El cuadro vallisoletano se marcha a las vacaciones navideñas con una sonrisa en su rostro. A pesar de la eliminación copera a manos del Elche el pasado jueves, la segunda parte que cuajó el cuadro de Rubi fue muy buena y ayer, ante el Barça B, se confirmaron los buenos presagios con un partido completísimo del Pucela.

Nada más y nada menos que siete tantos fueron los que el filial blaugrana se llevó del santuario blanquivioleta. Nunca se había dado en la historia reciente del equipo blanquivioleta ese resultado exacto, la última vez que el Real Valladolid hizo siete dianas fue en 1979, es por tanto, el choque del domingo, un partido que pasará a la historia.

Partido para enmarcar

A pesar del experimento de Rubi que volvió a acoplar al equipo en función al rival, el Real Valladolid firmó un gran partido. El técnico del conjunto pucelano planteó de inicio una guerra en el centro del campo alineando a Timor, Álvaro Rubio y André Leao para robar la pelota a los Sergi Samper, Gumbau y Halilovic. El croata, pese a no estar fino en la tarde noche de ayer, demostró la calidad que atesora.

A pesar de que el conjunto de Eusebio Sacristán comenzó mandando sobre el tapete impoluto del Estadio José Zorrilla, los dos tantos en apenas un minuto de Óscar tras un saque de esquina y de Mojica, que culminó una gran jugada colectiva del equipo, fueron un jarro de agua fría para un equipo, como es el filial de F.C Barcelona, tierno y joven, con grandes jugadores pero que necesitan coger poco a poco experiencia para competir de mejor manera.

Antes del descanso, primero Macky en propia puerta tras otra gran jugada por la banda izquierda y de nuevo Óscar, que también confirmó su mejoría en lo que al juego y el físico se refiere en las últimas semanas se refiere pusieron el 4-0 con el que se llegó al descanso.

Tras la reanudación, primero Jeffren, que buscó con insistencia el gol, Mojica que firmó su segundo tanto y otra gran actuación que no pasó desapercibida para la parroquia pucelana que ovacionó de manera notable al colombiano y Bergdich en el 85’, pusieron el definitivo e histórico 7-0 en el luminoso.

Un filial blaugrana peligroso en ataque pero débil en defensa

El Barça B llegaba con el cartel de equipo impredecible, y lo certificó de manera más que notable en el Estadio José Zorrilla. Capaz de vencer hace dos semanas en una de las plazas más complicadas de Segunda como Montilivi al Girona por 0-1 con un auténtico golazo de Halilovic y de caer en casa una semana más tarde ante el Mirandés por 1-3, el conjunto de Eusebio se llevó ayer de la capital castellano-leonesa una dura bofetada que será difícil de olvidar para el filial culé.

Con un equipo joven y tierno, en lo que a la edad se refiere (la media no supera los 21 años), el Barça B demostró que de centro del campo hacia delante tiene calidad con hombres como Samper, Sandro, Halilovic y sobre todo Adama Traoré.

Adama demostró a sus 18 añitos que va para crack. Es increíble contemplar su rapidez a través de la televisión y comprobar como su rapidez se multiplica por tres. En ocasiones, hasta tres jugadores pucelanos tuvieron que tapar al de Hospitalet de Llobregat y a pesar del esfuerzo de los pucelanos el menudo jugador del filial se iba en velocidad entre ambos.

A pesar de la calidad del equipo de Eusebio arriba, abajo demostraron ser muy blanditos. Desde Digné que se vio superado durante todo el partido por Mojica, hasta Grimaldo, el otro lateral y pasando por Macky y Robert Costa. Mucho trabajo tiene el de La Seca para encontrar esa solidez defensiva tan importante para mantener un año más la categoría.

Este es el camino

Tras el mazazo de El Sadar, hace apenas una semana, la verdad es que las cosas han cambiado a orillas del Pisuerga y las sensaciones y el sentimiento de la afición ha cambiado notablemente con el gris pesimismo que existía hace apenas 7 días.

La eliminación de la Copa a manos del Elche, aunque suene extraño, ha sido positiva para el conjunto de Rubi, ya que a pesar de caer ante un equipo como es el de Fran Escribá que parece ser carne de Segunda División esta temporada, el Pucela firmó una gran segunda mitad en lo que al juego y a las ocasiones se refiere, una lástima que ninguna de ellas pudiera ser materializada.

En contraposición con la falta de acierto del jueves, al Real Valladolid le entró todo ante el Barça B. Siete goles como siete soles que sirven para que la afición se enganche de nuevo al equipo y para que el equipo se vaya con una sonrisa al parón navideño antes de afrontar una segunda fase de la competición que será dura y exigente. Y es que no hay nada como los goles para que todo cambie en un abrir de ojos porque en el fútbol, goles son amores.

Fotografías: www.lfp.es

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Sobre el autor
Alvar Salvador
Licenciado en Periodismo por la Universidad de Valladolid. Colaborador en Es Radio Valladolid.