Ya ha concluido el mercado invernal de fichajes, en el que los equipos de Primera y Segunda pueden reforzar sus vestuarios en busca de conseguir unos objetivos que se antojarían más lejanos en caso de mantener intacta la plantilla. A su vez, aquellos jugadores que aportan poco pueden salir, ya que solo los mejores tienen cabida dentro de un plantel que tiene unas determinadas aspiraciones. Sin embargo, también deben andarse con cuidado, ya que las piezas que más destaquen del puzle podrían atraer a peces más grandes, acaudalados y potentes, de modo que el mercado es un recurso de doble filo para un equipo como el Real Valladolid, que ya hace algo más de un año vio cómo su referente, Javi Guerra, casi cae en las redes del Cardiff británico sin tiempo para buscar un sustituto de garantías. Finalmente, su adiós se produjo a la conclusión de su contrato, ese 30 de junio.

Solo los mejores caben en los equipos

El pasado 8 de abril la entidad castellana dio a conocer una llegada que no fortalecería ni la portería, defensa, centro del campo o ataque. Tampoco el banquillo, sino que el área a mejorar sería la dirección deportiva. Braulio Vázquez apareció en Pucela sin presentarse sobre el césped, dar toques al esférico o posar sonriente con su nueva camisola. Su cometido inmediato fue en los despachos, esa labor de teléfono, contacto, supervisión de jugadores y sondeo en plantillas ajenas en pos de futbolistas buenos, bonitos y baratos para que Carlos Suárez, su jefe, contara con el mejor equipo posible en su empeño por ascender.

La premisa básica era que las llegadas fuesen baratas, ya que los fondos de Zorrilla no permiten muchas alegrías. De hecho, sobre el club se cierne una amenaza de desaparición en caso de que no se alcance la Liga BBVA en uno o dos años. Buen reto para Vázquez, que pasó de componer el vestuario de un equipo puntero como el Valencia a devanarse los sesos para crear un grupo competitivo en la categoría de plata. Desde junio su labor ha sido encomiable, trayendo a la capital de Castilla a muy buenos jugadores, pero su principal hecho a reconocer es el éxito y eficacia mostradas en este recién cerrado mercado de invierno, de balance positivo para los intereses pucelanos.

Rendimiento de los últimos fichajes invernales hasta final de temporada

Temporada Partidos Minutos Goles
Daniel Larsson 2012/2013 18 1.361 0
Valdet Rama 2012/2013 5 136 0
Jeffren Suárez 2013/2014 11 478 0
Stefan Mitrovic 2013/2014 16 1.490 0
Raúl Fernández 2014/2015 0 0 0
Jonathan Pereira 2014/2015 4 254 3
Tulio de Melo 2014/2015 0 0 0
Hernán Pérez 2014/2015 0 0 0

Las incorporaciones de Jonathan Pereira y Hernán Pérez, con recorrido en Primera y un currículo generoso de calidad, así como el fichaje de Raúl Fernández como competidor de Varas y Tulio de Melo para hacer de la delantera un polvorín harán que Rubi tenga que pensar detenidamente antes de cada jornada. Su once tiene ya alternativas y variables, algo que carecía en estas primeras semanas de curso.

Rubi tiene ya recursos para sus alineaciones

Las siempre odiosas comparaciones se hacen insultantes si se compara con actuaciones previas del Valladolid en el mes de enero. En los últimos años eran Alberto Marcos y Juan Carlos Rodríguez los responsables de la parcela deportiva, dos hombres con un indudable amor y dedicación hacia su club, pero cuyos conocimientos específicos en la materia, así como sus contactos y relaciones con otros equipos, han sido retratados como inferiores a los de Braulio y su gestión.

2013/2014

Los fichajes que reforzaron la plantilla tras los treintaiún días que se conceden en el plazo invernal no sirvieron para que el Pucela alzara el vuelo y lograra la permanencia. Juan Ignacio Martínez contó con las altas de Stefan Mitrovic y Jeffren Suárez, de los cuales solo el venezolano sigue en liza a día de hoy. El defensa serbio tuvo una participación irregular que terminó en forma de gol en propia que certificó el adiós definitivo a Primera. El ex del FC Barcelona llegó a Zorrilla como jugador que podría marcar la diferencia, pero las lesiones no dejaron que exhibiera el potencial que se esperaba de él.

