Día de reflexión. Mal encuentro del Real Valladolid en todos los aspectos, pero en nivel de intensidad como principal defecto. Los de Rubi no dieron la cara, y en defensa concedieron un sin fin de ocasiones, especialmente en la segunda parte, la peor de la temporada sin lugar a dudas. Tampoco fue positivo el primer tiempo, pues apenas llegaron a portería contraria. No empezó bien el Real Valladolid, pues las acometidas locales apenas tardaron en llegar. Desde el primer minuto, el Real Betis quiso ponerse el traje de gala y salir a por el partido con todo, con la más alta intensidad que anulara a su rival y le impidiera jugar. Así pues, los verdiblancos dominaron el centro del campo, a pesar de que el Pucela contaba con tres hombres en esta demarcación. Los de Mel ganaban todos los rechaces, todos los balones por alto y tuvieron un par de saques de esquina para empezar a meter miedo.

No fue desde la esquina, y sí en un lanzamiento de falta, cuando la grada del Villamarín, totalmente repleta, gritó la primera ocasión de peligro de su equipo. Jordi Figueras, uno de los hombres que ha estado en el ojo del huracán las últimas semanas, no pudo rematar bien un medido centro de Pacheco. A pesar del dominio rival, el Real Valladolid aguantaba bien en defensa, expectante para salir a la contra con sus dos hombres más veloces. Pero Pereira y Hernán, sin balón, recorrieron muchos metros y trabajaron, olvidándose de eso que mejor hacen, asociarse entre ellos y buscar a Óscar.

El Real Betis dominó; el Real Valladolid esperó en defensa

Precisamente, cuando estos tres hombres aparecieron, el Real Valladolid mostró la primera sensación de peligro. Una diagonal del guaraní que no llegó a buen puerto, pero dejo ver cómo el conjunto albivioleta podría optar también al gol, a pesar de no tener el control del balón. La intensidad marcó esta primera parte, se protestaba todo, se sucedieron las caídas, incluso dentro del área. Jorge Molina, de los más participativos, protestó un sin fin de acciones, no fue ni advertido por el colegiado. La tónica continuó siendo la misma, aunque con el paso de los minutos, como es normal, el Real Betis bajó un poco el nivel de intensidad. El Valladolid agazapado en defensa, aunque presionando, para salir a la contra; y el Betis dominando y teniendo a su favor muchos saques de esquina.

Rubén Castro fue el primero en chutar entre los tres palos, sin peligro para un Varas muy atento. Acto seguido, respondió Pereira, con un remate que se estrelló con la red exterior de la portería de Adán. La igualdad era patente, cada uno con sus armas. En esta mañana de domingo, el Real Valladolid buscó más los envíos largos a la espalda de los defensas, debido a que no tuvo tanto control de balón como hubiera deseado. Pero, en una acción combinativa, Óscar tuvo una clara opción de rematar en el área, siendo tapado muy bien por los defensas locales. Pereira, que había recibido raso de Peña en el interior del área, le asistió a las mil maravillas. Los tres de arriba del conjunto pucelano podían dar un susto en cualquier momento.

Pero el que hincó el diente en el pastel del gol fue el Betis. Tras un acercamiento peligroso por despiste de la defensa pucelana, en el que Jorge Molina estuvo cerca de rematar en el primer palo en un saque de banda, llegó la desconexión total de la zaga visitante. Un balón largo, que recibió Rubén Castro y puso a Jorge Molina en la frontal, para que este con un sutil disparo superara a Varas por alto. El delantero verdiblanco, que vive un momento dulce tras el regreso de Pepe Mel, superó a las mil maravillas al arquero sevillano con un golpeo con el interior que cogió mucha parábola. El Real Betis conseguía así hacer efectivo su dominio en el juego, y pudo aumentarlo si Molina, en vez de protestar un inexistente penalti de Peña, llega a rematar con más fuerza un balón que controló en el área. Los verdiblancos se marcharon al descanso con una justa ventaja, pues superaron en intensidad a su rival. Además, cada balón dividido, jugado por alto y reñido en el centro del campo, caída hacia su lado. El Real Valladolid, por su parte, apenas pudo conectar un par de jugadas, y se limitó a sostenerse en defensa.

