El 28 de septiembre de 2014 comenzó una etapa que tan a menudo sacude a los futbolistas, y que estos temen: una lesión grave. El afectado en esta ocasión fue Roger Martí Salvador, que yació en el césped de El Molinón cuando el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha hizo 'crack'. Las imágenes hablaron por sí solas, al igual que el semblante del valenciano y de sus compañeros: tenía mala, muy mala pinta.

La lesión de Roger fue una terrible noticia

Los malos presagios se confirmadon al día siguiente por los médicos del Real Valladolid: el pistolero, el tigre, el nueve del Pucela no podría jugar al fútbol en, mínimo, seis meses. Mazazo anímico para la ciudad, sabedora de que su referente ofensivo no podría ayudar al equipo; para el entrenador, cuyos recursos en ataque quedaban francamente mermados; para sus compañeros, con la baja de un jugador capaz de ganar partidos él solo -como hizo en Alcorcón- y, por supuesto, para Roger. El joven ariete tenía ante sí un bache, un socavón que le exigiría la fuerza más importante de todas: la mental.

La lucha mental

Hubiera sido muy fácil caer en la melancolía, en el "¿Por qué a mí?", pero eso no es propio de la mentalidad de un ganador. Y este canterano del Levante lo es. "La operación ha sido un éxito. ¡Empezamos!", exclamó en su cuenta de Twitter el 3 de octubre, jornada en la que tuvo lugar la operación. La jornada en la que todo comenzó.

Su carrera estaba en juego

Se cerró la puerta del fútbol durante un largo tiempo, pero se abrió la de la mentalidad, la batalla con la mente para remar y conseguir que la recuperación fuese lo mejor posible. A sus 23 años -cumplió 24 justo tres meses después de la intervención quirúrgica-, debía ser cauto, respetar los consejos de los doctores y especialistas y aparcar las ganas locas de reaparecer y sustituirlas por la madurez suficiente para darse cuenta de que su carrera podía estar en juego si no cuidaba su rodilla como debía.

El grueso de su puesta a punto trascurrió en su tierra, a la orilla del Mediterráneo, con su gente al lado. La psicología no va a remediar una lesión, pero sí va a hacer que el proceso sea mucho más llevadero, sobre todo si los seres queridos insuflan ánimos en todo momento. El tatuado delantero se ponía en manos de los médicos levantinistas, que enviaban informas a sus homólogos vallisoletanos para tener controlada la evolución de Martí.

"Nunca es un fracaso, siempre una lección", escribía el '9' en su perfil de Twitter dos meses después de la operación. Durante todo ese tiempo, en ningún momento olvidó a su Pucela, siempre pendiente de los partidos de sus compañeros mostrando su pierna vendada y acompañado de muletas cuando le era dificultoso caminar, pero sin olvidar que parte de su espíritu estaba en Zorrilla.

​ ​

Dos días después, daba un paso importante para su posterior retorno a los campos. Volvía a correr, concretamente en una piscina, un ejercicio que permite el fortalecimiento de su pierna afectada. No acabó 2014 sin que Roger mostrara que su recuperación seguía progresando y podía trotar, podía correr en terreno duro como un campo de fútbol, sin olvidarse de comunicar a sus seguidores que se moría de ganas de volver a enfundarse la camiseta albivioleta.

​​Cumpliendo plazos

Todo iba viento en popa, pero con el eterno temor a que algo pueda truncarse y se alargue el tiempo de baja. Véase el caso de Alejandro Alfaro, que lleva sin jugar desde octubre por una lesión que ha dado muchos más problemas de los esperados. Por una cuestión u otra, el onubense sigue parado, a pesar de que estuvo varios días entrenando con el resto de la plantilla hace ya unas cuantas semanas.

Poco a poco, esos ligamentos se iban fortaleciendo y permitían al joven ariete volver a disfrutar del balompié, aunque fuese en entrenamientos, recordando la textura del esférico y el sonido de las redes cuando este las acaricia en forma de gol. Roger, bien asesorado por los servicios sanitarios del Levante y del Pucela, supo que era un momento fundamental, que debía detener al corazón, que siempre empuja a recortar plazos y a pensar que la rodilla está lista para competir, y escuchar a su razón, cuyos consejos acaban siendo mejores. Era hora de avanzar con precaución, asimilando que a la articulación aún le faltaba para estar al 100%, y que un error a esas alturas podría trucar el trabajo de semanas.

Y el tres de marzo saltó la noticia: cinco meses después de visitar la camilla, volvía a los Anexos a ejercitarse con los demás jugadores del Real Valladolid. La alegría del valenciano, que estrenaba un tatuaje de su felino favorito en la pierna derecha, superaba incluso a la de la afición, deseosa de volver a ver el empuje de su delantero incordiando a las defensas rivales.

Los primeros entrenamientos los completó con la condición de que eludiría los contactos o las pugnas por el balón, para evitar recaídas de última hora. Rubi afirmó que desde ese momento habría un mes, más o menos, en el que su atacante iría recobrando el ritmo de juego. Y así fue, pues el proceso culminó el pasado 31 de marzo: los médicos le daban de alta y volvía a estar listo para los planes de su entrenador.

Roger cumplió los plazos previstos

El posterior cuatro de abril se produjo uno de los partidos más importantes de la trayectoria futbolística de Roger: gozó de media hora, media hora en la que competía de nuevo, en la que tenía el cometido del gol, en la que retornó a él la sensación de volver a sentirse jugador de fútbol. Lo único que empañó este éxtasis fue la derrota cosechada en Montilivi.

Reencuentro con el gol

Tuvieron que pasar 209 días para que Roger Martí demostrara que su segundo apellido no es casualidad, que era el Salvador de este equipo. Apenas tardó veinte minutos en su reencuentro con la titularidad ante el Mirandés para celebrar con rabia y alegría desmedida esa nueva diana, pues no disfrutaba de una desde la visita a Santo Domingo de septiembre.

Porque se lo merecía, porque hizo méritos, porque supo ser consciente de que las prisas eran malas consejeras y que serían los doctores quienes debían guiar la pauta de su recuperación. Porque Roger ha vuelto a sentirse deportista, y ha demostrado que el gol nunca se olvida. Porque se le echaba de menos. Roger ha vuelto.

Imágenes: Twitter | Real Valladolid | LaLiga.