En la alegoría moral que vive el Real Valladolid esta temporada, los dos extremos, el bien, cuando el equipo juega en su santuario blanquivioleta y el mal, cuando tiene que actuar fuera de casa, conviven en una temporada que va a ser larga, tediosa y complicada para conseguir el tan ansiado ascenso. El yin y el yang en el que se encuentra sumido el conjunto pucelano, no hay más que mirar al partido del pasado sábado en Ponferrada, es peligroso a la vez que perjudicial para un equipo que sabe que el ascenso esta temporada pasa por pescar peces de tres en tres lejos de la capital castellano-leonesa.

Sin embargo, lo que sí está claro, por números y estadísticas, esas que están para romperse pero que son un fiel reflejo de la actualidad del club, es que el Pucela rinde en su casa, siendo el mejor equipo de la categoría de plata del fútbol español, con 33 puntos, uno más que Sporting de Gijón que acumula 32 de sus 56 puntos en El Molinón, mismos guarismos que el líder actual de Segunda, el Real Betis, en el Benito Villamarín.

El mejor equipo en casa

Una pesadilla fuera de casa, pero un primor en el Estadio José Zorrilla. Los de Joan Francesc Ferrer “Rubi” poseen el honor de ser el mejor conjunto de la categoría en su feudo, acumulando 33 puntos, repartidos en 10 victorias, tres empates y una derrota en un total de 14 partidos.

El Real Valladolid acumula 33 de 42 puntos en Zorrilla, 78% de efectividad

33 de 42 puntos o lo que es lo mismo, un 78 de efectividad en el santuario blanquivioleta. Los vallisoletanos solo han perdido en la capital del Pisuerga en una ocasión esta temporada y ha llovido desde entonces. Fue el pasado domingo, 23 de noviembre, ante el que es, actualmente, el cuarto clasificado de esta Liga Adelante, la Unión Deportiva Las Palmas, que se llevó los tres puntos, remontando el partido y dejando tocada la moral pucelana en un mes complicado y con derrotas dolorosas como esta, o en Butarque, ante un Leganés que se ubicaba por aquel entonces en la parte baja de la clasificación.

El Pucela es el mejor en esta faceta, superando a Sporting de Gijón y Real Betis, que suman 32 puntos en El Molinón y el Benito Villamarín respectivamente y a la Ponferradina, que curiosamente es el cuarto mejor equipo en su estadio, El Toralín, de ingrato recuerdo ya para la parroquia vallisoletana y sobre todo para los hinchas que ataviados con la camisola blanca y violeta se desplazaron hasta tierras bercianas el pasado fin de semana.

Ocho partidos sin encajar en Zorrilla

Se dice bien y pronto, pero el conjunto que preside Carlos Suárez acumula nada más y nada menos que ocho partidos sin encajar un solo tanto en el José Zorrilla. Numancia, Sporting de Gijón, Alcorcón, Lugo, Alavés, Barça B y Recreativo de Huelva no solo se han marchado de Valladolid con el zurrón de puntos vacío, sino que han sido incapaces de hacer un tanto a un Javi Varas que únicamente ha recibido seis en su nueva casa.

Numancia, Sporting de Gijón, Alcorcón, Lugo, Alavés, Barça B y Recreativo de Huelva no han marcado en Zorrilla

Fue el 23 de noviembre, fecha anteriormente remarcada, cuando los de Rubi vieron como un rival les hacía un gol en su Estadio, en concreto dos, con ese Real Valladolid 1-2 Las Palmas, tantos de Momo y Vicente Gómez. Desde entonces, cuatro meses después, nadie ha logrado alojar el esférico en el fondo de las mallas blancas y violetas. La mejor versión, desaparecida el pasado curso futbolístico, de Marc Valiente y Jesús Rueda, la mejor pareja de centrales los últimos años del cuadro pucelano, tiene gran parte de culpa de conseguir que este equipo sea el menos goleado en su feudo y el segundo en cómputos globales solo superado por el Sporting de Gijón (24 los gijoneses por 26 de los pucelanos).

Siete auténticas finales

Comenzando por el partido del próximo sábado a partir de las 18.00 horas ante el Albacete Balompié, al Real Valladolid le restan, antes de la conclusión de esta apretada Liga Adelante, siete finales en Zorrilla donde, según palabras del propio técnico, el equipo se va a asegurar el playoff más que el ascenso directo.

Los manchegos, llegan a Zorrilla acumulando seis partidos consecutivos sin conocer la derrota, a pesar de la delicada situación económica por la que atraviesan, y no pondrán las cosas fáciles a un equipo que quiere desquitarse de la derrota en Ponferrada. Al Pucela, le restan, contando este enfrentamiento ante los chicos de Luis César Sampedro, siete auténticas finales ante: Mirandés, Sabadell, Leganés, Osasuna, Zaragoza y Llagostera, en las que no puede escaparse ni un solo punto para que se consume el objetivo inicial del ascenso directo a la máxima categoría del fútbol español.

La finalización de la maldición

Con esta trayectoria tan sumamente buena en el Estadio José Zorrilla, los pucelanos han de hacer autocrítica y buscar los problemas que están llevando al club a no dar la talla en encuentros disputados lejos de tierras vallisoletanas, el más reciente ante la Ponfe, sin olvidar el 4-0 en el Benito Villamarín, o el 2-0 ante la Unión Deportiva Llagostera. El objetivo del ascenso pasa por conseguir todos y cada uno de los puntos que se van a disputar en el santuario blanco y violeta demostrando la solvencia y el temple que hasta hora han mostrado los chicos de un Joan Francesc Ferrer Rubi.

Para ello hay, también, que lavarse la cara, desperezarse en los desplazamientos y empezar a sumar de tres en tres, en plazas, eso sí, complicadas como Montilivi, o el Gran Canaria ante rivales que también están en la pomada como Girona y Las Palmas. La maldición del visitante ha de finalizar, para que confiando en el candado de Zorrilla, a principios de junio la gente vuelva a festejar, con las bufandas al viento que el Pucela es, otra vez, equipo de Primera.

Fotografías: Real Valladolid