Estocada de Rubén

A la vuelta de los vestuarios, el Real Valladolid intentó salir a mandar, llevar el control de la posesión e ir a por la igualada. Si bien, el Real Betis no bajó el pistón, y aunque los visitantes ganaron en posesión, no lo hicieron en peligro. A pesar de ello, Hernán Pérez tuvo una clara ocasión, tras pérdida de la defesa local. El paraguayo, algo estorbado por el desmarque de Pereira, se equivocó con un disparo raso desde la frontal y desaprovechó el claro contraataque de su equipo. El Betis estaba donde quería, esperando atrás para salir a la contra. Además, tuvo la fortuna de que N’Diaye, en una patada flagrante a Álvaro Rubio, se marchó sin ver la segunda cartulina amarilla, más que merecida.

No consiguió crear peligro el Real Valladolid, y sí lo hizo su contendiente, que aplió la ventaja al aprovechar una pérdida en defensa de los blanquivioletas. Portillo, con un pase perfecto, asistió a Rubén Castro que tras superar con delicadeza a Varas, celebró su tanto número 100 con la camisola verdiblanca con Pepe Mel. Después de unas semanas de mucho revuelo con su figura, el máximo goleador de Segunda pudo por fin levantar los brazos. Y lo hizo para dar un puntillazo al Real Valladolid, que en su intento de reacción, vio una nueva piedra en el camino. No era la mejor mañana para los de Rubi, que no encontraron su juego en ningún momento.

Los cambios ofensivos del Real Valladolid no solucionaron nada. Fueron entrando Omar, Túlio y Jeffren, pero no era el día de los de Zorrilla, que apenas inquietaron la portería de Adán. Tan solo lo hizo Timor, con un disparo de falta, cuando se cumplía la hora de partido, en el que fue el primer disparo entre los tres palos de los visitantes. Tocaba más el Real Valladolid, pero el que llegaba era el Real Betis. Jorge Molina, tras jugada personal de Ceballos, estrelló el balón en el palo. Después, Fabián desperdiciaba el uno contra uno y Rubén Castro la mandaba alta. Llegada tras llegada de los de Mel, ante un Valladolid que fue bajando los brazos según pasaban los minutos. Para el Real Valladolid, el encuentro finalizó cuando Chica, de forma más que reprochable, vio su segunda amarilla. El exbético llegó tarde, pero no tocó el jugador local.

Desconexión intolerable

Los minutos finales fueron una fiesta en el Villamarín. A la que se unió el colegiado, cuando señaló un penalti sobre Ceballos, cuando André Leao había tocado claramente el balón. No desperdició el regalo Rubén Castro, pues hizo su segundo de la mañana y cerró el encuentro. El Real Valladolid, totalmente fuera del partido, estaba a verlas venir. Y así fue como, justo un minuto después, Rubén Castro maquilló su hattrick personal, al aprovechar un error flagrante de la defensa pucelana para rematar sin oposición en el área pequeña. Tercer gol del delantero en una segunda parte intolerable del Real Valladolid, que no dio la cara ni el nivel que se requiere para optar, que ya no conseguir, el ascenso directo.

Al final, el duelo estelar de la jornada deja al Real Betis como líder provisional, y al Real Valladolid muy tocado, demasiado, al encajar cuatro goles por primera vez en la temporada y dejar una imagen muy lastimosa en la segunda parte. Todo lo tuvo en contra, el juego, el colegiado y la intensidad. Mal encuentro de los de Rubi, que tras dar un puñetazo encima de la mesa la jornada pasada, reciben cuatro mandobles en el rostro de los que deben recuperarse lo antes posible, pues la Liga Adelante continúa y todos están en un pañuelo. Sin embargo, la sensación de vértigo al liderato es ya oficial en el conjunto pucelano.

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