Se puede hablar de crisis de cara a gol, de falta de puntería, de mala suerte o simplemente del buen hacer de los porteros rivales; pero el Real Valladolid Promesas tiene un problema para perforar la red rival. En cuatro encuentros oficiales de temporada, cinco si se cuenta el último amistoso veraniego en el Trofeo Diputación, el equipo de Rubén Albés no ha marcado. Tampoco ha encajado, en lo que es la visión positiva de esta racha de resultados. Estar cuatro encuentros sin marcar nunca es bueno, pero si al menos tampoco te marcan, hay algo a lo que agarrarse. Mientras, el gol sigue siendo un tenue recuerdo.

Esta vez, en el Príncipe Felipe de Cáceres, el Cacereño fue el conjunto que se interpuso entre el filial albivioleta y la primera victoria del curso. Los locales, necesitados también de la victoria, comenzaron con un ritmo más alto que los pucelanos, probando disparos lejanos para que Julio entrara en juego desde el principio, buscando el fallo. Amaro, exjugador del Promesas, fue el primero en lanzar desde fuera del área, sin puntería. Después, Martins y Álvaro Ocaña sí acertaron en mandar el cuero entre los tres palos, pero el arquero vallisoletano impidió que subiera el primer tanto al marcador.

Parecía que los extremeños iban a dominar con comodidad, pero con el paso de los minutos, el Promesas se hizo con el control del centro del campo y maniató al Cacereño. Se fue estirando el conjunto de Rubén Albés, dominando y jugando con el cuero a favor, pero tampoco creó grandes ocasiones, el gran talón de Aquiles blanquivioleta. Dominio, buen juego, presión y defensa sin fallos; pero sin ese último pase o último remate que decante la balanza a su favor. Tampoco consiguió romper la igualada a la contra, a pesar de crear mucho peligro con las saldas rápidas de los laterales, buscando a la pareja de delanteros formada por Dani Vega y Caye Quintana, los que deben abrir la lata cuanto antes.

Julio impide la derrota 

Entrada ya la segunda parte, el Cacereño mejoró, principalmente porque recuperó el control de la medular gracias al trabajo de Amaro, que siguió buscando disparos desde la frontal. Con menos posesión, el conjunto de Rubén Albés se ciñó más al contraataque, pero tampoco había manera de conseguir anotar. Mientras, los locales sumaron ocasiones para merecer un tanto. Aarón, de cabeza, se quedó cerca, pero Julio volvió a demostrar que no quiere encajar el primer tanto de la temporada. A balón parado, los de Ángel Marcos, sancionado esta jornada, generaban sus mejores llegadas.

Precisamente, así fue cómo tuvo su mejor opción. Una mano de Cristian, que pudo ser dentro del área y penalti, se transformó en un disparo seco de Toni y un buen rechace de Julio. Con el balón aún en el área, Amaro apareció para rematar la jugada, pero sin suerte ni precisión, mandó el cuero alto. Sin tiempo de reacción, Ángel respondió con dos acercamientos por el costado izquierdo, volviendo a mostrar que termina con mucha fuerza física los encuentros y siempre crea peligro en estos compases finales. Pudo marcar cualquiera, en un partido que se transformó en ida y vuelta, pero el marcador no se movió y el Promesas suma su cuarto empate sin goles consecutivo en esta temporada.

Dos visiones para una misma situación. La primera, negativa, pues estar cuatro encuentros sin marcar puede pasar factura en el futuro; aunque, mirándolo de otra manera, en la segunda visión, no encajar tampoco en cuatro partidos solo significa tener una gran defensa. De hecho, la mejor del Grupo I junto con la de Guijuelo y Cultural, que antes de su cuarto compromiso, tampoco han encajado. Y la permanencia, principal objetivo del Promesas, se consigue con una defensa fuerte, segura y que encaje pocos goles

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