber pensado.

De los cuatro centrocampistas puros que tiene el Real Valladolid en la primera plantilla, Timor parecía ser el más ofensivo, merced a su espectacular pegada con la zurda y su buena relación con el gol. Todo lo contrario. Totalmente asentado en el medio centro puro, con menos llegada que su compañero, también se deja ver por el área, aunque en menor medida, teniendo que realizar labores de esas llamadas ‘oscuras’, además de iniciar la salida del cuero. Esto se hizo visible en el Carlos Belmonte. Timor se situó en el ‘5’ que llaman en argentina, mientras que Rubio fue el centrocampista de la pareja que más libertad tuvo. No quiere decir que Rubio o Leao, quien de los dos parta como titular, no ayude en la salida; pero sí que a estos dos jugadores se les ve más cerca de la portería rival que a Timor.

Buen ejemplo de ello es una jugada que puede parecer extravagante para la afición albivioleta. Durante la segunda parte ante el Albacete, en uno de los pocos momentos que el Real Valladolid controló algo más la posesión, Rubio rompió a espaldas de la defensa albaceteña y Timor le asistió en un pase en largo. La acción no entrañó peligro, pero evidenció que el valenciano es el ‘nuevo’ Álvaro Rubio, la nueva piedra angular sobre la que se construye el juego.

Ambos centrocampistas tienen la misma importancia en la salida, pero siempre el más adelantado es el acompañante a Timor, que se ha ganado totalmente el puesto de titular para Rubi, de pieza importante. Todo ello es labor del catalán, que está sabiendo encajar sus diferentes piezas para hacer funcionar mejor la maquinaria. Timor retrasado en la medular, Bergdich de extremo por la derecha, Mojica en la izquierda. Un rompecabezas que poco a poco encaja mejor.