Año uno en el retorno a Segunda División. La meta era clara, regresar a la Liga BBVA, pero el recorrido no iba a ser sencillo. El problema del Real Valladolid ha sido claro, falta de regularidad, en juego y resultados. Por ello, se quedó a las puertas de todo. Primero, de pelear hasta el final las dos plazas de ascenso directo. Y después, de la final del playoff, tras caer eliminado en la primera eliminatoria ante Las Palmas, conjunto que terminaría encontrando el premio. Muchas piedras en el camino, en forma de lesiones y de jugadores que no han terminado de dar el do de pecho. Una temporada que no asienta un proyecto al que se pueda dar continuidad, puesto que el futuro de Rubi está más lejos del club que en el banquillo de Zorrilla. A continuación, repasamos todo lo que ha dado de sí esta temporada 2014/15.

Braulio Vázquez se luce en un verano movido

El verano del Real Valladolid comenzó tras confirmarse el desceno ante el Granada en la última jornada de Liga. La temporada de Juan Ignacio Martínez quedaba para el olvido en los seguidores del equipo pucelano, pues tras mucha lucha e irregularidades, el conjunto de Zorrilla volvía a Segunda División después de solo dos cursos en la élite. El peor de todos los temores se confirmaba. La primera reacción del club albivioleta fue el cese de Juan Ignacio como técnico, que abandonó Zorrilla pidiendo perdón a la garada y sin convencer a nadie; su substituto lo decidió Braulio, eligiendo a un hombre que ya había seguido en anteriores etapas: Joan Francesc Ferrer, 'Rubi'. La misión de Braulio era clara, suplir las bajas que el club iba sufrir, con jugadores con experiencia en la categoría y de garantías para volver a Primera División. El primero en recalar a orillas del Pisuerga fue Andre Leao, centrocampista portugués que arribó procedente del Paços de Ferreira luso.

Ya con las primeras llegadas se vío un cambio en la dirección deportiva

Hubo que esperar un mes para que llegara el siguiente refuerzo del Real Valladolid. Con la marcha de Javi Guerra y Humberto Osorio, el conjunto pucelano necesitaba con urgencia un delantero goleador. Por ello, el club se decantó por Roger Martí, jugador joven pero con experiencia en Segunda División. Junto a él, aterrizó también Javi Chica para reforzar la zaga, que era otra pdemarcación sición necesitada de fichajes con la salida de Rukavina al Villarreal.

Ambos jugadores llegaron a tiempo para comenzar la pretemporada junto al resto de sus nuevos compañeros. No fue así el caso de Samuel Llorca, que el mismo día en que estaban fijados los reconocimientos médicos llegó para incorporarse al equipo dirigido por Rubi. Con estas cuatro incorporaciones, el Real Valladolid ponía rumbo al Balneario de Mondariz para realizar el stage de pretemporada. Con el equipo preparándose físicamente en tierras gallegas se hizo oficial el fichaje de Chus Herrero, veterano futbolista conocido por Rubi durante su etapa en el Girona que fichaba para aportar experiencia y polivalencia sobre el campo.

Foto: Real Valladolid

La espantada de Mariño trastocó la planificación de la plantilla

Poco antes de esta última incorporación, se produjo una de las salidas que menos se esperaban, Diego Mariño decidió abandonar el equipo y poner rumbo al Levante, dirigido por José Luis Mendilibar. A partir de ese momento, Braulio comenzó a buscar un nuevo guardameta titular para defender la portería del Real Valladolid. Entre tanto, Dani Hernández y Julio se harían cargo de esas tareas. El Real Valladolid seguía con la necesidad de reforzar su delantera, pues solo contaba en sus filas con un hombre de área, Roger. Óscar Díaz fue el escogido, después de no cuajar un buen año en Almería, pero haber triunfado dos temporadas atrás con el Lugo en Segunda. Además, antes de jugar el primer partido de la pretemporada, el Real Valladolid anunció un fichaje más. David Timor se sumó a la terna de medioscentros después de rescindir su contrato con Osasuna.

