Fenómenos paranormales. El Pucela no fue la naranja mecánica en la primera parte del choque de ayer en Zorrilla, pero en ciertas fases de los primeros 45 minutos presionó arriba la salida de balón de los rojillos, recuperó con facilidad y creó peligro en la meta de un Razak que achicaba como podía.

La cara cara del equipo de Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ parecía que iba a imperar en un choque de vital importancia para los locales, a los que solo les valía ganar, o también ganar, o incluso, como diría Luis Aragonés, volver a ganar. Nada más lejos de la realidad, ya que el conjunto pucelano de la segunda entrega de la novela ante el Mirandés fue un simulacro de equipo, apático, con falta de tensión y sumamente cansado físicamente, a punto estuvieron los pucelanos de dejar marchar el tren a primera por la vía directa, esta fue la cara cruz.

Dos partes claramente diferenciadas

Como apuntamos pocas líneas más arriba, la metamorfosis sufrida por los pucelanos de la primera a la segunda parte es digna de analizar hasta por, aprovechando la exposición de Francisco Ibáñez inaugurada hace pocos días y que se puede ver en la sala de las francesas de la capital, el Profesor Bacterio.

En la segunda mitad al Real Valladolid se le vio falto de físico, de garra y de fútbol

El Pucela se marchó al descanso con la sensación de disponer de un partido cerrado con un 2-0 gracias a los dos goles, en apenas un minuto de Roger, que volvió a mojar desde septiembre y tras superar su grave lesión vuelve a ser un jugador de suma importancia para el equipo y de Óscar González, que definió de manera magistral una gran jugada de Hernán Pérez.

El equipo local dominó en esos primeros 45 minutos de encuentro con espacios temporales de buen juego, los que van del 20 al 30 de ese primer acto, pero con una irregularidad a la hora de disfrutar y de tener un buen trato con la pelota constante, que se viene produciendo a lo largo de toda la temporada.

La segunda parte y tras el tempranero gol de Juanjo en otra “caraja más del equipo de Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’, un equipo ramplón como el Mirandés volvió a meter el miedo en el cuerpo a un conjunto, el local, al que se le vio falta de todo. De aire, físicamente hablando, de ideas y garra futbolísticamente hablando.

Tres puntos necesarios

Ya lo decía el técnico de Vilassar de Mar en la rueda de prensa previa a este partido ante los de Carlos Terrazas del pasado jueves: “El equipo solo necesita ganar sea como sea para volver a recuperar sensaciones, anímicamente hablando”. Pues bien, la escuadra que preside Carlos Suárez ganó, sí, pero volvió a dejar, al término de los 90 minutos, muchas dudas.

Porque no es lógico que un equipo que había hecho una primera mitad más que digna, con jugadas de calidad, protagonizadas fundamentalmente por Óscar, Hernán Pérez y Roger, Mojica sigue demostrando que es otro jugador tras recuperarse de la lesión que sufrió ante el Alcorcón y denota una falta de velocidad preocupante, caiga de esta forma en la segunda mitad.

El físico del equipo, comienza a preocupar muy y mucho de cara a afrontar nueve jornadas en las que se va a dirimir el ascenso directo, o el playoff. De llegar a este último, mucho tienen que mejorar los vallisoletanos en lo físico para que no se vuelva a producir lo de ayer. Un bajón tan grande, que a punto estuvo el Mirandés, haciendo lo justito, de llevarse un punto del Estadio José Zorrilla.

Roger, de lo poco destacable

El delantero valenciano, que volvió al once titular después de seis meses, desde que en El Molinón se rompiera el ligamento cruzado, fue el mejor de los suyos, no solo por el gol, que también, tras un gran pase perfecto de Óscar y una gran carrera del nueve del Pucela, sino también por las ganas que puso y la presión que ejerció sobre la defensa rival.

Ni Óscar Díaz, ni Pereira ni Túlio, aportaban lo que aporta Roger

Ni Óscar Díaz, ni Jonathan Pereira, ni Túlio de Melo, jugadores probados por el técnico del Real Valladolid, con calidad contrastada, que no dieron lo que se les pedía en la punta de lanza vallisoletana, y es que lo que se pide es, además de marcar goles, ejercer una presión que incordie y le haga al rival perder balones desde su línea defensiva, para eso Roger es un maestro.

A pesar de no estar aún en el mejor momento físico, debido a su parón de seis meses, al pistolero se le pudo ver ayer con un hambre y unas ganas, de las que de contagiar a todo el equipo, no cabe la menor duda de que el ascenso va a ser más que un sueño, una realidad. Roger ha vuelto y es una bendición para este Real Valladolid.

Mucho que mejorar

A pesar de que se borra la triste trayectoria que el conjunto de la Capital del Pisuerga había acumulado tras perder ante Ponferradina, Albacete y Girona, esta victoria, a pesar de dejar tres puntos importantísimos en la lucha por el ascenso, deja también muchas dudas y una serie de sensaciones agridulces además de una serie de preguntas que tienen, a día de hoy, difícil respuesta. Ni el propio técnico, al final del choque y en rueda de prensa sabía contestar a un periodista que afirmaba que al equipo, en el día de ayer, le había faltado físico y aire en la segunda mitad del encuentro.

El Mirandés, con el simple hecho de correr un poquito más que el Real Valladolid en la segunda parte del partido, puso en problemas, y metió el miedo en el cuerpo a los locales. Toca buscar soluciones y analizar detenidamente lo bajones de este equipo, que por calidad y jugadores debería estar en primera división, pero que vemos como el físico, sumamente importante para afrontar las 42 jornadas de esta larga Liga Adelante, está afectando negativamente.

Fotografías: LFP

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Sobre el autor
Alvar Salvador
Licenciado en Periodismo por la Universidad de Valladolid. Colaborador en Es Radio Valladolid.