Por fin, después de varias semanas de preparación en distintos escenarios, el Real Valladolid se puso a disposición de su público, un estadio José Zorrilla que solo abrió la mitad de su aforo, ya que las vacaciones veraniegas hacen estragos en la asistencia. El invitado, el Eibar del añorado Mendilibar, fue el elegido para calibrar cómo han asimilado los jugadores los conceptos de Garitano: un duelo de altura ante un rival de Primera.

Con el once que, con los efectivos actuales a falta de los necesarios refuerzos, promete ser el titular en Córdoba y en las primeras jornadas del campeonato. Finalmente Kepa parece ser el elegido entre palos, superando a un Mariño que, pese a la espantada del año pasado, fue aplaudido por la grada. La defensa confirma que Juanpe y Marcelo Silva parten, pese a las molestias que ha arrastrado este, con ventaja frente a Samuel. Los inquilinos desde el centro del campo hacia adelante parecen claros, pero Rubio, Mojica y Guzmán aprietan en busca de un sitio en el equipo titular.

Primera mitad sosa en Zorrilla

Los primeros compases demostraron que ninguno de los dos se tomó el partido como un amistoso, aunque cometiendo alguno de los errores tan típicos de finales de verano. Un par de lanzamientos de esquina para los locales y alguna llegada por banda de los visitantes dieron el primer toque de picante, aunque el uy de la grada llegó con un pase de la muerte de Rodri que no encontró rematador claro, respondida al momento por un ataque irundarra repelido bajo palos por la zaga del Valladolid, que vio cómo la flamante delantera formada por Enrich y Bastón no paraba de acercarse a Kepa.

Sin grandes ocasiones, fue la SD Eibar quien controló más el partido, mostrando que el cambio de categoría se nota en ciertos aspectos del juego. El salto de calidad que necesita el Pucela llegará en los quince días que quedan de mercado, ya que se notan ciertas carencias en una plantilla que necesita de la cantera para rellenar sus convocatorias. La capacidad económica, los contactos de Braulio y la paciencia determinarán qué refuerzos recalan en el vestuario blanco y violeta.

Foto: Real Valladolid

El paso de los minutos mostró a un Real Valladolid paciente atrás, recogido ante la iniciativa de los azulgrana, dejando que llegara el descanso sin sufrir, gozando incluso de una ocasión que Rodri mandó alto. Como en las citas ante Cultural Leonesa y Sporting de Gijón, los 45 minutos disputados se saldaron sin ningún tanto, algo positivo en el ámbito defensivo pero a mejorar en el ofensivo.

Descanso y gol

Tras el descanso y el cambio de campo, con la única novedad de Mariño por Kepa, llegó el anhelado gol. Sin apenas tiempo para guardar el bocadillo y sacar las pipas, Alfaro asistió a Óscar para que el mediapunta cruzara bien la pelota ante la salida de Irureta. El charro es así, aparece de la nada para esfumarse de la misma manera. Si la brillantez supera a la invisibilidad serán muy buenas noticias para el Pucela. En cuanto al onubense, ha superado ya la tortuosa lesión del curso pasado, así que es un recurso importante para los planes ofensivos de Garitano.

Óscar abrió el marcador a pase de Alfaro

Tan importante como la presencia de un ariete con acierto es que la segunda línea apoye en la faceta goleadora, siendo un problema para las defensas rivales, que tendrán a Rodri -y al delantero que lo acompañe- bien sujeto durante la temporada. Hombres como Juan Villar, muy activo esta pretemporada, y los dos protagonistas de la diana local serán clave para darle recursos a su entrenador.

Foto: Real Valladolid

Una vez celebrado el 1-0, el Real Valladolid se hizo con más presencia en el terreno de juego, aprovechando las dudas que siempre entran al equipo que encaja, siendo la competición que sea. Sin más movimiento en ambas áreas se produjo la entrada de Samuel, superviviente al curso pasado, en detrimento del joven Juanpe. Las esperanzas de los asistentes al estadio de que con el tanto local se abriese el encuentro acabaron nubladas como el cielo en la tarde vallisoletana, ya que el paso de los minutos no dejó ocasiones o actividad en ataque. Las piernas ya pesan después de entrenamiento tras entrenamiento y no se tiene la fluidez necesaria para el desborde.

Como es normal en estos momentos del choque, comenzó el carrusel de cambios. Mientras que Mendilibar rotó a buena parte de su once, su discípulo Garitano, hoy en el banquillo rival, retiró a Silva y a Rodri por Rubio y Guzmán. Queda poco para la competición oficial, así que toda prueba es poca antes de comenzar la exigente Liga Adelante. Ante el cambio del defensa charrúa, fue Timor quien retrasó su posición para formar junto a Samuel, mientras que Guzmán pasó a la banda para que Juan Villar fuese la referencia ofensiva, una situación que no será extraña a lo largo de la temporada, sobre todo si persiste la escasez de recursos goleadores.

Bajón de intensidad

Fue el ex del Cádiz quien tuvo la oportunidad de ampliar el marcador, pero tras sortear al portero vasco no pudo acertar a puerta. El lateral de la red detuvo el balón del andaluz, que demuestra cada día que puede ser un buen punta, justo antes de que los jóvenes Ángel -por Chica- y Caye -por Villar- se estrenaran ante la afición pucelana.

Foto: Real Valladolid.

Así concluyó un partido en el que se vio a un Real Valladolid sólido en la defensa, como se ha visto en esta pretemporada, y bien en ataque, algo importante visto que los oponentes de Segunda se cerrarán cuando se vean con los albivioleta. Además, cierra el ciclo de partidos amistosos invicto, con cuatro victorias y otras tantas igualadas, con un balance de un triunfo y dos tablas ante rivales de Primera.

El XLII Torneo Ciudad de Valladolid, pues, se queda en casa y muestra a un Pucela aún falto de rodaje y jugadores, aunque con buenas vibraciones para conseguir el ascenso, objetivo tabú desde que arrancó la pretemporada. El próximo 22 de agosto comienza la temporada ante el Córdoba, donde se verá si en verdad los castellanos son candidatos serios a volver a Primera.