El mercado de fichajes, ese tiempo en el que en las redes sociales aparecen cientos de informaciones, los entendidos del fútbol afloran hasta de debajo de las piedras, y más de uno se tira de los pelos por la tensión de firmar o no, a su jugador fetiche. Pero quienes siempre mantienen la calma, o al menos en público cuando dan la cara, solo aquellos que se encargan de realizar los movimientos en cada uno de los equipos. Los directores deportivos, sobre los cuales recae el peso de estructurar las plantillas, dejando satisfechos a entrenadores y afición.

En el Real Valladolid, esta figura es Braulio Vázquez. El gallego, desde su llegada, a finales de aquella fatídica temporada que finalizó con un desastroso descenso a Segunda; podría decirse que ha cumplido con las expectativas. Ante todo, hay que destacar que es un hombre de fútbol y oficinas, que sabe cómo funciona el mercado y sabe moverse como pez en el agua, dentro de las posibilidades económicas del conjunto pucelano. Muy distinto a Alberto Marcos, exjugador que ‘debutaba’ en las oficinas de Zorrilla, valiéndose de sus contactos y hombres de confianza, como Iñaki Bea (recomendó a Ebert) o Harold Lozano (se fijó en Osorio); pero sin ese conocimiento extra que da la experiencia de ser un director deportivo de pro, que no vive su primera etapa sentado en las oficinas.

Foto: Real Valladolid

Regresando con Braulio, y una vez finalizado el mercado veraniego de 2015, el gallego ha completado ya tres veces el proceso de selección de jugadores. Ignorando los jugadores que han recalado en el Real Valladolid, procedentes de otros clubes de España, hay una nota dominante en su política de fichajes: Portugal es un mercado idóneo para encontrar jugadores de nivel, y con posibilidades de vestir la camisola pucelana. Así pues, tras la llegada de André Leao el pasado verano, esta vez han recalado, a orillas del Pisuerga, hasta cuatro jugadores procedentes del país vecino: Bruno Varela (Benfica), Erick Moreno (Sporting Braga), Pedro Tiba (Sporting Braga) y Diego Rubio (Sporting Club de Portugal).

De Francia, a Portugal

En su anterior etapa como director deportivo, Braulio Vázquez explotó otro mercado. Si en el Real Valladolid está siendo el portugués, en el Valencia fue el francés. Con el conjunto ché, entre 2010 y 2013, años en los que ocupó el máximo cargo de la dirección deportiva, acudió varias veces a la Liga francesa para encontrar jugadores que se aclimatasen bien al equipo de Mestalla. Un Valencia que atravesaba una época de crisis económica, por lo que los fichajes debían ser cuidadosamente estudiados, y en muchas ocasiones fueron de jugadores poco conocidos, pero válidos. Tino Costa (Montpellier), Ricardo Costa (Lille), Adil Rami (Lille), Sofieane Feghouli (Grenoble), Jeremy Mathieu (Toulouse) y Aly Cissokho (Lyon) fueron los futbolistas que el gallego contrató desde Francia, demostrando que aquel mercado era idóneo para encontrar pequeñas ‘gangas’, como es el caso de Mathieu, que llegó libre al Valencia y se marchó por 20 millones.

Extrapolando esta situación al Real Valladolid, Braulio ha cambiado ahora sus costumbres, y ataca la Liga portuguesa en busca de las mejores oportunidades, toda vez que en España se hace complicado encontrar buenos jugadores. Este verano, en especial, se ha producido esta situación por la reducción de presupuesto que ha sufrido el club presidido por Carlos Suárez, aunque el pellizco económico llegado gracias a la venta de Diego Mariño ha ayudado a que jugadores como Pedro Tiba o Diego Rubio, que hace unos días eran muy complicados de incorporar, finalmente hayan llegado a orillas del Pisuerga.

Foto: Real Valladolid

El Real Valladolid, antes de la llegada de Braulio, también había acostumbrado a mirar, de vez en cuando, al país luso. Así, en la campaña 2011/12, la del ascenso a Primera con Miroslav Djukic, el que fichó por el conjunto pucelano, desde Portugal, fue Lassana Camará, conocido como Sana. Arribó desde el Benfica, de sus divisiones inferiores, después de una cesión en el Servette suizo, en propiedad para tres temporadas. No cuajó, y antes de cumplir su primer año de contrato, abandonó el Real Valladolid tras rescindir. Un curso después, el que firmó, en calidad de cedido, y mostró un gran nivel en el equipo de Zorrilla, fue Henrique Sereno. El central conocía la casa, pues ya había tenido una primera etapa de blanquivioleta en 2010. Anteriormente, y echando más la vista atrás, aparece un futbolista como Pelé, que firmó desde el Oporto, y del que no se guarda un grato recuerdo en la esfera pucelana.

En definitiva, habrá que ver si este mercado luso continúa siendo un surtidor de jugadores para el Real Valladolid, o han sido las circunstancias, las casualidades y el destino los que han llevado a Braulio ha echar mano de la Liga NOS para completar la plantilla pucelana esta temporada. Cuatro llegadas que, con el paso de los partidos, habrá que ir valorando de forma individual, pues todos llegan respaldados por el director deportivo gallego. Solo queda ver si Braulio ha acertado.

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