Le llegada de Pedro Tiba al Real Valladolid abre muchos frentes en el equipo de Gaizka Garitano. Lo primero, tener cuatro hombres para dos posiciones, algo que se presenta capital en una liga tan larga como es la Segunda División. Además, el técnico vasco suma un jugador diferente a los que tenía, de nivel, llamado por la selección absoluta de Portugal y querido, no hace mucho, por equipos grandes como Valencia o Marsella. Por todo ello, la incorporación que ha realizado Braulio, llegada de la mano de Erick Moreno, además de sorprender, es un movimiento que no todos los equipos de Segunda podrían haber conseguido.

Sus cualidades son las que todo centrocampista organizador del juego debería tener. Capacidad de mover el balón de un lado a otro del campo, de asociarse con sus compañeros y sumarse hacia posiciones más avanzadas , donde cuenta con un buen golpeo y con esa intuición para estar bien situado desde la segunda línea ofensiva. Sabiendo esto, una de las opciones que se podrían barajar, para verle sobre el campo, sería formando pareja con André Leao o David Timor, dos jugadores que pueden realizar mejor la tarea de centrocampista posicional, que guarde la posición y tenga más labores de desgaste. Con Álvaro Rubio, ese trabajo quedaría repartido entre los dos, pero sería una dupla mucho más ofensiva, técnica y de calidad.

Conociendo los planes de Garitano, lo habitual será verle, a priori, acompañado de su compatriota, o del valenciano; mientras que Rubio podría ser su sustituto en el papel de organizador del juego. Siempre, con las circunstancias de cada encuentro, y las necesidades que tenga el equipo sobre el verde. Cuatro jugadores para la medular, dos constructores del juego y dos futbolistas más físicos, pero que tampoco rehusan jugar el cuero con criterio. En esta parcela del campo, con la llegada de Tiba, el Real Valladolid ha mejorado considerablemente su plantilla, respecto al pasado curso, y solo queda esperar si el luso funciona.

Del fútbol modesto, a la selección

Su trayectoria futbolística comenzó en el Valdezez, como profesional, donde estuvo entre 2007 y 2009, con un parón en 2008, año en el que jugó cedido en el Kastoria de Grecia. Poco a poco fue creciendo, escalando por clubes modestos de Portugal. Valenciano, Limianos y Tirsense, antes de recalar en un equipo ya importante de la Primera División lusa como es el Vitória de Setúbal. Su buena temporada 2013/14 le llevó hasta el Braga, donde se consolidó.

La campaña pasada brilló en el Sporting de Braga, y fue una de las sensaciones del campeonato. Incluso llamó a la puerta de la selección absoluta de Portugal, Paulo Bento le convocó, pero no debutó en el choque que Albania sorprendió a los lusos. En la medular del campo formó pareja con Danilo Barbosa, actual futbolista del Valencia, que actuaba más retrasado, guardando la posición mientras Pedro se sumaba al ataque, con libertad de llegar hasta posiciones avanzadas y probar el remate. De hecho, el Valencia fue uno de los equipos que se interesó por él cuando alcanzó su mejor fútbol; el Olimpique de Marsella de Bielsa también fue otro de los equipos que sondeó su incorporación. Sus tres goles con el Braga, y su magnífico juego en el centro del campo, le convirtieron en uno de los mejores del pasado curso.

El destino y un buen movimiento de Braulio le ha llevado a terminar defendiendo la elástica del Real Valladolid, con el que comenzará el miércoles su aventura en España. Paulo Fonseca, actual entrenador del Braga, decidió no contar con él, por lo que una salida dirección a la Liga española era una de sus mejores opciones. Hasta el último día ha esperado el director deportivo pucelano, a buen seguro que apurando hasta el final para poder hacerse con los servicios de un centrocampista de nivel, llamado a dirigir la medular albivioleta durante esta temporada.