Los dos primeros partidos de pretemporadas se jugaron en tierras gallegas, frente al Pontevedra y el Cultural Area,s en los que los pucelanos ganaron con soltura. El primero por 0-3, y el segundo por 1-3. Así puso fin el Real Valladolid a su estancia en Mondariz. De vuelta en Valladolid, se hizo oficial la cesión de Johan Mojica para reforzar la banda izquierda, aunque rápidamente su posición de lateral terminó siendo reconvertida a extremo. El fichaje del colombiano fue el último del conjunto pucelano antes de comenzar una nueva temporada en Segunda División. Los amistosos de verano siguieron jugándose durante el mes de agosto hasta el inicio de la Liga Adelante frente al Mallorca. Tan solo dos encuentros se perdieron, frente al Oviedo y Eibar. El último partido de la pretemporada se disputó ante el Rayo Vallecano, en la celebración del Trofeo Ciudad de Valladolid. El título se quedó en Zorrilla gracias a los goles de Jeffren y Roger que sirvieron para remontar el tempranero tanto de Aquino para el Rayo.

Empezar poco a poco

La lucha por volver a Primera para el Real Valladolid de Rubi comenzó el 23 de agosto en el Estadio José Zorrilla. El partido finalizó con la victoria local por 2-1, lo que significó el primer triunfo blanquivioleta del curso. A pocos días del cierre del mercado fichajes, Braulio consiguió la incorporación de dos jugadores con mucho nombre para el equipo, que subían el nivel y elevaban la ilusión a orillas del Pisuerga. El primero de ellos, el deseado guardameta, Javi Varas, para reemplazar a Mariño. El segundo fue el de Alejandro Alfaro, que recalaba en tierras pucelanas tras su paso por el Mallorca. En resumidas cuentas, el Rel Valladolid lograba cerrar una plantilla completa, con perfiles diferentes y de garantías para pelear por el ascenso.

Foto: Real Valladolid.

Sin embargo, los resultados no eran tan positivos, tampoco así las sensaciones. Vencer al Mallorca con dos goles a balón parado no había dejado buen sabor de boca, y este se tornó agridulce con la derrota en el Anxo Carro ante el Lugo, en un encuentro en el que el Real Valladolid evidenció todavía falta de rodaje. En septiembre cambiaron las cosas, ya que no perdió ninguno de los partidos que disputó, adeás de superar la primera ronda de Copa con un triunfo incontestable en Gijón por 1-3, pero todo se torció con la lesión de Roger, cuando el valenciano ya encandilaba a Zorrilla. El delantero caía lesionado durante el encuentro, ya de Liga, en El Molinón. El equipo dirigido por Rubi llegada de tres victorias consecutivas (Racing, Alcorcón y Tenrife), demostrando haberse repuesto de su derrota frente al Lugo y en tierras asturianas cosechó un empate en un encuentro que tuvo en su mano para ganar gracias al tanto de Bergdich, pero que en los minutos finales se complicó por el empeño de los locales.

El mes de octubre para el conjunto blanquivioleta empezaba con uno de los encuentros más apetecibles de la Liga Adelante. El Real Betis Balompié visitaba el Nuevo José Zorrilla. El Real Valladolid no se dejó llevar por las circunstancias y fue bastante superior a su rival. El partido acabó con el marcador inicial, 0-0, y ya el equipo empezó a notar la ausencia de Roger en la delantera. Una semana más tarde, el Pucela viajó a Los Pajaritos en un encuentro donde el equipo volvió a reencontrarse con la victoria gracias al gol de Bergdich y, sobre todo, por el buen oficio de los jugadores blanquivioletas. En este partido, Rubi volvió a tirar de pizarra y situó a Chus Herrero en el lateral derecho para tener más superioridad en las jugadas a balón parado que el Numancia, conocedor de que la estrategia era uno de los puntos fuertes de los de Anquela.

La falta de gol se evidenció con las tablas sin goles en Zorrilla; se echaba de menos a Roger

Tras el encuentro liguero, de nuevo a mediados de mes, el conjunto violeta volvía a disputar una nueva fase de la Copa del Rey, esta vez frente al Girona. Como ya sucediera ante el Sporting, el técnico catalán mezcló a gente del primer equipo con los chicos del filial. El Pucela venció por 2-0 gracias a los tantos de Guille Andrés y Samuel Llorca; ambos goles muy similares a la salida de un córner. Superado el encuentro copero, la Ponferradina iba a ser el siguiente protagonista en el calendario pucelano. El Real Valladolid tampoco pasó del empate ante el conjunto leonés, pese a llevar el peso del encuentro, pero de nuevo la fortuna de cara a gol no estuvo del lado pucelano. El mes de octubre se cerró con la visita al Carlos Belmonte y la correspondiente victoria del Pucela ante el Albacete, en un choque loco en el que el equipo de Rubi pudo llevarse un susto al final.

