El Real Valladolid puede estar de enhorabuena con su nueva contratación. La llegada de Juan Villar a orillas del Pisuerga responde a un movimiento en el mercado muy sencillo de explicar. Bueno, bonito y barato, como se diría de forma coloquial. Bueno, porque el onubense ha mostrado en sus tres temporadas en el Cádiz que es un futbolista de calidad y con opciones a triunfar, al menos, en Segunda; bonito porque le da algo al Real Valladolid que no tenía, gol desde la banda; y barato porque, tras terminar su contrato con los gaditanos, llega libre y sin coste elevado en su ficha.

Pero, ¿quién es Juan Villar? Se trata de un extremo diestro, que puede cambiarse de banda durante el encuentro, y también actuar como segundo delantero, detrás de una referencia más fija. Todo ello, siendo el carril derecho su mejor demarcación. Extremo veloz, con capacidad para desbordar y con un magnífico golpeo de balón. Quizá, esta sea su mejor cualidad, pues puede poner grandes centros en carrera, rasos y por alto, y pegarle de primeras según le venga el balón. De hecho, en su paso por el Carranza ha dejado grandes goles, algunos de una soberbia calidad y belleza, que ahora deberá repetir en Zorrilla vestido de blanco y violeta.

Gol de Juan Villar (2-0) al Villanovense

Repasando sus cifras goleadoras, en sus tres temporadas con el Cadiz, sin ser un delantero centro, ha superado la barrera de los tres tantos. Diez en su primera campaña, 19 en su segunda y 13 en el pasado curso. Números destacables e importantes que ni mucho menos son sencillos de conseguir en Segunda División B y en el grupo andaluz, siempre competitivo y complicado. Pero no todo son luces, también hay alguna que otra sombra. Y como es habitual en los jugadores de calidad, la cabeza es lo que menos acompaña a Villar. Centrado y metido en el partido, es un puñal por banda; pero en ocasiones su carácter le pasa factura y su rendimiento se ve afectado por ello.

El desconocido mercado de bronce

Con esta incorporación, el Real Valladolid rompe con algo que era ya habitual los últimos años. El conjunto albivioleta había ignorado el mercado de fichajes por debajo de la Segunda División. Desde la llegada de Aduriz a Zorrilla, hará años ya, el club albivioleta no había firmado ningún jugador de un equipo que militase en Segunda B o una categoría inferior, sin contar los filiales. Por ello, la llegada de Juan Villar puede ser un cambio en la política de fichajes pucelana. Con Braulio, ya desde el verano pasado, se terminaron las contrataciones exóticas, de futbolistas desconocidos (hay que señalar que Túlio de Melo puede considerarse ‘desconocido para el aficionado blanquivioleta). Ahora, un curso después, el gallego comienza a sondear divisiones inferiores en las que existes, al menos en Segunda B, jugadores muy aptos para la categoría de plata, más aún cuando el presupuesto ha disminuido considerablemente.

Habrá que esperar pues, si las próximas llegadas arriban procedentes de equipos de Segunda B, o esta tan solo ha sido una contratación aislada. De momento, Braulio tiene trabajo por hacer, pues el vestuario está más vacío que lleno, y las posiciones de ataque son las que más liberadas han quedado. Además, clraro está, de alguna que otra salida, precisamente de los que han quedado en esa zona del campo.