Partido definitivo, o casi. Así se presentaba el choque entre Las Palmas y Real Valladolid para ambos equipos. Y con el empate cosechado al final del tiempo reglamentario, puede serlo. Dos puntos de seis posibles, para una desventaja con el ascenso directo de precisamente seis unidades, es el bagaje de un Real Valladolid que ha mejorado su juego en estas dos citas, pero que a diferencia del enfrentamiento ante el Mirandés, en el que jugó mal y ganó, fue incapaz de plasmar su mejoría sobre el resultado.

En esta ocasión, el conjunto albivioleta planteó un partido mucho más recogido. La clave del día ante los canarios era no recibir gol y aguantar la embestida inicial de los locales. Los de Rubi se mostraron muy serios y contundentes en defensa, pero la desconexión ofensiva, que no defensiva, del centro del campo impidió que existieran muchas llegadas en la primera parte. Aun así, los blanquivioletas sumaron un par de acercamientos y una ocasión clamorosa que marró Hernán Pérez. Ya en el segundo tiempo, los castellanos completaron los que pueden ser los mejores minutos fuera de casa en mucho tiempo, hasta el momento del gol. El final del choque, fuera para el equipo local, que pudo ganar si no llega a ser por Javi Varas.

Planteamiento inesperado

Las Palmas, por el fútbol que ha practicado esta temporada, es un equipo que le gusta tener la posesión del cuero, presionar en campo contrario cuando lo pierde y explotar la velocidad por banda. Además, con la referencia de Ortuño, ha ganado en otros registros del juego como pueden ser los envíos largos y las prolongaciones. Por todo esto, que a buen seguro lo tenía estudiado, y mucho mejor, Rubi decidió cambiar el planteamiento inicial de su equipo. La defensa y la zona de ataque se mantuvo en comparación con otros encuentros y la novedad estuvo en la medular, la zona más importante del campo. Jesús Rueda, recordando años mozos, entró en la demarcación de Álvaro Rubio y acompañó a Timor en un doble pivote de mucho músculo. Es más, de todos los jugadores que pueden actuar en el centro, estos dos son los que más esfuerzo físico pueden realizar durante un encuentro.

Rueda completó un gran trabajo en la medular, esfuerzo físico hasta el final

A pesar de que, a priori, parecía una apuesta arriesgada y poco lógica; el extremeño, centrocampista por una jornada, completó un gran encuentro. Lo explicó Rubi antes del partido, la misión de Rueda era encimar lo máximo posible a Culio y evitar que este generara ventajas en el centro del campo y en el costado izquierdo. Es cierto que el jugador de Las Palmas tuvo una gran actuación, pero fue siempre cuando cayó a la banda, demarcación que se encargaba Chica de defender. Por el centro, tuvo siempre a un Rueda que además no dudó de ayudar a Timor en la salida del balón, cosa que ocurrió poco durante el primer tiempo. La idea de responder la virtud del rival con un planteamiento diferente le fue bien a Rubi: el Real Valladolid mejoró y superó durante algunos minutos a Las Palmas.

Foto: Real Valladolid.

Era un día complicado para apostar por lo de siempre, y los precedentes no invitaban a ello. Era necesario un cambio de guion en el conjunto albivioleta, y la entrada de Jesús, capitán, fue el punto que necesitaban los de Zorrilla. Esto puede quedar en un mero experimento de un día, porque en próximas salidas el Real Valladolid debería buscar superar a su rival con sus armar. En lo que al resto del equipo respecta, actuación más o menos esperada de cada uno en base a la idea de contraataque en el primer tiempo y dominio en el segundo. Óscar tuvo que bajar demasiado a recibir, Mojica prosiguió con sus ya habituales errores a la hora de decidir y Hernán Pérez se fue desfondando con el paso de los minutos.

Mención especial merece las dos ocasiones muy claras falladas. Erradas, porque en la primera Casto no participó y en la segunda apenas tuvo que emplearse para evitar la vaselina. Al Real Valladolid le está costando hacer gol en las últimas jornadas, pero genera ocasiones de sobra para hacerlo. El problema está a la hora de definir, pues Hernán Pérez debió marcar con toda la portería libre en el área pequeña y Roger pudo haber buscado una mejor opción, como el pase al paraguayo o encarar al arquero amarillo. Es de recibo mencionarlo, pues en este tramo final de Liga los albivioletas necesitan afinar su puntería y dejar de perdonar tanto.