Noviembre comenzaba para el conjunto vallisoletano con la visita en Liga del Girona. Los de Pablo Machín ya habían estado en tierras pucelanas unas semanas atrás, tras medirse en Copa, y ahora era turno para enfrentarse en la competición liguera. El Real Valladolid se impuso al conjunto catalán provocando que los de Rubi se alzasen con el primer puesto de la clasificación, aunque dicha alegría iba a durar poco en Zorrilla ante la mala racha de resultados que se avecinaban en las siguientes fechas.

Foto: Real Valladolid.

Y llegaron las dudas

Durante dicho mes, el Pucela atravesó por uno de los momentos más complicados de la temporada. Una crisis de resultados y de juego que provocó las primeras dudas hacia el equipo y entrenador. Anduva fue la primera parada y el primer encuentro donde empezó a esfumarse el buen Real Valladolid que se había visto en los dos primeros meses de competición. Javi Varas fue el gran protagonista del encuentro, y cuando tu portero es el mejor de tu equipo, malo. El guardameta salvó al Pucela de marcharse a casa sin puntuar ante las acometidas del Mirandés que se mostró muy fuerte y con las ideas claras de por dónde buscar las cosquillas a su rival. Finalmente, el encuentro se saldó con empate y sin goles.

Días más tarde, el Real Valladolid volvía a jugar fuera de casa y de nuevo uno de los porteros sería el protagonista del partido. En este caso, fue Nauzet, el guardameta del Sabadell que paró lo imparable ante las acometidas de los vallisoletanos. Hay de decir que en en la Nova Creu Alta, se vio una mejor versión de los hombres de Rubi, en especial en la primera parte donde el equipo se pudo haber marchado al descanso con un 0-2 ó 0-3 a su favor. La segunda mitad fue algo más igualada y Javi Varas tuvo que aparecer en varias ocasiones para salvar la portería violeta. De nuevo, los de Rubi volvieron a verse negados de cara a gol y se obtuvo el segundo empate consecutivo y sin goles.

Las Palmas fue el primero en robar la victoria en Zorrilla

Tras dos semanas sin fútbol, Zorrilla volvía a vestirse de gala para ver otro de los grandes encuentros de la pasada Liga Adelante. La UD Las Palmas de Paco Herrera visitó el feudo blanquivioleta siendo una de las grandes sensaciones de la campaña y con una idea clara de juego, que además les acompañaba con los resultados. Pese a que el Valladolid logró adelantarse en el marcador, finalmente los canarios lograron remontar en el tramo final, lo que significó la primera derrota de la temporada en Zorrilla. Para cerrar este ‘gris’ noviembre, el Real Valladolid visitó Butarque. A priori, los violetas eran los claros favoritos para llevarse los tres puntos y era una oportunidad magnífica para poner fin a esta mala racha de resultados que había obtenido el equipo durante este mes. Pues bien, el Pucela volvió a mostrar esa cara B y vio como los de Asier Garitano eran muy superiores y se llevaban la victoria gracias al gol de Borja Lázaro en el tramo final del encuentro. Tras tocar el liderato con las manos, el Real Valladolid acumulaba una racha de cuatro encuentros sin vencer.

Tocaba cambio de tercio con la llegada del frío, era el turno de la Copa del Rey, ya ante un Primera División y con cuentas pendientes con el Elche, rival que quedó encuadrado con los pucelanos. Sin embargo, las malas sensaciones continuaron presentes, en un encuentro, el de ida, que fue una tortura para los aficionados que se desplazaron a Zorrilla. Ninguna intención de ganar por parte de los dos equipos, cero fútbol y ocasiones y todo a resolverse en la vuelta. A pesar de que la plantilla decía estar ilusionada con la Copa, el torneo del KO volvía a ser solo una pérdida de tiempo para el Real Valladolid, que acostumbra a restarle importancia. Lo importante era la Liga, donde el equipo acumulaba cuatro encuentros sin ganar, y lo que es peor, un solo gol, el de Óscar Díaz a Las Palmas.

