Visita trampa a El Sadar, donde se juntaban dos necesidades diametralmente opuestas, un Osasuna queriendo escapar de los puestos de descenso y un Pucela con intención de no alejarse de la cabeza de la clasificación. Los rojillos acumulaban cinco jornadas sin ganar y sin marcar, pero tras la visita de los castellanos pusieron fin a todos los fantasmas, dejando los tres puntos en su estadio y cerrando esa mala racha en al que se encontraba inmerso el equipo.

Por su parte, el Real Valladolid vuelve a perder lejos del Zorrilla, sumando así su cuarta derrota de la temporada y la segunda consecutiva fuera de casa. En esta ocasión los hombres de Rubi no acusaron la falta de gol, lo que empujó al Pucela al abismo de la derrota fue la escasa creación de oportunidades. Y es que a pesar de comenzar por detrás en el marcador muy pronto, los castellanos consiguieron empatar, pero el dos a uno marcado al filo del descanso sería una losa demasiado pesada para el equipo, aunque disputó los segundos cuarenta y cinco minutos con un hombre más.

Atasco en el centro del campo

Con un hombre más los pupilos de Rubi no fueron quien de imponer su superioridad frente al rival, casi no generó peligro y no obligó a Roberto Santamaría a emplearse a fondo. A toro pasado, la sensación que daba el equipo es la de tener una sobrecarga de jugadores en la medular del campo, haciendo dificilísima la asociación y dejando las bandas abandonadas, la voluntad de Mojica fue la única aportación desde los costados. La acumulación de jugadores, sumado a la mediocre actuación de Álvaro Rubio y la intermitencia de André Leao complicaron aún más el intento de remontada albivioleta

La sala de máquinas estuvo manejada por Álvaro Rubio y André Leao, que no se sintieron cómodos en ningún momento y eso terminó por pasar factura al equipo. Ambos jugadores comenzaron de más a menos y se vieron superados por la pareja Loé-Nekounam, pero en líneas generales ambos centro campistas estuvieron a la altura del resto de sus compañeros: desaparecidos en combate.

Foto: Real Valladolid

Facilidades defensivas

La línea defensiva tampoco se salva de la quema, acostumbrada a ser una zaga muy sólida, en los últimos partidos esta concedienco ocasiones con facilidad y recibiendo goles con asiduidad, lo cual merma notablemente las capacidades del equipo teniendo en cuanta las dificultades para hacer gol que atraviesa el Pucela. La banda izquierda fue un coladero por el que el ex-pucelano, Sisi, campaba a sus anchas. En ningún momento supieron como parar al menudo jugador manchego, sobre todo en la segunda mitad.

No es menos cierto que de no ser anulado el gol de Mojica, jugada previa al uno a cero, el partido podría haber sido totalmente diferente, pero el colegiado invalidó el gol de una manera incompresible. Aunque Osasuna tiene motivos muy serios para quejarse de la actuación de Munuera Montero, que dejó a los locales con diez casi toda la segunda mitad por una rigurosísima expulsión. Javi Flaño tuvo que abandonar el terreno de juego por doble amarilla, ambas bastante discutibles y el conjunto de las dos jugadas se podía haber quedado perfectamente en una única cartulina. Claro queda que el colegiado no tuvo su mejor día y perjudicó notablemente a ambas escuadras, con lo cual el resultado no se puede achacar a la mala actuación arbitral.

Con todo esto el Real Valladolid suma su tercera derrota en cuatro partidos, alejándose de los puestos de ascenso directo y dejando al equipo luchando por las posiciones de play-off. El próximo compromiso liguero será frente al Barcelona B, el domingo a las 17.00h en el Estadio José Zorrilla, desde luego un partido trascendental para que los jugadores dirigidos por Rubi no vean como empiezan a ponerse verdaderamente caros los puestos de ascenso directo.