En el ‘conoce mejor a’ de esta semana, Álvaro Rubio ha sido el elegido por el club pucelano para responder a la entrevista más personal, con menos tintes de actualidad, en la esfera blanca y violeta. Un Rubio que lleva ya años en el Real Valladolid, tras una amplia carrera que comenzó con un éxito, aunque con sabor amargo, el Mundial de 1999 sub-20: “Me dio mucha rabia tener que volverme por la lesión. Siempre he dado las gracias de poder ir con esa selección. El tiempo que estuve allí lo disfrute mucho, fue una experiencia bonita pero con sabor amargo. Ganamos el mundial pero yo ya estaba en casa”.

Otro de sus muchos éxitos han sido dos ascensos, aunque aspira a que se conviertan en tres este mismo año: “Mucha alegría, es la culminación de un trabajo muy largo y duro durante todo un año, tiene su recompensa. No hay nada más bonito que eso, mirar atrás y ver todo lo que has trabajado para estar ahí. Eso es lo perfecto. Ver la Plaza Mayor es una pasada, no te esperas que la gente responda así. Agradezco a la gente que apoya al Real Valladolid y que en esos momentos va a la plaza, está hasta arriba. Es mucha satisfacción por lo que has conseguido y la alegría que provocas en la gente”.

"Sentirte respaldado por tus compañeros, para mi es lo más importante"

Sobre su estilo de juego, indicó que siempre tiene en mente ayudar al compañero, antes que el lucimiento personal: “Prefiero evitar que marque el rival a marcar yo, me gusta más, igual es porque no meto muchos goles. Me satisface más ayudar en una jugada así a un compañero que marcar. Me gusta jugar el balón, sin pegar pelotazos. Tener la posesión, llegar mediante jugadas, defender bien y que el equipo esté junto”.

Me quedo con jilguero, me lo puso Alberto Marcos cuando llegué. Siempre me han llamado así. Luego los demás son cosas que salen. Desde el primer día siempre me llamó así, es de los pocos que me lo siguen llamando”, comentó sobre su apodo predilecto, el original antes que otros como ‘Metrónomo’ o ‘Arquitecto’. Pieza vital en el vestuario, nunca ha tenido ningún problema con sus compañeros, quienes le tiene en alta estima cada temporada que porta la elástica blanquivioleta: “Estoy muy orgulloso de eso, es lo que todo jugador quiere. Sentirte respaldado por tus compañeros, para mi es lo más importante, antes de gustar al público. Yo quiero estar bien dentro de mi trabajo, en el vestuario en el que estoy”.

Su familia en el fútbol

¿Qué es ser del Pucela? Pregunta profunda para un jugador que siente los colores como propios: “Para mí es como una familia, venir todos los días con ilusión de trabajar aquí. Igual en otros sitios no la he tenido, quizá por el tiempo que llevo o porque ya se está acabando y quiero aprovecharlo todo. Me levanto con ganas todos los días”. También recordó a varios compañeros, ilustres del pasado reciente del Real Valladolid: “Me quedo con unos cuantos, no son muchos porque conoces a muchos compañeros. Me quedo con Alberto Marcos, tengo muy buena relación. Joseba Llorente, Iñaki Bea, gente con la que he tenido mucha relación”.

Antes era más despistado, he tenido despistes bastante gordos. Ahora ya menos”, bromeó el riojano, que admite que a veces pierde la mente lejos de su cuerpo. Y, aunque no lo parezca, Rubio es un ‘comilón’: “Como mucho, pero como bien. Será mi constitución estar delgado. Mi mujer dice que como mucha cantidad, soy el primero en empezar en la mesa y el último en acabar. Pero estoy todo el día haciendo deporte”.

En cuanto al futuro próximo del capitán pucelano, Rubio comentó que no tiene nada en mente, solo el balón: “Me encuentro bien, de momento no pienso en dejar el fútbol. Soy consciente de que tengo que ir año a año, pero estoy disfrutando mucho. No pienso en nada más. Ayudar al equipo es todo, juego para mis compañeros, no entiendo el fútbol de otra manera. Quizá es porque no soy un jugador resolutivo, simplemente quiero ayudarles para que estén a gusto”.

Valladolid, su casa

Sin embargo, sí tiene claro que Valladolid es su hogar para mucho tiempo: “Una vez me retire me quedaré aquí lo más seguro, me gusta Valladolid y mi familia está a gusto. Nos sentimos muy bien. Todavía no he decidido qué voy a hacer, no lo he pensado aún”. Ese es su presente, pero su pasado también merece mención, en especial uno de los entrenadores que más le marcaron en su formación: “Intento mirar siempre atrás, cuando empecé a jugar al fútbol. En Zaragoza un entrenador me marcó mucho, se llama Carlos Rojo. Estuve tres años con él, me enseñó muchas cosas, disciplina y sobre todo educación, muchas veces en el fútbol falta. Tengo muy buen recuerdo de eso. Es el que más me ha marcado”.

"Mi hija pequeña nació en Valladolid mientras estábamos jugando en Vitoria"

Otro de sus mejores recuerdos, aunque algo curioso, es el nacimiento de su segunda hija, puesto que sucedió durante un partido: “Mi hija pequeña nació en Valladolid mientras estábamos jugando en Vitoria. No recuerdo si habíamos ascendido ya, en la época de Mendi. Antes del partido llamaron al doctor y le dijeron que mi mujer estaba de parto, a ver si podía ir. Mendi dijo que no, que tenía que jugar el partido y que nadie me dijera nada. Jugamos el partido y ganamos. Al acabar, el doctor me dijo que mi mujer estaba de parto y que podía ir. Al salir del estadio ya había nacido”. Por ello, un ascenso en Vitoria tendría un mayor toque especial: “Me encantaría, si no es en Vitoria, en cualquier otro lado. La verdad es que, desde esa vez, no he vuelto a jugar en se estadio. Sé que el día que vaya me acordaré de ello, me haría ilusión”.

Para terminar, explicó su pequeña ‘broma’ de pretemporada: “Lo hago muchas veces, lo he hecho varios años. Es una tontería, por amenizar las pretemporadas. Siempre hay alguien nuevo y hago como que no se me tirar de cabeza, a ver si me enseñan. Los pobres están enseñándomelo y yo dándome panzadas, y luego me tiro bien y les dejo con cara de asombro. Son tonterías”.