El Real Valladolid comienza a estructurar su plantilla 2015/16, y con ello, llegan las primeras salidas. Hombres que finalizan su contrato, como Roger, Hernán Pérez o Mojica, regresan a sus clubs de origen, al estar cedidos. Otros, que finalizan su compromiso contractual con el club albivioleta, deberán esperar a la renovación o a una salida. Es el caso de Carlos Peña, lateral izquierdo de las últimas cinco temporadas, que abandona el club pucelano al finalizar su contrato y haber firmado con el Real Oviedo para las dos próximas temporadas. El salmantino, uno de los capitanes, dice adiós al equipo que le dio la oportunidad de jugar dos años en Primera, siempre como uno de los fijos, con su trabajo y esfuerzo por bandera.

Y es que Peña ha vivido alegrías y decepciones. Su primer año, fue quizá uno de los más duros, pues tuvo que vivir una eliminación polémica del playoff de ascenso a Primera, con aquel encuentro recordado por todos en Elche. En su segundo curso, las cosas mejoraron, y con Djukic como capitán de la nave blanquivioleta llegó hasta la Liga BBVA, donde las dos siguientes temporadas disfrutó del máximo nivel. Permanencia y descenso, la cara y la cruz para un equipo modesto como es el Real Valladolid. Al final, en el que ha sido su último año vistiendo la zamarra blanca y violeta, no ha podido celebrar el ansiado retorno a Primera, y se marcha con ese lunar, de no dejar al club presidido por Carlos Suárez en el sitio donde le corresponde.

Como nota característica en sus cinco temporadas, está el haber sido siempre titular indiscutible, salvo esos encuentros en los que ha descansado o su entrenador ha decidido hacer uso de otra de las opciones para el carril izquierdo. Incluso ha hecho sus actuaciones como central, siempre cumpliendo, y nunca con una palabra mala en la boca. Profesionalidad y trabajo incansable durante cinco temporadas, en los que puede haber sido sus mejores años como futbolista profesional. Desde Antonio Gómez, hasta Rubi, pasando por Abel Resino, Djukic y Juan Ignacio Martínez. Todos ellos han confiado en el ‘17’, que nunca ha destacado por ser un lateral ofensivo, pero que en defensa, después de todos los encuentros disputados, se puede afirmar que ha rozado el notable.

Foto: Real Valladolid

Las eternas críticas

Si algo ha acompañado a Peña en sus años como jugador pucelano, han sido esas críticas por su aportación ofensiva al equipo. Nunca se ha arrugado, y a pesar de que no es un futbolista dotado de gran técnica, subir al ataque siempre ha sido uno de sus habituales durante los encuentros. Sin embargo, los centros, los pases y el doblar al extremo no son su fuerte, por lo que la hinchada de Zorrilla ha terminado algo ‘cansada’ de sus continuos fallos en campo contrario. Pero, un defensa debe defender, lo primero, y después aportar en ataque si es posible. Ahí Peña ha estado más que correcto, tanto de lateral como de central, incluso ha tenido grandes tardes de fútbol en el eje de la zaga. Por ello, y haciendo un bagaje global a su rendimiento, la trayectoria del carrilero salmantino como blanquivioleta es más que meritoria.

Arribó como un desconocido, y se marcha como uno de los estandartes de este Real Valladolid. Una de las pocas piezas que quedaban del último ascenso, compañero de viejos rockeros como Rubio, Valiente, Rueda u Óscar. Se rompe, así, una defensa pucelana que cualquier aficionado albivioleta podía recitar de memoria: Valiente y Rueda como centrales, Peña como lateral izquierdo y ese lateral derecho que ha ido cambiando cada campaña. El Real Valladolid dice adiós al trabajo incansable de Peña, y deberá buscar en el mercado un hombre que sea capaz, al menos, de igualar lo que este humilde salmantino ha conseguido: convencer a cada técnico que ha tenido y ser indiscutible en la zaga. Indiscutible, porque cada temporada, cuando se le ha sustituido, el Pucela lo ha notado. No hay que ir muy lejos para comprobarlo, pues este mismo año, con Mojica como lateral izquierdo, muchos ya decían que extrañaban a Peña. Y eso, es muy complicado de conseguir.

Su destino será carbayón, y a buen seguro, que ahí volverá a brillar por un trabajo oscuro que pocas veces se destaca. Cuando se marcha un capitán de un equipo, nunca es sencillo sustituirle, y en este caso no será menos. Desde este instante, el Real Valladolid y su dirección deportiva tienen esa misión. Buscar un lateral zurdo, una nueva pieza para la maquinaria pucelana, que ayude a buscar el próximo curso el mismo objetivo que Peña intentó encontrar, que la Primera Dicisión se tiña de blanco y violeta.