Que el Real Valladolid no juega a nada se lleva viendo a lo largo y ancho de las 38 jornadas que hasta la fecha llevamos de competición. Que le falta un estilo de juego claro al que ceñirse, en el que resguardarse cuando las cosas van mal y con el que sacar pecho cuando el viento va a favor es algo tan evidente que lo pudimos ver de nuevo en el insulso partido que los de Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ ofrecieron ante un rival al que se le aventajaba antes del pitido inicial y tras este con el empate, en nada más y nada menos que 26 puntos.

A pesar de que el planteamiento de los rojillos maniató de sobremanera a los locales, a los Mojica, Hernán Pérez y compañía se les vio faltos de hambre, ganas, y en ciertas fases del partido con una falta de concentración y de tono físico altamente alarmante para la fase de la temporada en la que nos hallamos, y con los tan temidos playoffs en los que el Real Valladolid va a estar tras este pinchazo inesperado, a la vuelta de la esquina.

Rubi juega, de nuevo, a ser protagonista

De nuevo volvió a sorprender el técnico del Pucela con su planteamiento inicial, dejando a Carlos Peña en la banqueta y posicionando, por primera vez en la temporada a Mojica en el lateral izquierdo. Al cafetero se vio desubicado tácticamente con serias lagunas para leer el juego desde esa posición y en ocasiones perdido.

Peña se quedó en el banquillo de inicio y Mojica jugó de lateral

Álvaro Rubio y Sastre parece que se han hecho dueños del doble pivote en la medular y fueron de lo poco destacado del equipo, sobre todo el segundo. La verdad es que ante los últimos tres partidos que ha cuajado el balear, que ha sido de lo más reseñable del equipo en las últimas fechas, cuesta aún entender como este futbolista ha disputado esta campaña tan pocos minutos. ‘Rubi’ sabrá. En un partido en el que Hernán Pérez, la sombra del jugador que era hace un mes, acabó jugando de lateral, carrilero, todocampista, o en definitiva nadacampista, porque el experimento del de Vilassar de Mar volvió a dar en hueso y a no servir para reactivar a un equipo al que, o mucho cambian las cosas o no podrá completar este año el que es su objetivo.

Un partido insulso

En una primera parte soporífera, en la que ninguno de los dos equipos creo apenas peligro sobre el marco rival, la segunda mitad estuvo marcada por un hombre que consiguió hacer dos tantos, uno en su propia portería y el otro gracias a un gran cabezazo ante el que nada pudo hacer un Javi Varas, que volvió a estar presente cuando el contrario le exigió, ese hombre fue Miguel Flaño.

Flaño marcó los dos tantos, uno en propia y el otro de un cabezazo perfecto ante el que nada pudo hacer Javi Varas

A pesar de que el Real Valladolid comenzó el partido mandando e intentando buscar entre líneas a sus jugadores más peligrosos, Osasuna no se dejó amedrentar y confirmó una mejoría que floreció el pasado fin de semana con la victoria en El Sadar ante el Mirandés por 2-0 y que se prolonga con el empate en la capital del Pisuerga gracias al buen hacer de su nuevo entrenador, Quique Martín.

Óscar pasó desapercibido a lo largo de todo el partido, Omar poco pudo hacer entre líneas, Hernán Pérez estuvo desorientado y a Roger, que volvió a intentarlo por activa y por pasiva, no le sonrió en la tarde de ayer la suerte. Los Loé, Herviás y compañía se hicieron con el centro del campo y el conjunto navarro consiguió arañar un meritorio punto que les sirve para seguir sumando de cara a mantenerse un año más en la división de plata del fútbol español.

Poco salvable

De lo poco salvable del equipo y por buscar y encontrar algo positivo dentro de un partido colectivo sumamente gris, es el doble pivote formado por Sastre y Álvaro Rubio que vienen haciéndolo bien en los últimos tres partidos de liga regular y a los que el capitán de la nave vallisoletana parece haber dado la responsabilidad de la sala de máquinas de un equipo al que solo le vale, en lo deportivo y en lo económico, estar en primera división la campaña próxima.

Sastre viene firmando buenas actuaciones y es un jugador distinto al del año pasado

Con un Timor con problemas físicos y un André Leao al que su expulsión ante el Sabadell cuando el equipo estaba a punto de hacer un gol que hubiera valido por tres puntos para el Real Valladolid, parece que no se le olvida a Rubi, el '18' y el '16' se han hecho fuertes y parece que quieren esa responsabilidad. A ojos del que escribe estas líneas, Sastre, condenado al ostracismo durante muchas jornadas esta temporada y arrastrando el lastre de la mala campaña anterior fue el mejor de un Pucela que pierde gas. Ni Óscar, fabuloso en Huelva y desaparecido ayer, ni Mojica totalmente desubicado, ni Hernán Pérez fueron ayer los futbolistas que este equipo necesita para sumar los tres puntos.

Toca pensar en el Playoff

Con este empate que sabe a derrota y con la victoria del Sporting de Gijón y a falta del partido que el Girona tiene que afrontar en un par de horas, el Real Valladolid dice, ahora sí, adiós al sueño del ascenso directo. Y muchos seguirán con la cuenta de la lechera y dirán que mientras hay vida hay esperanza o que los puntos en juego permiten aún pensar en que este equipo puede aspirar aún a conseguir la gesta del ascenso directo, pero… ¿De verdad alguien lo piensa?

Estos cuatro partidos que restan deben de ser, en primer lugar para certificar la plaza de playoff y en segundo para hacer autocrítica tanto dentro como fuera del vestuario y entre una afición que ha de cogerse vídeos de partidos anteriores y ver el estado que presentan las gradas del Estadio José Zorrilla. Toca pensar, ser realistas, ver la situación del equipo, corregir errores, toca olvidarse del ascenso directo y pensar en el playoff.