El Real Valladolid volvía a su feudo tras perder en tierras bercianas por dos goles. El José Zorrilla dormía la siesta siendo un fortín hasta las 18.00, que, amenazado por el Albacete, levantó sus estiletes. El sol iluminaba un campo en el que solamente Las Palmas logró vencer. Desde tierras manchegas venía un rival en alza, con posibilidades reales de quedarse en la división de plata si es que la economía acompaña. En el bando contrario un Valladolid irregular, que en casa es una bestia insoportable y fuera de ella un lindo minino al que un poco de velocidad le trastoca.

Inicio desesperante

No se alcanzaba el primer minuto cuando el Zorrilla dejó de ser un campo imbatible. Los coros desde las gradas eran audibles, las críticas iban por dentro. La defensa no estuvo atenta y propició el gol de Portu después de que el palo repeliera un primer disparo. Las declaraciones post-partido dirían que fue falta de suerte, simple infortunio.

Omar trotaba por la banda aprovechando su titularidad. Deleitaba al respetable con filigranas de ensueño y conexiones mágicas con Jonathan Pereira, pero no bastaba. Había que tirar del carro y el Albacete iba a presentar sus credenciales. Los laterales se convirtieron en extremos, ayudados por el incombustible interior canario y un descafeinado Jeffren, que volvía también a la titularidad tras un tiempo desaparecido amén al buen hacer de Hernán Pérez, convocado con Paraguay.

Los de Luis César Sampedro llegaban poco, pero cuando lo hacían, lo hacían con mucha virulencia. Keko y compañía ponían la potencia y los centrales pucelanos el miedo. La igualada estaba al caer, aunque el 0-2 tampoco parecía descabellado. El Real Valladolid solo podía parar al Albacete con faltas. Los nervios crecían, a lo que Rubi respondió mandando jugadores a calentar en la banda.

Gol de Portu. (Fuente: LFP).

Omar se apagaba y las opciones ofensivas pucelanas descendían. Óscar estuvo invisible y Jeffren fallón. Jonathan Pereira tampoco anduvo fino. El equipo, pese a mantenerse tercero con oportunidad de ascender sin necesidad de jugar el play-off, parecía un equipo desmotivado, cansado y sin más ideas que correr sin sentido en ataque, caminar en defensa y meter centros sin cesar al delantero más bajito de la categoría.

La segunda parte concluyó con un asedio albaceteño sobre el área defendida por Javi Varas. Ortiz, Paredes y Ramos se hinchaban de balón por la mal defendida banda de Chus Herrero. El Real Valladolid claudicaba al descanso sin dar visos de reacción alguna.

Asimilando una derrota agria

La segunda empezó como la terminó la primera. El 'Alba' se gustaba en campo blanquivioleta y el Valladolid seguía y seguía achicando. Joan Francesc Ferrer preparaba dos cambios: centímetros para el remate con Tulio de Melo, sacrificando a un Jeffren horrible en la tarde de hoy; y el debutante Brian Oliván por Chus Herrero, que como el hispano-venezolano, tuvo un día para el olvido.

El canterano Brian Oliván hizo su debut con el Real Valladolid

Los ánimos se caldeaban porque el reloj corría demasiado rápido. El Real Valladolid perdía con demasiada facilidad el cuero. Los automatismos, si es que alguna vez los hubo, en esta segunda parte se perdieron. Óscar Díaz sería el tercero en salir, éste por Omar Ramos, el que, por sorpresa, estuvo más atento y pillo durante el partido. La afición expresó su entendible queja. La casuística de 'fuera y en casa' pasó a un segundo plano. El encuentro se perdía desde el minuto 1, jugando de mala manera en un fortín no tan inexpugnable.

Omar Ramos fue el mejor de los locales. (Fuente: LFP).

Enfundado en un mandil de cocinero, Keko removía los caldos que a punto estuvieron de generar el 0-2. El ex albivioleta recibía la pelota en la frontal, en un dos para dos que invitaba a soñar con una clara victoria manchega. Jesús Rueda no alcanzó a tapar al de Brunete, que con su pierna diestra lanzaba un misil directo a los tres palos de Javi Varas. Por suerte para los intereses pucelanos, el intento quedó en papel mojado, en lo que hubiera sido la sentencia de muerte y la confirmación de la inestabilidad de un equipo que mira al play-off en vez de a los dos primeros puestos.

Reflexiones de un partido aciago

Óscar buscaba la equidad con un disparo perfecto desde fuera del área. Dorronsoro no falló y la tragedia cárdena se mascaba. El resultado no se alteró en los estertores del encuentro. Con un jugador menos por la expulsión de Paredes, el Valladolid pareció aún más abatido que con 11. Carlos Moreno galopaba por la banda izquierda, haciendo muy posible el segundo de los visitantes. Javi Varas despejó la pelota, pero no las dudas que el Club castellano crea a cada jornada que pasa.

Partido que invita a la reflexión. Segundo sin puntuar, segundo sin marcar, segundo perdido en casa, enésimo perdido contra un rival claramente inferior. 93 minutos por detrás en el marcador, 93 minutos fuera del partido, 93 minutos de un equipo que no representa a una afición que dicen fría, pero que sufre por dentro. Rubi, aquí algo falla.

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Sobre el autor
Pablo Merino García
Un tipo peculiar que escribe sobre fútbol, o lo que le echen. Rock, jazz, blues, buen cine, un escrito apetecible, algo de bourbon y muchos sueños por cumplir. Un clásico, es simple.