Punto y final a la relación entre Diego Mariño y Real Valladolid. Divorcio consumado. No hay vuelta atrás. Se terminó el llamado ‘culebrón Mariño’ y de una forma poco esperada, con un traspaso del meta gallego dirección Valencia, para ser jugador a todos los efectos del Levante UD, conjunto que le acogió la temporada pasada cuando los dos protagonistas decidieron darse un tiempo. Ahora, el conjunto pucelano vuelve a quedarse sin guardameta a pocos días del final del mercado, aunque con una diferencia: esta vez se estaba preparado y ya se había firmado el sustituto de Mariño, Bruno Varela.

Mariño no acertó en tiempo y formas a la hora de hacer efectiva su cláusula de escape a Primera

Repasando lo sucedido, hay que remontarse al verano del 2014 a orillas del Pisuerga, cuando el Real Valladolid descendió a Segunda tras una trágica e irregular temporada. Durante aquel curso, Mariño alternó titularidad con Jaime Jiménez, ilustre pucelano durante el último ascenso a la división de oro. El meta gallego disputaba su primera campaña con la casaca albivioleta, y lo hizo dejando un gran sabor de boca. La afición de Zorrilla ya veía en él un guardameta de futuro, pero la ilusión se tornó en desazón, incluso en hostilidad y odio contra el bueno de Diego. En una maniobra muy poco acertada en lo personal, Mariño decidió hacer efectiva una cláusula de su contrato que le permitía salir cedido a un Primera División mientras el Real Valladolid continuara en Segunda. Sin embargo, lo hizo fuera de plazo, y cuando apenas quedaba tiempo para reaccionar, pues el gallego iba a ser el portero titular de Rubi el pasado curso. Al final aquello se solucionó con Javi Varas, que hizo olvidar a Mariño, pero creó un problema al ya nuevo guardameta del Levante. La afición ya no estaba con él, y no le quería de vuelta. Cesión, con fecha de caducidad, debía volver, y su pasado se le echaba encima.

Contra todo pronóstico, las primeras declaraciones e intenciones de Mariño, durante la pretemporada de este verano, apuntaban a que el gallego se quedaría en el Real Valladolid, pues el Levante desechó otra cesión y hasta el propio Diego negó la opción de volver a utilizar su cláusula, que seguía vigente. Braulio, Garitano y sus compañeros le defendieron en multitud de ruedas de prensa, destacando su profesionalidad y sus ganas de ayudar al Real Valladolid en el camino de vuelta a Primera. Fue titular en varios encuentros y se presentaba, junto con su ya excompañero Kepa, como una de las mejores parejas bajo palos de toda la Liga Adelante.

Los movimientos del mercado le volvieron a situar en la órbita del Levante, que con un desembolso muy pequeño de dinero, tan solo caerán 125.000 euros en las arcas de Zorrilla, se ha hecho con el portero. Su adiós, no por esperado a comienzos de verano, deja de ser sorprendente en estas fechas. Y es que vuelve a darse la misma situación, el Real Valladolid se queda sin uno de sus dos arqueros cuando queda menos de una semana para completar la plantilla. Al menos, pensará Braulio, se gana una suma de dinero, que aunque no sea muy elevada, ayudará a traer a un substituto. Todo ello, mientras Kepa se afianza mucho más en la titularidad. Otro problema, en el que no querrá pensar el director deportivo, es en la obligación de fichar en propiedad a algún portero para la próxima temporada, pues el cachorro regresará a Bilbao y dejará los palos huérfanos de defensor, a expensas del recambio de Mariño.

Pensando siempre en Primera

La mente del arquero ha estado siempre enfocada a la Liga BBVA. Cuando dejó el Villarreal, lo hizo porque no tenía sitio en el submarino amarillo, por lo que buscó un destino donde jugar fuese más sencillo. Ese lugar fue Valladolid, donde pudo al fin disfrutar de la máxima división del fútbol nacional, pero por tan solo un curso. Después, su salida a Levante. Mariño ya no es futbolista de Segunda, lo demostró durante los dos últimos cursos, por lo que era complicado que permaneciera a orillas del Pisuerga. A pesar de ello, todo parecía indicar que iba a ser así, antes de este repentino interés del conjunto de Orriolls en volver a hacerse con sus servicios.

La relación entre Diego y Real Valladolid no ha terminado como ambos hubieran deseado, pues todo habría cambiado de haberse logrado esa permanencia hace dos cursos en Primera, pero todo esto son condicionales y teorías pasadas que ya no se cumplirán. Sus caminos se separan, pero pueden volver a cruzarse, aunque no sea para estar vinculados el uno al otro. Mientras el gallego sigue creciendo, experimentando y disfrutando de la Liga BBVA, el conjunto pucelano tendrá que bajarse al barro para poder regresar lo antes posible. Kepa, y Bruno Varela, el recambio que ha conseguido Braulio, serán los que tengan como misión hacer olvidar a un arquero que ha levantado demasiadas suspicacias entre los aficionados de Zorrilla. El tiempo se lo lleva todo y las heridas se cerrarán. Hasta entonces, las idas y venidas de Mariño serán mal recordadas.