El Pucela dejó pasar una oportunidad de oro para colocarse líder de la Liga Adelante tras ver como todos sus rivales directos habían pinchado esta jornada, pero los vallisoletanos no quisieron ser menos y tras una primera parte horrorosa se dejaron los tres puntos en Ponferrada.

Lo que mal empieza, mal acaba y el Real Valladolid no pudo comenzar peor su encuentro en El Toralín, una alineación novedosa con un trivote en el que Sastre era la gran novedad. La batalla propuesta por Rubi en el medio campo no pudo salir peor, la Ponferradina mandó a su antojo en la parcela ancha durante la primera mitad, dejando al Pucela sin ideas y confirmando que el primer gol del partido se lo había metido Rubi a su propio equipo a la hora elegir el once. El falso nueve propuesto por e entrenador catalán tampoco funcionó en ningún momento, ya que Óscar no encontró su lugar en el campo en ningún momento, lo cual terminó por forzar su salida del campo en beneficio de Jonathan Pereira.

45 minutos desperdiciados

La primera parte fue una auténtica película de terror para los vallisoletanos, que se pudieron dar por contentos con terminar uno a cero. El medio campo no sostenía a los jugadores de la Ponferradina, dejando una autopista a Pablo Infante, Acorán, Sobrino… Los que más notaron esa superioridad fueron Marc Valiente y Rueda, que se vieron obligados a cortar las contras de los locales a base de faltas, de tal manera que ambos centrales se fueron al descanso con tarjeta amarilla.

El bagaje ofensivo del Pucela en los primeros cuarenta y cinco minutos fue prácticamente inexistente, todo se redujo a un par de balones colgados a balón parado y nada más. En los últimos diez minutos los blanquivioletas consiguieron hacerse con el peso del partido, algo que no era excesivamente complicado ya que durante todo el tramo anterior del choque no habían tenido la pelota en ningún momento.

El primer acto no hizo más que evidenciar dos cosas: el fallo de Rubi a la hora de plantear el encuentro y los grandísimos problemas que el Pucela tiene para sacar adelante los partidos lejos del Zorrilla.

Foto: Real Valladolid

Lavado de imagen

Los segundos cuarenta y cinco minutos dejaron mejores sensaciones, mejoría que vino motivada por el cambio de esquema, pasando de 4-3-3 con Óscar de falso nueve a un 4-4-2 en el que Sastre abandonó el terreno de juego para que Túlio de Melo se colocase en la punta. A pesar del cambio de esquema el Pucela tardó mucho en carburar, demasiado y cuando quiso hacerlo ya perdía por dos a cero. El segundo llegó desde los once metros, en un error de Peña, que estuvo mucho menos listo que Pablo Infante y terminó por hacerle penalti. Con dos a cero la Ponferradina se refugió en las contras, contras que hicieron mucho daño al Pucela y que estuvieron muy cerca de costarle un nuevo gol a los blanquivioletas.

La entrada de Pereira por un desaparecido Óscar le vino bien a su equipo, que comenzó a a buscar la portería de Kepa con más ahínco. El premio del gol no llegó a pesar de disponer de claras ocasiones para hacerlo, aunque también hay que tener en cuenta que la Ponferradina se dedicó a salir a la contra, cediendo el cuero a los vallisoletanos. Cuando el Pucela se hizo con el control del balón el dos a cero era una losa muy pesada de levantar y más después de haber regalado cuarenta y cinco minutos. En el tramo final Rubi dio entrada a Omar por Mojica, que en el día de su vuelta pasó con más pena que gloria por El Toralín, ya que no hizo nada reseñable y siguió la línea de sus compañeros. El más destacado fue Hernán Pérez, que no paró de intentarlo por la banda derecha y cuajó una actuación más que notable.

Con todo esto el Pucela cerró su asalto al liderato de una manera catastrófica, que pudo ser peor si el colegiado no le perdona la expulsión a Marc Valiente. El partido en El Toralín dejó claro que el Real Valladolid sufre en demasía fuera de casa, suma tres derrotas seguidas a domicilio y lo más preocupante es que las sensaciones mostradas en esos tres partidos son bastante malas.

Lo mejor de todo es que los rivales directos de los vallisoletanos no se han distanciado, pero han dejado pasar una oportunidad de oro para colocarse líderes en solitario. El próximo choque en el Estadio José Zorrilla ante el Albacete será fundamental, para reencontrarse con la victoria y recuperar sensaciones perdidas.