Por fin le llega la oportunidad que tanto tiempo llevaba esperando. Este domingo todos los ojos estarán puestos en su figura. Tras nada menos que 14 años de trabajo, esfuerzo y dedicación a su Real Valladolid, el vallisoletano Julio cumplirá su sueño de salir en el once inicial del equipo de su vida. Hace ya tres años que debutó con el Promesas en Tercera División. Desde entonces, un ascenso a Segunda B en el que paró un decisivo penalti en el último suspiro de la eliminatoria y una gran temporada pasada en la categoría de bronce de nuestro fútbol. El pasado curso, además, probó las mieles de la Liga Adelante debutando en Zorrilla ante el Racing tras la expulsión de Javi Varas. Siete minutos sin mucha historia en los que le dió tiempo a marcarse una palomita para la foto, como quién dice.

Son credenciales suficientes para, al menos, darle un voto de confianza. Las circunstancias no son las mejores: la titularidad le llega por la ausencia por convocatoria internacional de los dos porteros del primer equipo y el Real Valladolid no pasa precisamente por un gran momento, pero eso es lo de menos. Es joven, sí, pero es un año mayor que Kepa y Varela, y nadie duda de ellos. De acuerdo, es cierto que no es comparable y que Julio no tiene experiencia en el fútbol profesional, pero todo futbolista tiene un primer partido. ¿Y si termina triunfando en el Real Valladolid? ¿Y por qué no?

"Yo soy blanquivioleta, vallisoletano de toda la vida"

El club confía en el muchacho, lo ha dejado claro. “Si Julio no puede jugar uno o dos partidos con el primer equipo no sé qué pinta en el Real Valladolid”, sentenciaba el director deportivo Braulio Vázquez hace apenas unos días. No vamos a engañarnos a estas alturas; el Real Valladolid no es conocido por ser un “club de cantera”. En el club pucelano las oportunidades están más caras que en la mayoría de sitios y a la hora de confeccionar la plantilla se suele apostar por talentos de fuera. Es un hecho. Pero si alguien merece un premio así es Julio.

Foto: Real Valladolid

Lo ha dado todo por esta camiseta y ahora el fútbol le devuelve lo que merece, lo que es suyo. El domingo, en los prolegómenos del partido, tras aparecer su nombre en el videomarcador, la afición pucelana, de la que él forma parte, romperá a aplaudir. Y con razón. Nadie mejor que él, de la casa, que realmente siente los colores, para defender ese escudo. “Yo soy blanquivioleta de corazón, vallisoletano de toda la vida”, ha dicho en más de una ocasión. La simbiosis con la grada será absoluta.

Otro canterano en la recámara

Y por si la portería vallisoletana no tuviera ya bastante morbo para este encuentro, en el banquillo se sentará Dani Hernández, también del “B” y de solamente 19 añitos. Sin duda una de las joyas de del Real Valladolid, probablemente el portero con más proyección de su cantera desde el fenomenal e inolvidable Sergio Asenjo. Dani ya ha disputado dos encuentros completos con el Promesas esta temporada, ante el CD Guijuelo la tercera jornada y el pasado fin de semana frente a la SD Compostela. En ambos encuentros cuajó una gran actuación, en ambos dejó su portería a cero y ante los gallegos incluso paró un penalti.

Muchísimo futuro para este jovencísimo palentino que, en su primera temporada en el Promesas, aunque el curso pasado ya disputó encuentros con el segundo equipo, y trasocho temporadas en la familia blanquivioleta procedente de su Palencia natal, ya ha llamado la atención de los aficionados. Por el momento, convocatoria con el primer equipo. Garitano puede estar tranquilo, ante el Oviedo la portería estará bien cubierta. ¿No querían cantera? Pues tomen dos tazas.