Se presumía un encuentro igualado, tenso y muy disputado. Y así lo fue desde el pitido inicial. Dos espadas en todo lo alto, que buscaron el gol desde el primer momento. Bergdich no dudó en intentarlo cuando apenas se llevaban unos segundos, bailando sobre la línea de fondo, pero echando el cuero demasiado largo en su autopase. Acto seguido, Rubio perdía el balón en la frontal, habilitando a un Nino que cayó derribado por el propio riojano, en un claro penalti que no señaló el colegiado. Esa fue su primera acción desafortunada, a la que no tardaría en dar continuidad. En el contraataque albivioleta, después de recuperar el cuero, Bergdich fusiló a Santamaría en el área, colando el balón por la escuadra, y viendo cómo el trencilla decidía no dar por válido un tanto que lo único ilegal que tuvo, fue la acción anterior con el mencionado posible penalti.

En tan solo veinte segundos, para uno y para otros, el colegiado erraba en su señalización. Los golpes seguirían, esta vez a favor de Osasuna. Un córner mal despejado por la zaga pucelana sirvió para que Nekounam recibiera dentro del área y se diera la vuelta para disparar ajustado a la cepa del poste y superar a Javi Varas. Apenas se llevaban cinco minutos de encuentro y ya habían pasado más cosas que en otros partidos. Osasuna trató de templar el encuentro, situado en defensa y presionando. El control del cuero era de color blanco y violeta, pero era un control insulso, sin llegadas ni peligro. Sin embargo, al contrario de lo que cualquiera pudiera pensar, el Real Valladolid reaccionó.

Avisó Óscar, en una buena acción colectiva, pero su disparo encontró un defensa y no llegó a puerta. Un aviso que fue el preludio del gol. El conjunto pucelano logró hilar una jugada en la que todos sus jugadores tocaron el cuero, o casi todos, los velocistas de banda no participaron. Jeffren recibió dentro del área y con algo de fortuna asistió a Óscar, quien con un leve toque superó a Santamaría, devolviendo las tablas al electrónico. A partir de ahí llegaron los mejores minutos visitantes, que acumularon llegadas con su característico juego de toque. Por su parte, Osasuna tuvo un par de remates en la cabeza de Merino, sin precisión en el testarazo.

Pudo remontar el Pucela, en sendas acciones de Bergdich y Mojica. El primero, intentó superar al arquero rojillo con una suave vaselina; mientras que el cafetero realizó su mejor jugada con un fuerte centro al área pequeña que no pudo ser rematado ni por Jeffren ni por el propio Bergdich. Perdonó, y lo pagó. Apenas unos minutos después, una acción mal defendida por el Real Valladolid, precedida por una pérdida de Óscar en la frontal, valió para que Roberto Torres centrara y Valiente rematara contra su propia portería, incomodado por Cedrick. Pudo ser peor, si el colegiado no hubiera continuado con su esperpento personal, pues anuló un tanto a Nino por inexistente fuera de juego. El Real Valladolid desconectó en ese momento, había tenido sus mejores minutos del encuentro, y por no finalizar, lo había pagado caro.

Osasuna dominó el final del primer periodo, incluso con ocasiones para ampliar distancia; Nino no tuvo su mejor día de cara a puerta. Los pucelanos volvieron a pecar de un problema que, por mucho que se niegue, no deja de ser cierto: la falta de chispa en tres cuartos y la nulidad de cara a puerta.

Una expulsión que no cambia nada

Con la reanudación, el Real Valladolid vio un ápice de esperanza cuando, el señor colegiado decidió mostrar una rigurosa segunda amarilla a Javi Flaño, al igual que la primera, mandándole prematuramente a los vestuarios. Quedaban 40 minutos, y se le podía hacer muy largo a Osasuna. Rubi movió su equipo, pasando de una defensa con Rubio, a una línea atrás con solo tres jugadores. La acumulación de futbolistas de ataque no ayudó al conjunto pucelano, pues no encontró una vía de ataque en ningún momento.

Osasuna se quedó con 10, pero quien parecía en inferioridad era el Real Valladolid

De hecho, Osasuna pudo sentenciar, gracias a un excelso Sisi, que se vistió de Cafú por banda. El extremo diestro jugó todo el partido de lateral izquierdo, superando tanto en defensa como en ataque a Mojica, que tan solo pudo dejar algún chispazo esporádico. Cedrick tuvo en sus botas el tercero, tras asistencia de Sisi, pero Varas estuvo muy atento. Lo mismo sucedió en una carrera personal del manchego, con idéntico final: Varas despejando y evitando males mayores.

La más clara de los visitantes fue un remate de Óscar, completamente solo en el segundo palo, que se marchó muy desviado. El salmantino pudo haber precisado el remate, sin defensa agobiándole en el área. Con el paso de los minutos, Osasuna se metió más atrás, defendiendo con comodidad, pues los pucelanos perdieron un sin fin de balones en zona de tres cuartos. Tan solo Óscar Díaz probó un disparo, que se fue lamiendo el palo izquierdo de Santamaría.

El acoso final apenas creó peligro y Osasuna terminó celebrando un triunfo necesario, mientras que el Real Valladolid bajó los brazos por una nefasta segunda mitad, en la que la inferioridad numérica pareció en contra de los pucelanos. Unos segundos 45 minutos en los que los rojillos tuvieron el partido donde quisieron, pudiendo sentenciar, sin sufrir. Segunda derrota consecutiva fuera de casa para los albivioletas, y tercera derrota en cuatro encuentros, lo que deja un triste bagaje de tres puntos de doce posibles. Tarea complicada pelear por un ascenso con unos números así.

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