En cuanto a las incorporaciones que llegaron en el mercado estival, hombres como Heinz Veloz, Gilberto García o Humberto Osorio dejaron muy en entredicho la gestión de Marcos y Juan Carlos, que vieron frustrados sus empeños de configurar una plantilla competitiva a pesar de sus aciertos en campañas anteriores. Mariño, titular una parte de la campaña, hizo un buen trabajo bajo palos, pero este Valladolid necesitaba mucho más que un portero. Fausto Rossi y Bergdich fueron los únicos jugadores de campo que tuvieron cierta continuidad e hicieron actuaciones aceptables, aunque su juventud y falta de experiencia no dotaron a su equipo de las hechuras y mimbres que son necesarios para una permanencia.

El devenir de los acontecimientos hizo presagiar que los albivioleta tendrían que sufrir mucho para conservar plaza la Liga BBVA. Por desgracia para los aficionados pucelanos, el principal argumento al que agarrar su esperanza era que -quizá- en Primera había peores plantillas que la suya. Cuando una afición esgrime esa baza es que algo va mal, muy mal en el césped, pues jamás las cábalas han dado éxito a ningún club. Finalmente, el balompié dictó sentencia y pateó a los castellanos lejos de la élite del deporte rey. El buen trabajo ejecutado por Djukic, que salvó al Real Valladolid sin apuros y una idea de juego, se enlodó de la peor manera posible.

Finalmente, el Pucela fue de los tres peores de la Liga

Por esta razón, a día de hoy los vallisoletanos afirman sin miramientos que en Segunda cuentan con mejor plantilla que en la temporada anterior. Buena señal para Braulio, mala para Marcos, que no pudo repetir el buen trabajo practicado en el verano anterior, en el que tras el ascenso con el serbio al mando elaboró un vestuario sólido y equilibrado, capaz de salvarse cómodamente y con un fútbol definido. Casualmente -o no- la gestión de esa temporada se caracterizó por la adquisición de hombres extranjeros, con buen hacer en sus naciones de origen pero sin conocimiento del fútbol español, de modo que la adaptación brilló por la ausencia y estos nombres no consiguieron que los castellanos fueran un verdadero conjunto.

2012/2013

Otro gallo cantaba en las granjas vallisoletanas un verano antes. La urbe de Delibes presumía de su flamante ascenso y encaraba la aventura de Primera con ganas e ilusión, una ilusión que se fue incrementando a medida que los de Miroslav se llevaban puntos al zurrón. Los refuerzos veraniegos de cara a la élite fueron nombres tan apreciados como Ebert, Rukavina u Omar, que fueron los estandartes que reforzaron los cimientos de once de Segunda y le dotaron del empaque suficiente para marcar la diferencia con los puestos de descenso.

El lateral serbio lo jugó casi todo, 37 choques en los que no paró de correr, atacar y defender. 3314 minutos en los que se entendió fenomenalmente con Patrick Ebert, un teutón con un guante en su pie derecho que trajo consigo seis importantes goles. Los consejos de Iñaki Bea, exjugador de los blanquivioleta y excompañero del director deportivo, actualmente especialista en fichajes y representación de futbolistas en centroeuropa sirvieron para hacer llegar a Pucela a esos dos jugadores, pilares para Djukic. Su rendimiento fue inesperado para bien, llegando alabanzas para los despachos.

Otros miembros de esa plantilla que recibieron la llamada de Alberto Marcos fueron piezas como Lluís Sastre o Sereno, que daban la talla cuando los titulares no estaban disponibles. Daniel Larsson y Valdet Rama fueron los elegidos en el plazo invernal, procedentes de las ignotas ligas nórdicas, para dar más profundidad al vestuario de Zorrilla, dos secundarios que supieron mantener el nivel de juego cuando saltaban al campo, especialmente el sueco, que jugó volcado a la derecha a pesar de ser delantero a causa de las lesiones que lastraban a Ebert. A pesar de no ver puerta, Daniel jugó 17 partidos en los que otorgó trabajo y esfuerzo en la banda.