La baja de Roger empezaba a doler demasiado, y el Recreativo de Huelva era ala siguiente piedra en el camino. Uno de los partidos más importantes de la temporada, quizá, no por el rival ni por el momento, sino por la imperiosa necesidad de cortar la sangría de puntos y volver a vencer. Un tanto de Mojica, justo antes del descenso, le dio los tres puntos al conjunto de Rubi, pero el sabor era agridulce, quedaba mucho por mejorar. El siguiente destino, El Sadar, era la prueba perfecta para medir la mejoría albivioleta y poder ver si se había recuperado del todo. Otra vez más, a pesar de las constantes declaraciones de convencimiento dentro del vestuario, el Real Valladolid se la pegó. Es cierto que fue un partido complicado, con decisiones arbitrales injustas y determinantes, pero el equipo de Rubi no supo competir al cien por cien y sumó otra derrota fuera de casa. Ya iban cuatro choques seguidos sin vencer lejos de Zorrilla.

La goleada al Barça B devolvió la ilusión

Se necesitaba un cambio, un golpe de efecto. ¿La Copa? Quizá, pero en la vuelta en el Martínez Valero, tras el empate sin goles de Zorrilla, Rubi dispuso un once con muchos suplentes y restándole importancia. A pesar de la derrota, el Real Valladolid mostró cosas diferentes, dominó al cuadro valenciano durante la segunda parte y mereció al menos empatar el partido en el segundo tiempo. Sin embargo, caer eliminado no podía ser más positivo. Olvidarse de líos con los equipos de Primera, más aún cuando el próximo rival iba a ser el FC Barcelona, y centrarse en lo verdaderamente importante, el filial culé. Los de Eusebio visitaron Zorrilla y se llevaron un carro de goles. Siete, para ser más exactos. El día que Rubi sorprendía con un cambio de esquema, con tres en el centro del campo y sin delantero centro, su equipo respondía con una goleada, recuperando esa falta de gol y cambiando todas las dudas en confianza. El último partido del 2014 se saldaba con un regalo de Navidad increíble para los aficionados blanquivioletas, que al fin pudieron celebrar un gran triunfo y se fueron a las vacaciones con la ilusión de que todo iba a cambiar para bien en el Real Valladolid.

El 'show' de Braulio

Antes de que se diera el pistoletazo de salida al nuevo año, y al esperado y necesitado mercado de fichajes, el dolor de cabeza de los servicios médicos pucelanos se hacía mayor: Alfaro volvía a tener complicaciones en su lesión y el periodo de recuperación se ampliaba. El pequeño culebrón llegaba con la petición de salir de equipo de Dani Hernández, relegado a la suplencia con Varas. Tras un tira y afloja, el arquero venezolano conseguía la carta de libertad y firmar por el Tenerife, donde ha conseguido afianzarse y hacerse con el puesto de titular, además de haber firmado una temporada más con el conjunto de su tierra.

Braulio sorprendió con la incorporación de Hernán Pérez

Mientras, Braulio Vázquez hacía de las suyas. Era necesario reforzar el equipo y el primer día de mercado, para felicitar el año nuevo, hizo oficial la cesión de Jonathan Pereira hasta final de temporada. Era la primera sorpresa del director deportivo, pues firmaba a un jugador de Primera para pelear en Segunda. Se harían esperezar las otras dos llegadas, pues hasta los últimos días de enero el Real Valladolid no completó los deseos de Rubi. Un delantero y un hombre de banda: Túlio de Melo y Hernán Pérez. Otros dos futbolistas que colmaban las expectativas de la afición, sobre todo con el rápido extremo del Villarreal. Por una vez, el Real Valladolid se había movido bien en el mercado de invierno, aunque después dos de ellos no dieran el rendimiento esperado.

Volviendo al plano deportivo, enero fue un mes positivo para el Real Valladolid, aunque dejó las dudas y el sinsabor de la derrota en Palamós para cerrar la primera vuelta. Antes, los de Rubi dieron un golpe sobre la mesa en el primer choque del 2015, venciendo al Real Zaragoza con solvencia y sin problemas, con un 0-2 obra del doblete de Óscar González. Siete días después, los pucelanos elevaban a tres los partidos seguidos ganados en Liga, contando la última victoria del año anterior ante el filial del Barcelona. Contra el Alavés, con gol de Álvaro Rubio incluido, el Pucela hizo disfrutar a Zorrilla y devolvía la esperanza del ascenso directo. Ilusión que, con la citada derrota por 0-2 ante el Llagostera, se esfumaba. Aquel fue un encuentro tosco, pesado, sin mucho fútbol y una intensa lucha. Exactamente lo que se le ha atragantado al Real Valladolid esta temporada. Todo lo contrario de lo sucedido en Mallorca, donde Jonathan Pereira deslumbró (y engañó) a todos con sus tres goles, y la goleada por 1-5. Ese resultado, tras el traspié en tierras catalanas, volvía a enchufar al equipo pero evidenciaba algo muy claro: la montaña rusa de temporada que estaba viviendo el conjunto pucelano, de irregularidad en irregularidad.