Serios y concentrados en defensa

Si la nota negativa es el resultado y el no poder imponer el estilo de juego ante el rival, lo positivo es sin duda el trabajo defensivo del equipo. Samuel ha llegado al once titular para quedarse, de ahí que pueda ser una baja importante para el próximo encuentro por acumulación de tarjetas. Junto a él, quien mejor funciona es Marc Valiente. Ambos completaron un encuentro muy serio, siempre colocados y arreglando cualquier error que se produjo. El gol, de hecho, llegó en una acción de mala suerte con un centro de Araujo y un desvío de Chica. Por alto y por bajo, la nueva pareja de Rubi en el eje de la zaga se entiende a las mil maravillas y puede ser un clavo al que agarrarse de cara a los últimos siete partidos. También, buen papel a la hora de tirar el fuera de juego, una acción defensiva que se repitió en varias ocasiones y desquició a los atacantes locales. La línea de cuatro estuvo siempre concentrada y adelantada, obligando a los canarios a caer en posición antirreglamentaria.

Samuel y Valiente, salvo por el partido de sanción, deben ser la pareja titular en defensa hasta el final de temporada

Los laterales, en esta mejoría defensiva, también deben dar ese paso adelante del que ya se ha hablado. Chica, que en momentos mostró ese nivel que ha demostrado durante gran parte de la temporada, es al que más ha echado de menos el Real Valladolid. El lateral catalán se compenetra bien en sus subidas con Hernán Pérez y en defensa siempre suele cumplir. Lo complicado está en el costado zurdo, pues Peña no es un puñal, de sobra conocido, y cada balón que le llega a Mojica es posesión perdida y cero peligro. Habría que señalar al cafetero, que desde que se lesionó y marchó con Colombia, ha bajado dos o tres marchas. Se va en velocidad, sí, pero luego sus centros se van al limbo. Y eso cuando desborda a su defensor, pues en esta segunda vuelta los equipos ya le conocen y le hacen dos (o tres) contra uno. Sus bailes sobre el balón siguen, sus acciones de peligro finalizadas con goles, o al menos ocasiones serias, no. Quizá, menos baile y más fútbol.

No solo Mojica tuvo un mal encuentro. Rubi, con sus cambios, tampoco acertó. Situando a Rueda puede que diera con clave para este encuentro, pero cuando dio entrada a Omar, Pereira y Jeffren, no aportó nada al equipo cuando más lo necesitaba. El tinerfeño entró nada más anotar el gol, y a partir de ese momento, el Real Valladolid bajó el pistón, también fruto del ímpetu amarillo en empatar el choque. Ni mucho menos fue culpa de Omar, Pereira y Jeffren el estar a merced de Las Palmas durante los últimos 20 minutos, pero sí se les debe pedir más a estos jugadores, ya que se disputarían un hipotético puesto en el once titular de cara a un futuro playoff de ascenso. El técnico catalán pudo poner a Álvaro Rubio, pero se inclnó por otro perfil de jugadores, manteniendo el doble pivote inicial. En el siguiente encuentro, con mucha seguridad, el riojano volverá al eje del campo para poner en orden todo el juego pucelano.

Camino al playoff

De haber ganado al Sabadell, el empate cosechado en Las Palmas podría haber sido positivo para el Real Valladolid. Pero no fue así, el balón no quiso entrar una semana atrás y los resultados son los que son. Con seis puntos de desventaja, el Real Valladolid camina irregularmente hacia un playoff que puede traer buenos o malos recuerdos. La situación actual o invita a pensar de forma positiva, pues el conjunto albivioleta hace mucho que no completa de principio a fin un encuentro fuera de casa de nivel; mientras que a medida que avanza la temporada, más complicados se vuelven los choques que disputa en Zorrilla. Siete son las jornadas que restan y dos los partidos que debería perder el Girona y los albivioletas, además de los rivales que se encuentran clasificados entre medias.

Lo ha dicho Rubi y varios jugadores en las últimas semanas, de no poder alcanzar el ascenso directo, el Real Valladolid debe llegar en las mejores condiciones al playoff de ascenso, que tiene pinta de ser el más duro desde que se implantó hará unas temporadas atrás. Tampoco conviene despistarse, pues Zaragoza y Ponferradina llegan combatiendo la sexta plaza, última que da derecho a pelear en la promoción, y podrían incluso alcanzar a los pucelanos. Esta puede ser la visión más pesimista; mientras que se podría pensar en que existen aún opciones de que los blanquivioletas quedaran segundo clasificacos y celebraran el retorno a Primera antes. La realidad es la que es. Siete victorias de siete, visto el rendimiento de marzo y abril, es improbable, por lo que prepararse, en lo que a juego se refiere y mentalidad, para el playoff, es de suma importancia. Todo ello sin dejar de aspirar, partido a partido, a sumar todos los puntos que restan y dar una alegría a una afición necesitada.