2011/2012

Este curso, en el que se fraguó el ascenso otrora frustrado en el fatídico playoff de Elche, fue el primero en el que Marcos se hizo con la batuta de la dirección deportiva del Real Valladolid, a instancias de Carlos Suárez. A pesar de que tres años después no consiguiese tejer una plantilla de garantías para Juan Ignacio Martínez, aquella pretemporada fue fructífera en lo que se refiere a incorporaciones, que junto a los mimbres del plantel que se quedó a las puertas de Primera, trajeron consigo los laureles de Primera junto a Deportivo de la Coruña y Celta de Vigo.

En aquel entonces se ficharon jugadores como Jaime Jiménez, guardián de la meta pucelana hasta el pasado 30 de junio, o Víctor Pérez, Balenziaga o Alberto Bueno, que con la casaca albivioleta fueron pronto favoritos para el preparador serbio y emblemas reconocibles de ese Pucela. El desembolso para traer a estos jugadores también fue mínimo, ya que las deudas que acechan Zorrilla llevan ya varios años haciendo que todas las áreas de la entidad traten de minimizar cualquier gasto.

En 2011/2012 Marcos hizo un buen papel

Este buen trabajo fue un factor que ayudó a alcanzar el ascenso y darle crédito a la labor de Alberto Marcos como director deportivo de la entidad castellana, un crédito que llegó hasta junio de 2013. Fue entonces cuando comenzó un calvario para sus intereses, ya que sus apuestas no fueron acertadas, 'Alcatraz', Heinz y compañía fueron comparsas y no soluciones para un equipo desgastado por bajas como Balenziaga o Sereno, que no fueron convenientemente suplidas, dejando al Valladolid con graves carencias cuyo resultado ya se conoce. La chapuza de Heinz, cuyo nivel estaba a años luz del que exige Primera, recordó al patinazo de William Ferreira, efectuado el invierno previo. Este delantero sudamericano llegó a Zorrilla y estuvo entrenando varios días, pero su ficha no alcanzó a tiempo las oficinas de la FIFA, así que el entonces técnico, Abel Resino, no pudo añadir a su plantilla a este atacante

La era Braulio

En abril el gallego dio su palabra a Suárez, poniéndose manos a la agenda en busca de ir sondeando el panorama, para ponerse ya de lleno el primer día de julio. De su mano han llegado a Pucela hombres importantes como Javi Varas, Chica, André Leao, Roger, Mojica o Timor. Nombres como Samuel, Chus Herrero, Óscar Díaz o Alfaro, más secunarios en los esquemas de Rubi, también firmaron bajo su tutela. Esta labor ha quedado completada este invierno con los refuerzos de Jonathan Pereira -que ya suma tres goles y dos asistencias con la elástica blanca y violeta-, Raúl Fernández o dos hombres con minutos incluso en Champions League como Tulio de Melo o Hernán Pérez, llamados a dar ese salto de calidad que podría aupar al club fundado en 1928 a los anhelados puestos de ascenso directo.

Las prisas de última hora han quedado en el olvido

Braulio Vázquez ha conseguido elaborar una plantilla competitiva y compensada en todos los puestos, y lo ha hecho sin uno de los rasgos de identidad vallisoletanos: la última hora.

Los mentideros de Zorrilla bromean con la ausencia de rumores de fichajes de ultimísimo segundo -disparates incluidos- en este mercado de enero, ya que casi tan pronto como se abrió el plazo recaló Viera y, aunque De Melo y Pérez estamparon su firma en las últimas fechas del plazo, el propio director deportivo señaló en varias ocasiones que estaban rastreando el mercado y habían subrayado nombres en la agenda, de modo que con el deshoje de la margarita sería alguno de ellos los elegidos para aportar en esta segunda vuelta.

Tulio, Jonathan, Raúl y Hernán han protagonizado este periodo de bajas y altas bajo la estampa común del sello Braulio: bueno, bonito y barato. Jugadores contrastados, con partidos a sus espaldas y reforzando las posiciones en las que el Valladolid exhibía ciertas carencias. Serán ellos quienes determinen si, de verdad, la labor de Braulio Vázquez ha sido buena.

Imágenes: Real Valladolid | As | El día de Valladolid.

Tabla: elaboración propia