febrero + marzo Chemita Lozano Roca

Tres meses nefastos para el Real Valladolid

Abril, mayo y junio no fueron meses buenos para el conjunto de Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’, que tuvo que ver primero como se le escapaba el ascenso directo con varias jornadas de adelanto y como, en el playoff, no era capaz de doblegar a una Unión Deportiva Las Palmas que fue levemente superior a los blanquivioletas. Poco a poco y con el paso de los meses claves en esta Segunda División, el Real Valladolid entraría en una dinámica de malos resultados y en una atmósfera en la que los aficionados comenzaron a recelar de Rubi. La afición respondió entrado junio y en lo que el playoff se refiere, llenando prácticamente el Estadio José Zorrilla con algo más de 19.000 espectadores a pesar del día desapacible, con chaparrón de agua incluido, que frenó la presencia de más hinchas de la escuadra local. El mes de abril comenzó mal, muy mal, con la visita del Real Valladolid a tierras catalanas, a Montilivi, para enfrentarse al que ya por aquel entonces era un rival directo en la pugna por los puestos de ascenso a Primera División, el Girona de Pablo Machín que supo planificar el partido a las mil maravillas para hacer daño a los de Rubi.

Los rojiblancos salieron al 110% desde el pitido inicial y muy pronto consiguieron decantar la balanza a su favor con un gran gol de Aday al que nada pudo hacer Varas. Precisamente, fue el portero del Real Valladolid el que mantuvo con vida a su equipo con paradas de mérito ante las innumerables jugadas de peligro de los locales. Sin embargo, y cuando el primer acto tocaba a su fin, los visitantes se vinieron arriba. Primero Jonathan Pereira tras una gran jugada por la izquierda, que salvó muy bien el mejor guardameta de la categoría este año, Becerra, y después Túlio, tras un penalti de Ramalho sobre Hernán Pérez que convirtió el jugador brasileño con un disparo con potencia y al centro. Pero esto fue solo un espejismo, ya que en la segunda mitad, de nuevo el cuadro local fue netamente superior y con un golazo de Eloi Amagat consiguió la victoria.

Roger volvía a marcar, ante el Mirandés, más de seis meses después de su lesión

Tras este mazazo para el cuadro de ‘Rubi’, llegaron dos partidos en casa ante rivales, a priori, fáciles para volver a reengancharse al vagón cabecero rumbo a Primera. El encuentro ante el Mirandés fue malo por parte del Pucela, que volvió a dar una imagen imagen poco reconfortante para su parroquia. Dos goles, el primero de Roger, un partido después de su vuelta tras esa larga lesión que se produjo a finales del mes de septiembre y Óscar, ponían franco el choque con ese 2-0 que campeaba en el luminoso. Sin embargo, una segunda parte nefasta con un bajón, en lo físico, notable por parte del equipo de la capital del Pisuerga, a punto estuvo de dar alas a los de Carlos Terrazas, primero con el tempranero gol de Juanjo y después con ocasiones claras de Pedro o Jordi Pablo. Tres puntos que servían para seguir soñando con el ascenso pero que de poco sirvieron con el empate, de nuevo en el José Zorrilla, ante un Sabadell que se llevó el punto que quiso desde el principio del partido.

Foto: Real Valladolid.

Después de estos cuatro de seis puntos, el cuadro pucelano afrontaba otra final en el Estadio de Gran Canaria. Rubi sorprendía en las islas colocando a Jesús Rueda en el doble pivote junto a David Timor con la baja por sanción de André Leao y la verdad es que a punto estuvo de salirle bien la jugada al míster de Vilasar de Mar. El conjunto de Paco Herrera dominó el primer tiempo pero poco a poco el Pucela fue sacándose el dominio de los amarillos y acercándose al marco de Casto. En la segunda parte, un fallo precisamente del guardameta ex del Betis propició que Dani Castellano se introdujera el esférico en su propio marco dando ventaja al Real Valladolid y poniendo la sonrisa en el rostro de los aficionados del Pucela que soñaban con vencer a Las Palmas, adelantar al cuadro canario y seguir en la disputa del ascenso directo. El partido paso por las botas de Roger, que dos minutos después tuvo el 0-2 quedándose solo ante el guardameta local tras un gran pase de Hernán Pérez, al que quiso batir por alto, pero su disparo fue manso a las manos de Casto. Del 0-2, al 1-1 en apenas unos segundos. La mala suerte volvió a cebarse con el Pucela y una acción del seguramente mejor jugador de la Segunda División este año por su calidad y desborde, Sergio Araujo, terminó con un centro del argentino que tropezó en Chica y se alojó en el marco de Javi Varas. 1-1 con el que terminó el partido y también un mes de mayo en el que el Real Valladolid falló en los momentos claves y en los duelos directos.

