Sudamérica siempre ha sido cuna de grandes talentos, mercado potencial del que cada año cientos de jóvenes promesas del mundo del fútbol emigran al continente europeo en busca de retos mayores. Las labores de scouting realizadas al otro lado del charco por equipos españoles, ingleses, franceses o italianos cada vez son más frecuentes. El objetivo es fichar bueno, joven y barato. Y sale rentable, qué duda cabe. Cada vez la Liga BBVA tiene menos jugadores españoles, la Barclays Premier League tiene menos jugadores ingleses y así con todas las ligas europeas. Y de todos estos jóvenes que 'invaden' el fútbol europeo, cualquier ojeador que se precie conoce de sobra el nombre de Diego Iván Rubio Köstner.
Diego Rubio, como todos le conocen, es una de esos infinitos casos de perlas sudamericanas de las que hablamos. El típico chaval que desde muy jovencito despunta en las categorías inferiores de su club, va convocado con las categorías inferiores de su selección, donde también destaca sobremanera, y su rendimiento es tan alto que resulta inevitable que algún club europeo no le 'pesque'. Su caso no es distinto al de la mayoría. Su historia es la de un niño pegado a una pelota que soñaba con ser futbolista.
Una perla precoz que busca explotar
El protagonista nacía el 15 de mayo de 1993 en Santiago de Chile. Hijo, nieto y hermano pequeño de futbolistas, parecía escrito cuál sería el futuro de este niño. Bien temprano entró en las categorías inferiores del Colo-Colo, el club más prestigioso de su país. Allí despuntó desde el primer momento y no tardó en erigirse como la mayor perla de su cantera. Debutó con el primer equipo con apenas 17 años y fue sin duda la sensación de aquel torneo clausura de 2011 marcando 6 goles en 10 partidos a tan temprana edad. Su talento y precocidad hizo que el Sporting de Portugal se hiciera con sus servicios pagando un millón y medio de euros por su pase, adelantándose a otros grandes clubes de Europa que le tenían en sus agendas. Aunque fue el máximo goleador de la pretemporada 2011-2012 con 7 dianas, apenas contó para el primer plantel durante el curso debido a su juventud e inexperiencia.
Viendo que aún era pronto para que el delantero chileno compitiera en una liga de nivel como la primera portuguesa, fue relegado al filial de la segunda división con el objetivo de acumular minutos de juego. Y no le fue mal. Titular indiscutible y 8 dianas en su cuenta particular. Viendo que su progresión seguía adelante, el equipo lisboeta dio un paso más y le cedió al Pandurii Targu-Jiuy rumano. Allí, el joven punta no logró aclimatarse a una competición tan exótica, tan diferente a lo que él conocía, con un idioma desconocido y otras costumbres.
En la primera división de Rumanía apenas disputó 5 partidos, por lo que en el mercado invernal se dio por finalizada su cesión y volvió a cambiar de aires. Su siguiente destino, también a préstamo, fue la gélida Noruega. El Sandnes Ulf fue el equipo de acogida y esta vez la cosa sí funcionó. Fue pieza clave y marcó 8 goles. Tiene más mérito aún si tenemos en cuenta que el Sandnes Ulf quedó colista y descendió. Desde un punto de vista colectivo, un descenso nunca es plato de buen gusto, pero en el plano individual, Rubio fue cogiendo minutos, marcando goles y madurando como futbolista.
Goles por doquier en Portugal
Llegó enero de este año 2015 y Diego Rubio retornó al Sporting luso. Ante la competencia que seguía teniendo en el primer equipo con atacantes de la talla de Slimani, Montero o Carrillo, el joven chileno volvió al filial para poder seguir disfrutando de minutos. Y vaya si los aprovechó. En solo media temporada anotó 14 goles en 21 partidos, unas cifras envidiables, convirtiéndose en uno de los mejores jugadores de la competición. Es por esto que este mercado estival, viendo el potencial que aun tiene el joven ariete, Braulio no ha dudado en echarle el guante. De hecho, sorprende y mucho que Rubio no llegara a tener una oportunidad con el primer equipo del Sporting.
Talento, juventud y gol, algo que se le demandaba al Pucela tras la marcha de Roger para volver a intentar lograr el objetivo del ascenso. Su calidad está fuera de toda duda. Internacional en todas las categorías inferiores de la selección chilena, ya ha sido convocado con la absoluta, aunque aún no ha llegado a debutar. Su fichaje parece todo un acierto, pero su rendimiento a día de hoy es una incognita. ¿Eterna promesa o ilusionante realidad? Veremos. Ahora la pelota está en el tejado del nuevo '19' blanquivioleta. Ahora, en Zorrilla y a las órdenes de Garitano, tratará de cumplir con esas expectativas que suscitó desde que era prácticamente un niño.
El flamante fichaje pucelano es un nueve puro, un ratón de área, aunque tampoco tiene problema alguno cuando recibe el balón en una zona más retrasada y participa en el juego del equipo. Es un rematador, con una gran facilidad para la definición, pero también posee una gran movilidad, no es en absoluto un punta estático. Es bastante rápido, hábil con el balón, técnicamente notable, con una sorprendente arrancada y que utiliza muy bien su cuerpo para deshacerse de los contrarios. Hace muchísimo daño a las defensas rivales con sus permanentes desmarques, quizá su rasgo más distintivo. Incansable, siempre intenso, no da un balón por perdido.
Es un futbolista muy inteligente, tanto con balón como sin él. Tiene un potente disparo a corta y media distancia con su pierna diestra, y además también le pega con la zurda. Incluso alguna vez ha sorprendido con algún bello gol desde larga distancia. Sin ser un portento físico, es fuerte y no se le caen los anillos a la hora de entrar al choque cuando toca; gracias a su gran equilibrio suele salir vencedor de los envites. Lee muy bien el juego de ataque, sabiendo estar en el lugar adecuado en el momento justo. También posee un buen último pase y siempre termina las temporadas con varias asistencias de gol en su haber. Por último, destacar que es un especialista desde el punto de penalti.