Todos los ciclos tienen un fin, un adiós que, en este caso, deja un agridulce sabor de boca. Después de dos años en los que el Valladolid no ha cumplido objetivos, los jugadores trocales de esos proyectos están abandonando el club, que parece buscar una reestructuración en busca de nuevos mimbres para encarar un nuevo reto. Es el caso de Marc Valiente, cuya etapa de cinco años en el eje de la zaga pucelana se cierra después de 145 partidos con la albivioleta.

Valiente no ha tenido mucha suerte con las lesiones

Con su marcha se va un central que en sus tres primeros cursos en Zorrilla se mostró como un defensa pulcro, aseado en la salida del balón y con una estupenda capacidad de ir al corte. Por contra, sus dos últimas temporadas han ido en la línea del resto del conjunto, ya que se ha esperado un rendimiento mayor del de Granollers, que se va de Pucela con la vitola de ser un futbolista con cierto gafe, ya que la mismísima celebración del ascenso de 2012 con Djukic al mando pilló a Marc con la nariz chorreando sangre después de un encontronazo. De hecho, el catalán cayó lesionado en un entrenamiento en el Mini Estadi -donde se formó a esto del balompié- y no pudo volver a tener minutos, una baja de cinco semanas que se notó especialmente en el playoff, pues la baja forma de Rueda y el error de Samuel en el tanto de Araujo en Zorrilla acabaron castigando a los de Rubi.

Los mejores momentos

Corría el verano de 2010 cuando el Real Valladolid dio a conocer un fichaje con el que se pretendía formar una retaguardia sólida con perspectiva de futuro. Llegó del filial del Sevilla con apenas 22 años, una juventud que escondió para erigirse en el mariscal de la defensa con el '4' a la espalda. Su primera campaña en busca del ascenso se vio frustrada por el Elche, especialmente en un partido de vuelta en el Martínez Valero en el que el colegiado Amoedo Chas decretó falta por manos del catalán, aunque la pelota impactó en su torso. El desenlace, con el desacierto de Javi Jiménez de por medio, es de sobra conocido en la ciudad de Delibes. Ya entonces mostró cierta debilidad -o mala suerte- física, ya que en octubre de 2010 se rompió el cuarto dedo de una de sus manos, la misma que se volvió a dañar en enero de 2011 y lo alejó unos partidos de la competición.

Ese año tuvo como compañeros en defensa a Rueda, Arzo, Juanito, Fabio Faria o Baraja, aunque fue el refuerzo invernal Jordi Figueras con quien más partidos formó. El verano trajo a Djukic y desterró a Abel, con lo que se formó una defensa formidable con Jesús Rueda. Entre ambos combinaron sus virtudes y supieron paliar sus defectos, ya que el canterano cubrió la ocasional falta de contundencia de Valiente, mientras que este suplió la menor capacidad de reacción del pacense. Tras las eliminatorias contra el Córdoba y el Alcorcón, Jaime se erigió como guardameta menos goleado y buena parte del mérito, tanto del galardón al portero como del retorno a Primera fue de Jesús y Marc.

El preparador serbio siguió en el banquillo vallisoletano durante la 2012/2013, en la que los castellanos se convirtieron en una de las escuadras sorprendentes de la Liga, dado que se salvaron con cuatro jornadas de anticipo y sin coquetear en ningún caso con las tres últimas posiciones de la tabla clasificatoria. Como ocurrió la temporada anterior, el 6 y el 4 acapararon muchas miradas a causa de su buen hacer en la retaguardia, ayudando a su vez que el Real Valladolid elaborase un juego agradable a la vista, con una apuesta por iniciar los ataques desde atrás. De hecho, se llegó a especular con que el seleccionador Vicente del Bosque tendría a Marc Valiente en su agenda de futuribles con el combinado nacional. Buenas noticias para la ciudad, que tenía en sus centrales de la quinta del 87 una buena garantía de solidez futura.

El progresivo bajón

Pese a los augurios positivos en torno a esta pareja de zagueros, la llegada de Juan Ignacio Martínez y el adiós del técnico de Belgrado abrió una era de inestabilidad en la línea trasera. Rueda y Valiente perdieron la categoría de infranqueables para pasar a ser una defensa simplona y débil. Una de las razones esgrimidas entonces fue la carencia de competencia, ya que el bueno de Heinz, en lo poco que jugó, hizo preguntar al aficionado si no había mejores jugadores en la Tercera división castellana. La posible comodidad en el puesto castigó el rendimiento de los dos centrales, una línea de nuevo afectada por las lesiones. Apenas habías trascurrido cuatro jornadas cuando en septiembre de 2013 Valiente sufrió una lesión muscular, una tónica repetida varias veces desde entonces y que le impidió coger continuidad en su posición.

Marc, que ya en enero de ese mismo 2013 se rompió la cara por el Pucela, mejor dicho, Aduriz y su codazo lo provocaron, vio cómo la sobriedad y poderío con el que se convirtió en capitán de la generación de Cesc, Messi o Piqué en los filiales del Barcelona se evaporó. A su vez, la irregularidad y los vaivenes de Juan Ignacio lo llevaron alternativamente al banquillo o al centro del campo, como en la victoria en casa ante el conjunto culé, que dio unas esperanzas que se acabaron destruyendo tras el esperpento en el Benito Villamarín.

Con 29 partidos ese curso, Valiente volvió a Segunda con la misión de encabezar la comitiva del ascenso. En su quinta temporada en Zorrilla, solo Rubio, Óscar, Peña, Rueda y él sobrevivían de ese vestuario que Abel no logró devolver a la élite. Sin embargo, tampoco su experiencia se hizo valer en las 31 participaciones del curso, perdiéndose así 11 encuentros, dos de los cuales por sanción y los demás por distintas dolencias físicas, como en el tramo de noviembre en el que el Pucela se desinfló, coincidiendo con las bajas de Rueda y Valiente; o en la últimas semanas de competición, de lo que se aprovechó Las Palmas.

La campaña 2014/2015 se saldó sin que Marc hiciese honor a su apellido, ya que se especuló con que el de Granollers, en sus últimos plazos de recuperación, no aceptó infiltrarse para llegar a la vuelta contra los insulares. Según estas hipótesis, mientras que uno de los capitanes del equipo no aceptó, el cedido Hernán Pérez sí lo hizo en busca de rendir al máximo en la posterior tragedia del estadio canario. Ni Jesús Rueda ni él mostraron las aptitudes vistas en su última campaña en Segunda, con Miroslav al frente.

La edad, la forma física, las órdenes del entrenador, el sistema de juego, la motivación... muchas son las razones que pueden explicar esta progresiva decadencia que tanto lamentó Zorrilla, aunque buena parte de la masa social desearía que el ex del Sevilla Atlético siguiese un año más liderando la línea de retaguardia aunque se haya sabido ya la llegada de Samuel. Entre el alicantino y el de Granollers, no hay dudas en cuanto a la diferencia de calidad. Sin embargo, el fútbol es así y Valiente cierra su lustro en Pucela sin haber logrado devolver las rayas violetas y blancas a la categoría de oro. Desde su próximo destino podrá ver si finalmente la entidad que preside Carlos Suárez retorna a Primera o si vuelven las pesadillas a la ciudad de Valladolid.

Imágenes: LFP | Deia | Mundo Deportivo | Pucelanos.