Mayo pone a cada uno en su lugar

Mayo dejó claro que el conjunto que preside Carlos Suárez no iba a lograr ese ascenso directo. Los jugadores, tras el empate en las islas se pusieron como meta el vencer en las siete finales que les restaban por delante, hacer un pleno, 21 de 21 puntos. Todo comenzó en Zorrilla y ante el Leganés, donde los de Rubi vencieron con más pena que gloria a un equipo, el de Asier Garitano, que apenas se jugaba nada, acomodado en la parte media de la tabla de la tabla clasificatoria. Los goles de Álvaro Rubio de cabeza en la primera mitad y de Roger de penalti en la segunda, ponían un dos a cero que hacía soñar a la afición, a pesar de que los rivales (Girona, Sporting y Las Palmas) no fallaban.

Una jornada después, el Pucela lograba en El Nuevo Colombino tres puntos importantes ante un equipo totalmente roto que terminó certificando su descenso a la categoría de bronce del fútbol español. Un 0-3 incontestable con una actuación estelar de un Óscar Gónzalez que marcó uno de los mejores goles del curso. Pero toda la ilusión del pleno, de ese siete de siete ansiado, terminó una semana después, con el empate del conjunto de Rubi ante un muy necesitado Osasuna. El choque fue monótono y sumamente aburrido. El cuadro rojillo llegó a la capital castellano y leonesa con la intención de plantar el autobús y maniatar en ataque a un Real Valladolid que apenas creó ocasiones de peligro sobre la portería defendida por Asier Riesgo. El equipo de Enrique Martín se llevó lo que quería, un punto, y dejó al Pucela muy tocado en su reto de conseguir el objetivo del ascenso directo.

La derrota ante el Real Zaragoza evidenció el divorció entre Zorrilla y Rubi

El objetivo que se esfumó apenas una semana después. Tras la victoria entre semana de los vallisoletanos en el Mini Estadi por 1-3 con otro gol para archivar de Hernán Pérez. El Real Zaragoza llegaba hasta Zorrilla para acabar con el mínimo reducto de ilusión y esperanza en lo que a la busca del ascenso directo se refiere. Los de Ranko Popovic, a pesar de comenzar el partido perdiendo y de ir por debajo en el marcador hasta casi los minutos finales, se impusieron finalmente por 1-3 con dos tantos muy parecidos y a la contra de Willian José y de Eldin, dejando en evidencia las carencias de un Real Valladolid que vio como, ahora sí matemáticamente, se esfumaba cualquier opción de ascenso directo. La afición, los escasos 10.000 espectadores que acudieron al santuario blanquivioleta (9.631 espectadores según cifras oficiales), despidieron al equipo al grito de “Rubi vete ya” conscientes de que el objetivo inicial se había ido al traste.

Foto: Real Valladolid

Los dos partidos últimos de la temporada sirvieron para muy poco. El 0-2 de Mendizorroza constató que Jeffren Suárez, dentro de este equipo y a su bajo nivel, no sirve para ninguna demarcación en el terreno de juego. En este caso el técnico catalán decidió ubicarle en la banda derecha con idéntico resultado que en anteriores ocasiones. El 2-4, en casa y ante la Unión Deportiva Llagostera, valió para dar minutos a los chavales, que posteriormente y como es el caso de Xavi Carmona, iban a abandonar por la puerta de atrás el club. Brian fue el lateral izquierdo e Iván Casado debutó, ocho años después, con el primer equipo. El conjunto catalán fue superior ante un Real Valladolid que demostraba a tres días de afrontar el primer choque del playoff que no era capaz, en un duelo en el que no se disputan ni pucelanos ni catalanes absolutamente nada, por inercia.

