Rubi está en boca de todos. El Real Valladolid no ha conseguido el objetivo, aunque hay que matizar que cuando el catalán firmó por dos temporadas, Carlos Suárez le pidió el ascenso en dos campañas; y las críticas, como es habitual en el fútbol, se ciernen sobre el entrenador. Pero, en esta ocasión, parte de ellas pueden ser acertadas, pues el técnico albivioleta no ha dado con la tecla en 44 encuentros disputados, sin contar con los de Copa en los que hubo oportunidades para cantera y menos habituales, ni tan poco ha repetido once. A continuación, la puntuación correspondiente al trabajo de Rubi en esta temporada 2014/15.

Esta puntuación se corresponde a la media hallada tras 42 encuentros de Liga Adelante y los dos de las semifinales del playoff de ascenso. Para consultar todas las puntuaciones realizadas a lo largo de la temporada, se puede hacer en el siguiente enlace.

(0-3: Muy mal / 4: Mal / 5: Regular / 6: Bien / 7: Bastante bien / 8: Muy bien / 9: Fantástico / 10: Excelente / S.C: Sin clasificar)

Rubi

5,5 | Altibajos y muchas irregularidades. Así se puede calificar el primer año, y quizá último, de Rubi en el Real Valladolid. El no haber conseguido el objetivo de su ascenso lastra cualquier valoración, pero se ha de ir más allá con el técnico catalán. Su trabajo ha sido incansable, eso debe quedar por delante. En ningún momento se critica que Rubi se haya dejado llevar en su estancia a orillas de Pisuerga, más bien, que no ha dado resultados satisfactorios. Cuando en 42 jornadas de Liga y dos encuentros de playoff no repites una alineación titular dos veces seguidas en más de una ocasión, es que algo falla. Se pueden poner de excusas las lesiones, pero con una plantilla que al final parecía tener tan claros los titulares y los suplentes, ni en el tramo final se dio continuidad a once jugadores, algo que pesa.

Tampoco ha sabido leer muchos encuentros, aunque en otros ha dado con la tecla, como pueden ser los del Sporting de Gijón y Barcelona B en Zorrilla. Pocos son sus aciertos, y muchos sus errores. Se criticará, por ejemplo, que no se haya jugado con dos delanteros centros juntos sobre el campo en más que un par de encuentros puntuales; que hasta el último mes no reaccionara a la titubeante defensa a la hora de sacar el cuero, algo que ha dado lugar a algunos goles en contra; o que no sentara a jugadores como Óscar y Mojica, cuando estos estaban claramente lejos de su nivel ideal. Tampoco quedan en buen lugar algunas de sus ruedas de prensa, en las que el catalán apenas dejaba titulares y ser perdía en una palabrería que no ha dejado contenta ni a afición ni a prensa.

Foto: Real Valladolid

Su baja nota se explica con desastrosos encuentros, como los tres últimos de Liga en Zorrilla, en los que el Real Valladolid fue incapaz de superar a Osasuna, Real Zaragoza y Llagostera. También, en la mala racha que acumuló el conjunto albivioleta lejos de casa, donde no era ya no capaz de vencer, sino de marcar. Partidos para borrar de la memoria como los de Sevilla y Ponferrada, encuentros en los que el club presidido por Carlos Suárez no tuvo ni una mísera oportunidad de llevarse al menos un punto. Con los mimbres de plantilla que tenía, debió sacarle mucho más rendimiento a hombres como Pereira, Óscar Díaz y Jeffren; y ninguno de ellos ha jugado como se esperaba, al margen de un par de encuentros del gallego nada más su fichaje.

En definitiva, Rubi termina la temporada en entredicho, con su continuidad pendiendo de un hilo, la grada de Zorrilla pidiendo su cabeza y Braulio Vázquez decidiendo qué hará con la que fue su apuesta personal para ascender a Primera División. En su contrato están acordados dos años, pero podría finalizar tras una temporada en la que no ha sabido dar en ningún momento con la tecla, en lo que a alineación y estilo de juego se refiere. El trabajo, incansable y digno de alabar, no dio sus frutos desde el banquillo.