Sentir que es un soplo la vida, que 36 años no son nada, que febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra. Porque no, porque 36 años no son nada, si desde los albores de tu vida bailaste el tango más grácil. Que no Álvaro, que ese no fue Cambalache, que no te lo hagan creer. Mientras ellos no sabían, tú bailabas, maestro. Mientras ellos pasaban, tú seguías, porque en ti confiaron.

Porque solo tus parroquianos te han acompañado desde que Gardel sonaba. Tus fieles de sangre y tus fieles de grada. No dejes de bailar ese tango sempiterno, Rubio, que tu magia nadie la apaga. Porque el dorsal '18' siempre llevará brega a la espalda. Todavía es pronto, niño, las lecciones aún no acaban. No te quites el sombrero, galante, que tu dama aún aguarda. 

Vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloras otra vez. Más argentino que el último bonaerense, con el talante de un centrocampista italiano de buenas maneras, ese eres tú, del que siempre dicen que juega 'en la sombra', como el más profesional esbirro yugoslavo, con esas greñas de revolucionario incansable y con el alma de un niño chico. Das la seguridad que abajo tu secuaz más Valiente necesita. Pones la gasolina y la mecha que arriba tantos delanteros en otros equipos echaron en falta. No llores, porque siempre estarás en el verde, bailando tu tango con distintas parejas, porque tú eres el único superviviente del navío de viejas glorias, reciclado en un bailarín incansable que puso el último clavo a quien amenazó tu puesto.

Pero el viajero que huye tarde o temprano detiene su andar. Fuiste, eres y serás piedra roseta allá por donde pises, por los estadios que campees y por los banquillos que en un futuro comandes. Porque no, porque 36 años no son nada, si desde los albores de tu vida bailaste el tango más grácil. La batuta que coordinó una orquesta. La batuta que, seguro, un año más, coordinará la orquesta blanquivioleta.

La sección de Valladolid VAVEL te desea un feliz 36 cumpleaños, capitán.