El playoff deja las cosas claras

Acababa la temporada regular, el club, con el staff técnico a la cabeza, además de jugadores y aficionados, comenzaban a pensar en un playoff donde no había vuelta atrás y en el que los errores, por mínimos que fueran se iban a pagar muy caros. La iniciativa del club bajo el mensaje 'A corazón abierto' fue todo un éxito entre la afición vallisoletana, que llegó a retirar casi 10.000 entradas para presenciar el choque de ida de las semifinales ante una Unión Deportiva Las Palmas que ya había conseguido vencer a los pucelanos en Zorrilla. Lo peor de ese día de partido, el pasado 10 de junio, fue sin lugar a dudas la lluvia que cayó durante todo el día en la capital pucelana, que hizo que muchos indecisos no acudieran finalmente al santuario pucelano para ver el choque de su equipo y que impidió también que el césped del estadio José Zorrilla estuviera en perfectas condiciones para la práctica del fútbol con zonas en las que apenas rodaba el esférico.

En lo que al partido respecta, Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ volvió a sorprender a propios y extraños volviendo a cambiar el sistema clásico de su equipo, el 4-2-3-1, al 4-3-3. El último antecedente con dicho esquema táctico no fue nada positivo para los pucelanos. El cambio en el esquema, y en los minutos iniciales del choque de Zorrilla, no le sentó muy bien a los jugadores, que se mostraron al inicio del partido desubicados y sin saber qué posición tenían que ocupar sobre el húmedo terreno de juego vallisoletano. A punto estuvo el conjunto de Paco Herrera de aprovechar la caraja con la que salió el equipo de Rubi al campo, aunque aprovecharon el regalo con el tanto de Araujo que más tarde fue determinante. El nerviosismo se apoderó de la grada y los silbidos se empezaron a oír cuando, de repente, Hernán Pérez soltó un derechazo desde la frontal del área y el esférico, tras golpear en el poste izquierdo de Raúl se alojó en el fondo de la portería canaria. A partir de aquí, el Pucela se vino arriba, aunque sin apenas inquietar el marco rival.

El Real Valladolid terminó poco contento con las dos actuaciones arbitrales: cuatro expulsados en dos partidos

En la segunda mitad, el verdadero protagonista fue el colegiado Francisco Manuel Aria López que expulsó a Javi Chica primero por una acción sobre Culio y a Timor después por una patada a destiempo del ex de Osasuna sobre Hernán. El Pucela se quedaba con nueve jugadores con diez minutos aún por disputarse. A pesar de ello, los locales tiraron de casta y apenas sufrieron ninguna acometida de los Viera, Araujo y compañía. El árbitro del colegio cántabro se comió una tarjeta roja por una agresión de David Simón sobre Carlos Peña y a punto estuvo en la jugada última del choque de marcar un tanto Mojica que habría hecho a los pucelanos ir con ventaja a las islas.

Foto: Real Valladolid.

Tras la ida, la vuelta en el Estadio de Gran Canaria se presentaba con tensión, tras todo lo vivido. El Real Valladolid tenía la urgencia de tener que marcar, y en principio ganar el partido, si quería optar a disputar la final del playoff y conseguir el objetivo del ascenso. Rubi, de nuevo, y en menos de tres días, volvió a cambiar el sistema, volviendo al 4-2-3-1, introduciendo cambios obligados. El Valladolid salió al estadio de Gran Canaria con miedo y sin la garra necesaria para lograr un gol que le diera el pase a la final del playoff de ascenso. Los de Paco Herrera fueron mucho más incisivos que los de Rubi, y solo un gran Javi Varas salvo los muebles para un conjunto, el pucelano, que tuvo opciones de marcar el gol que le diera la eliminatoria hasta en el último minuto con una acción de Jesús Rueda. Al final no pudo ser, y el Real Valladolid, que no mereció pasar la eliminatoria, cayó ese sábado 13 de junio y finalizó su temporada 2014-15. Un año irregular en el que el equipo nunca tuvo ni un esquema ni una idea de juego clara, lo que hizo que finalmente no se cumpliera el objetivo fijado al inicio de la campaña, el ascenso. Con esto, y con un entrenador muy en entredicho, el equipo vallisoletano afronta un verano difícil con un equipo por construir tras las numerosas marchas de jugadores por contratos y con el mismo objetivo para el próximo año, el ascenso a la máxima categoría del fútbol español.

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