La quincena de la marmota, podría llamarse el periodo que afronta el Real Valladolid antes de encarar la liguilla de ascenso, con cuatro integrantes y un solo ganador, que tendrá el premio de volver a la élite del fútbol español. Para ello, los jugadores de cada equipo deben dar lo mejor de sí mismos y confiar en su hinchada, fundamental aliento en los encuentros en casa. Este playoff va a requerir la mejor preparación, y ese es el cometido del Pucela.

La irregularidad y falta de idea común exhibida por los de Rubi es el principal lastre de los castellanos, que no han sabido cumplir las expectativas y ya pueden olvidarse de volver a Primera de forma directa. Esas dos plazas están ya lejos de su alcance, ni siquiera si gana los seis puntos que le restan por disputar frente a Alavés y Llagostera.

El Pucela no sabe a lo que juega

Vascos y catalanes se verán con un cuadro castellano que, salvo que Las Palmas no gane ninguno de sus partidos, está condenado al quinto puesto de la tabla. No contará con ventaja de campo, como sí sucedió en la 2011/12, sino que disputará a domicilio la vuelta de su encuentro con los insulares. Pese a la imposibilidad de recuperar posiciones, esta quincena puede beneficiar a los vallisoletanos, siempre y cuando sepan sacarla jugo.

Recuperar a la plantilla

André Leao, Jeffren, Pereira y Túlio de Melo son jugadores que han aportado mucho menos de lo que se esperaba de ellos. El luso se ha ido diluyendo en el café hirviente que es el centro del campo de Rubi, que no ha dado regularidad alguna en esta parcela. El resto ni siquiera ha dado un rendimiento constante, tan solo brillos esporádicos, como el ilusionante arranque de un Pereira que ahora es un reflejo de sí mismo. El brasileño ha perdido cinco kilos, sí, pero no ha ganado presencia en el juego ni ritmo de competición, también a causa del monopolio que Roger ejerce sobre la delantera.

Mojica, Chica, Omar y Rubio. Los dos primeros llevan semanas lejos del 100%, pero son imprescindibles para el técnico, así que han seguido jugando sin poder aportar tanto como hicieron en la primera vuelta. Dos semanas de descanso permitirían solventar estas molestias y encarar la liguilla con las piernas recuperadas, así como dar ritmo a los habituales suplentes, como Óscar Díaz o Chus Herrero. El tinerfeño y el riojano están lesionados de poca consideración, así que tampoco echarán de más unos días sin competir para ayudar en las últimas semanas de Liga.

Alfaro. El onubense se ha pasado el campeonato lesionado, el tobillo lesionado contra el Betis impidió que se volviera a calzar las botas. Lleva una semana trabajando con el grupo, así que la visita a Álava y la llegada del Llagostera a Zorrilla pueden ser un marco perfecto para que coja ritmo para batallar el ascenso, más aún cuando Mojica y Hernán tienen muy complicado -por no decir utópico- disputar el playoff a causa de la Copa América.

Riesgos de sanción

Aquellos futbolistas que cumplan ciclo de amonestaciones se perderían las rondas definitivas, así que Rubi ha de saber adiestrar a sus pupilos para que reciban alguna amarilla en Mendizorroza y llegar limpios a la probable eliminatoria con Las Palmas tras descansar ante los de Palamós. A poder ser, evitar la chapuza hecha hace unas semanas con Timor, que pudo haber sido expulsado.

Es el caso de dos jugadores tan imprescindibles como Óscar y Roger, los puntales del frente ofensivo del Valladolid. El charro y el valenciano son los encargados del gol, ya que no hay otro en la plantilla capaz de asumir la responsabilidad en ataque de esta pareja que tan bien se entirnde. Una quinta cartulina los haría llevar a salvo a las eliminatorias.

Experimentación

¿Por qué no jugar? Rubi ha apostado por el 4-2-3-1 con alguna escapada al 4-3-3, sin grandes innovaciones tácticas ni locuras de pizarra, más pendiente de adaptarse al oponente que de exprimir las bazas de una plantilla como la suya, que no son pocas. En Pucela se han preguntado por utilizar a dos delanteros y tener más presencia ofensiva o por utilizar carrileros en banda.

De Melo y Roger podrían jugar juntos

La poca personalidad que ha exhibido el club de Zorrilla durante estos meses, sin una noción clara a seguir, podría darse la vuelta en caso de que el entrenador, varias veces cuestionado, dé el do de pecho y decida que sus hombres tienen el potencial del que tanto se ha hablado estos meses, que puede haberse convertido en una presión contraproducente.

Afición

"Rubi, vete ya", clamó el pueblo en la derrota ante el Zaragoza, igual que había gritado al caer contra el Albacete, ambas citas en casa. El ex del Girona se somete a un plebiscito diario, que se acrecenta cuando el Real Valladolid se enfunda la camisola ante su público, que cada vez rumia más las alineaciones de su técnico, además de criticar sus sustituciones, una faceta en la que no ha tenido mucha dicha el catalán.

Ya durante la semana Rueda ha tirado un dardo, cargado de razón, contra la grada, ya que apenas suben al estadio unas 10.000 personas, cuya animosidad no tienen nada que ver con calderas como el Villamarín. Los vallisoletanos tienen el sambenito de ser fríos, si bien es un tópico matizable. En la victoria frente al Sporting por 3-0, los trece mil asistentes rugieron como una masa incontable, y eso que era un aforo del 50% de la capacidad.

Lo que exige ese pucelano es ilusión, que sus jugadores se esfuercen por satisfacer sus exigencias, creer en que cada fin de semana el Valladolid va a vencer y convencer, aunque acabe perdiendo. El vallisoletano es fiel, da cuando recibe, y la plantilla ha de estar a la altura. Un buen hacer en estos dos encuentros, aunque a efectos de clasificación no vaya a rendir resultado, puede servir como perdón al público, asumir que algo se ha hecho mal pero que hay cuatro partidos de playoff en los que remediar las penurias del curso regular.

El socio quiere ver ganas de ascender en sus jugadores

El club tampoco debe bajar los brazos, sino idear campañas de comunicación que susciten al ciudadano ganas de vestirse de blanco y violeta para animar bufanda en ristre. Sin olvidar a la masa eterna de 9.000-9.500 socios que jamás dejan de lado su Pucela, se debe incentivar a que haya un renganche de los indecisos, ya que el ganador de estas elecciones se lleva la recompensa de Primera.

Son dos semanas aparentemente vanas, vacías, sin repercusión en lo numérico, pero con mucho trasfondo en otras facetas incluso más relevantes. La física, en cuanto a los estados de forma y recuperación de molestias; la anímica, de volver a reactivar a jugadores para sumarlos al reto; y la grupal, formar una familia más allá de los once futbolistas, en comunión y con el mismo objetivo: ser el equipo que llegue a la Liga BBVA a través de la liguilla. La rendición no es una opción.

Imágenes: Real Valladolid.

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Sobre el autor
Juan  Navarro García
Periodista y persona por encima de todo. Cofundador de @sexomandamiento. Caer, levantarse, insistir y aprender.