El filial blanquivioleta afronta este fin de semana un partido importante a orillas del Pisuerga contra el Celta B, un conjunto que se encuentra en una tesitura muy parecida al Real Valladolid Promesas en el campeonato doméstico de la categoría de bronce del deporte rey a nivel nacional. El cuadro castellano ocupa actualmente la octava plaza en la clasificación liguera, después de haber sumado cinco victorias, sendas derrotas y cuatro empates en las 14 jornadas que se han disputado hasta la fecha en el Grupo 1 de Segunda División B, lo que le sitúa con un total de 19 puntos.

Por lo que respecta al bando celeste, aparece en el duodécimo lugar de la tabla con un punto menos que los pupilos de Rubén de la Barrera, debido a que ha obtenido cinco triunfos, tres empates y seis encuentros en los que no fue capaz de hacerse con botín alguno. También conviene destacar que los pucelanos han perforado el fondo de las mallas de la portería defendida por sus adversarios 24 veces, mientras que sus cancerberos (Julio y Dani) han recogido el esférico de sus propias redes en 22 ocasiones, algo que deja un registro positivo de +2 a su favor. Los vigueses han marcado 18 dianas y han encajado una veintena de ellas, así que su diferencia de goles en la presente campaña es de -2.

No obstante, el hecho que más llama la atención es la dinámica negativa en la que se han visto inmersos en las últimas semanas ambos conjuntos, lo que ha provocado que el ambiente se tense un poco tanto en la capital de Castilla como en tierras gallegas, pese a que la actuación de los dos filiales está siendo bastante meritoria con el desarrollo del curso futbolístico 2014/2015. El Promesas lleva sin conocer la victoria desde la décima jornada del torneo de la regularidad, un envite en el que se impuso por dos tantos a cero a la Cultural y Deportiva Leonesa en los Anexos al José Zorrilla merced a un doblete materializado por Ángel justo antes de que el trencilla decretara el final de la contienda.

Asimismo, los hombres de Javi López, quien reemplazó a Fredi en el cargo tras la disputa de la décima cita del campeonato doméstico en Segunda B, no han sido capaces de saborear las mieles del triunfo frente a su rival desde el séptimo compromiso liguero, un duelo en el que se impusieron a domicilio a la SD Compostela por la mínima (1-2) en el Multiusos de San Lázaro. Sin ningún atisbo de duda, ya que a las pruebas podemos remitirnos, es que otro de los aspectos en común que comparten celtiñas y albivioletas es la cuestión de que no le dan una buena alegría a sus respectivas aficiones desde que vencieron en sendos derbis regionales.

El Real Valladolid B tan sólo ha podido llevarse a sus arcas tres de los últimos 12 puntos que ha habido en juego, una vez que ha acumulado tres empates de manera consecutiva y una derrota la pasada semana en A Malata contra el Racing de Ferrol en un partido bastante alocado, debido a que se saldó por un tanteador de cuatro goles a tres favorable a los intereses del plantel entrenado por Manolo García. Los castellanos pecaron de inexpertos y tuvieron serios problemas defensivos a lo largo de todo el choque para frenar las arremetidas locales, si bien es cierto que demostraron nuevamente que son uno de los equipos que mejor juega a esto del balompié en la división de bronce del fútbol español.

El Promesas tan sólo ha sumado tres de los últimos 12 puntos que ha habido en juego

Los otros tres encuentros se saldaron con sendos empates ante el CD Guijuelo en territorio charro por un tanto a uno, al mismo tiempo que los dos siguientes se produjeron en la ciudad que vio nacer a Miguel Delibes bajo una enorme expectación contra el Coruxo FC (2-2) y la UD Logroñés (1-1). Aun así, al margen de no haber podido obtener la victoria frente a ninguno de esos tres contendientes, las sensaciones desplegadas por los jugadores pucelanos y las conclusiones extraídas por el cuerpo técnico fueron muy satisfactorias, principalmente porque se trataba de tres contrincantes que aspiraban claramente a pelear por competir durante la próxima temporada en la Liga Adelante.

Más preocupante es la trayectoria que atraviesa desde hace mucho tiempo el Celta de Vigo B, puesto que son ya siete jornadas seguidas las que han transcurrido desde su último triunfo en la competición doméstica en Segunda B. Tres puntos de 21 posibles es un bagaje que asusta e impresiona a partes iguales, por lo que es evidente que se precisa poner una solución cuanto antes de cara a no seguir perdiendo posiciones en la clasificación, algo que iría acompañado del riesgo de adentrarse en las posiciones que condenan directamente al descenso a Tercera División. Los tres empates cosechados en los siete últimos partidos jugados por los celestes fueron frente a la UD Somozas (octava jornada) con el resultado gafas en el electrónico, ante el Burgos CF (duodécima jornada) por un gol a uno y el CD Guijuelo (decimocuarta jornada) por dos tantos a dos.

Esos tres puntos los ha sumado en sendos partidos celebrados en el Estadio Municipal de Barreiro, es decir, delante de su propia parroquia. Sin embargo, el Sporting de Gijón B pudo llevarse los tres puntos de su visita a territorio pontevedrés en la décima parada del calendario por un contundente 0-3, mientras que las otras tres desilusiones se produjeron lejos de la CCAA de Galicia contra el Real Oviedo por cinco goles a uno (novena jornada), el Real Avilés por dos dianas a una (undécima jornada) y la Cultural Leonesa por dos tantos a cero (decimotercera jornada).

Por tanto, se prevé que los filiales de Pucela y Celta se dejen hasta su última bocanada de aire fresco con la intención de revertir la situación en la que han entrado en bucle desde hace varias semanas, sobre todo con la mentalidad enfocada mayoritariamente en no echar por tierra el gran trabajo realizado en el primer tramo de la presente campaña. No será una misión sencilla espantar los fantasmas que se encuentran planeando por la capital de Castilla y por Vigo más de lo estrictamente necesario en los envites más recientes del campeonato liguero, aunque para ello ambos navíos cuentan a su entera disposición con dos tripulantes que sabrán reconducir a la perfección a sus respectivas embarcaciones para que la tempestad vuelva a dar paso a la calma.

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