Tras perder ante el real Zaragoza, el Real Valladolid ya no tiene opciones de ascenso directo. Tampoco, por matemática pura, de llegar a la tercera plaza, por lo que en estos momentos, su único objetivo, es robarle el factor campo a Las Palmas, su más que posible rival en playoff. Los canarios aún pueden alcanzar al Sporting, aunque la trayectoria de los asturianos no invita a pensar en ello; por lo que el primer adversario, en el amado y temido playoff, sería el conjunto de Paco Herrera, un equipo al que el Pucela no ha ganado esta temporada. En un momento de muchas dudas, de inmensas críticas desde la afición, el club albivioleta tiene la misión de solucionar sus problemas, perfeccionar sus virtudes y arribar en las mejores condiciones posibles al primer envite de la promoción.

Reacciones inexistentes

Uno de los principales problemas del Real Valladolid es, sin ninguna duda, la capacidad mental de sus jugadores. No es sencillo de explicar, utilizando solo conceptos futbolísticos, que este equipo juegue mal en determinados momentos, muchos en los últimos encuentros, que se eche atrás de forma muy brusca o que, simplemente, no aparezca sobre el tapete verde. Uno de los motivos son las reacciones en los encuentros, pues cuando el conjunto albivioleta encaja un gol, se desmoraliza y viene abajo, sin capacidad de responder ni ideas de cómo hacerlo. Ahí influye también el entrenador, que debe saber dar con la tecla a la hora de realizar permutas y movimientos tácticos adecuados para poder sobreponerse.

En toda la temporada, Rubi ha sido incapaz de superar una adversidad en un partido. Siempre que su equipo recibe gol en contra, es prácticamente imposible ver una reacción y queda a merced del rival. Existe la excepción claro, pues en Barcelona, tras el tanto del empate, el Real Valladolid pudo volver a ponerse por delante en el marcador, pero también conviene apostillar que esto fue fruto de una acción individual, que de no haber llegado, hubiera complicado mucho las cosas en la ciudad condal. Tras cuarenta jornadas de Liga, el conjunto albvioleta apenas ha sabido sobrevivir en la categoría, y solo cuando ha demostrado ser superior, se ha impuesto al rival en juego y resultado. Ahí radica uno de los motivos que impiden creer en la posibilidad de hacerse con el playoff. En una eliminatoria tan dura y feroz, en el momento que ya fallan las piernas tras toda una temporada, hay que saber sobrevivir en el partido, saber sufrir y ganar aunque no se sea superior. No siempre los mejores se imponen en este tipo de promociones, sino los que saben dominar mejor los tiempos, las necesidades y las posibilidades en todo instante.

Foto: Real Valladolid.

Desde el banquillo, tas todo este camino recorrido, no parece que vaya a llegar ese tipo de reacciones, por lo que, para afrontar de mejor manera la última vía de ascenso a Primera, el Real Valladolid tendrá que perfeccionar sus virtudes y eliminar todos sus errores. Mantenerse en el encuentro en todo momento, aunque le caigan goles en contra, sabiendo que la eliminatoria no termina en el primer partido, sino que hay otro de vuelta. Lo sucedido ante el Real Zaragoza es el claro ejemplo de lo que no puede volver a verse esta temporada. Un equipo apático, desolado tras recibir un gol de penalti y sin capacidad para hacer daño. Los cambios, a priori, no parece que vayan a ayudar mucho en esta empresa, pues varios jugadores se encuentran muy lejos de su mejor versión y es complicado que la recuperen para esta ocasión, aunque nunca se puede descartar nada en el fútbol.

Imprescindibles sobre el campo

Que hay jugadores que no están rindiendo como se esperaba, lo sabe todo el mundo ya. Pero hay otros que, a pesar del mal juego del equipo, dan la cara y que deben ser los llamados importantes en esta recta final. Una columna vertebral, por así decirlo. En este grupo de selectos estaría, si la mala suerte no le atizara un golpe cada dos por tres, Marc Valiente. El central catalán, que llegaría teóricamente para la final de la promoción, es una baja muy significativa, más aún cuando el que le sustituye es Jesús Rueda y con el rendimiento que está dando en estas últimas fechas. La defensa, por ello, es la parcfela más endeble del Real Valladolid, pues se ha quedado sin su líder, su recambio no ofrece garantías y solo Samuel parece que ha dado ese paso hacia delante en este tramo final. Los laterales, como siempre, ofrecen una de cal y otra de arena, no conviene repasarlas pues sus virtudes y defectos son conocidos por todos.

El punto más determinante del equipo está en el centro del campo, que es donde Rubi, de hecho, tiene más dudas. Lluís Sastre se ha ganado el puesto y es, ahora mismo, más titular que cualquiera de sus otros compañeros. A comienzos de campaña nadie pensaría que, llegados a este punto, el balear se podía haber convertido en uno de los mejores hombres del preparador catalán. Debe ser titular, por rendimiento, por lo que ofrece en el campo y porque es uno de esos jugadores que rara vez se equivoca, su nivel roza siempre el notable, aunque su labor no sea tan espectacular y estética como la de otros jugadores. Con él, la apuesta más acertada ha de ser Rubio, ya que el Real Valladolid hace buena una frase conocida ya en la hinchada de Zorrilla: “Con el riojano, el Pucela juga mejor y gana”.

Foto: Real Valladolid.

El drama del ataque es considerable, pues se une que hay jugadores que se marcharán de aventura por América, a falta de confirmar quienes, con otros que ni están ni se les espera. Complicado afirmar qué combinación de jugadores ofensivos puede ser la mejor, cuáles han de ser las soluciones o cómo administrarlas. Lo que está claro es que, por ejemplo, Túlio de Melo ha de tener más minutos, pues cuando entra, con los partidos atascados, apenas le restan los diez últimos y no tiene tiempo para generar problemas en área rival. Y para explicar esto, se puede regresar al choque ante los maños, en el que Rubi dio prioridad a Pereira en la punta de ataque antes que al brasileño. Se equivocó el míster catalán, pues su equipo no estaba generando nada de juego y se basó en balones largos hacia el gallego, cuando es un jugador que en el juego aéreo no tiene ni una papeleta para ganar un solo duelo. Se vio que, con De Melo sobre el verde, la cosa cambió y, al menos, el Pucela consiguió pelear esos cueros divididos.

En resumidas cuentas, este Real Valladolid tiene mucho que mejorar, mucho que evitar cometer y muchos jugadores que recuperar para la causa. Los problemas son aparentes, y las soluciones, tras 40 encuentros de Liga, desconocidas, pues no se han encontrado. ¿Hay tiempo para idearlas? Está claro que sí, cualquier equipo puede dar un golpe de timón; pero la sensación que transmiten los blanquivioletas no invita a pensar en ello. Todo es posible, y con dos semanas por delante, la novedad puede llegar.