Garitano sorprendió a propios y extraños alineando de inicio a Ángel, jugador del filial blanquivioleta, en detrimento de Mario Hermoso, quien además se había quedado fuera de la convocatoria, al igual que Juanpe. Pese a que Samuel volvía a la lista de convocados tras cumplir dos partidos de sanción, tendría que esperar su oportunidad desde el banquillo, ya que la pareja de centrales para este compromiso contra los carbayones estaría formada por Marcelo Silva (que arrastraba molestias desde la semana pasada) y Timor, que volvería a ocupar la demarcación de central por segunda jornada consecutiva.

El partido arrancó sin tener un dominador claro, debido a que el juego se encontraba algo trabado en el centro del campo, aunque con ambos equipos apostando por un estilo alegre para buscar la portería contraria. Linares trataría de sorprender al debutante Julio con un lanzamiento desde larga distancia, pero el guardameta de la cantera castellana estaba muy bien colocado y atajó el esférico con mucha comodidad. Posteriormente, sería Juan Villar el que trataría de percutir por el flanco zurdo del ataque vallisoletano, la banda contraria a la que había iniciado el choque, pero finalmente perdió el cuero cuando estaba a punto de encarar al sempiterno Esteban.

Sergio Egea había apostado por jugar con dos puntas en la parcela ofensiva, concretamente con Toché y Linares, el máximo artillero de los suyos el curso pasado en el Grupo 1 de Segunda División B, uno de los grandes responsables de que el Real Oviedo maravillara a todos los amantes del balompié a nivel nacional. Toché tendría la primera gran oportunidad del duelo después de intentar zafarse de Timor por velocidad, quien contó con la cobertura de Marcelo Silva, pero el disparo del ariete visitante fue bien repelido por Julio.

Carrusel de goles en Zorrilla

No obstante, el cancerbero albivioleta no pudo hacer nada en la siguiente ocasión de los ovetenses. Peña puso un envío raso que Toché tocó lo justo para despistar a Timor, haciendo que el balón se colara por debajo de las piernas del valenciano y fuera a parar a las botas de Linares, un hombre que demostró sus nervios de acero y batió a Julio para colocar el 0-1 en el electrónico. Pero el Real Valladolid iba a tener una gran reacción, puesto que apenas tardaría un par de minutos en devolver la equidad al luminoso. Manu del Moral botaría un saque de esquina en corto para apoyarse en Timor, quien intentó un envío en largo para buscar a un compañero. Tras varios rechaces, el cuero lo controló Álvaro Rubio, por lo que el capitán del Pucela vio desmarcado a Juan Villar y le sirvió la pelota con un magistral pase con el interior de su pierna zurda, un regalo que no desperdició el '7' para empatar el envite.

Sin ningún atisbo de duda, estaba siendo el encuentro más bonito y vistoso que los espectadores del Nuevo José Zorrilla habían tenido la suerte de ver en el tramo inicial de la presente campaña. Aunque la alegría de la parroquia blanquivioleta después del tanto de Juan Villar iba a durar muy poco, exactamente unos cinco minutos, lo que tardó el cuadro liderado por Sergio Egea en ponerse nuevamente por delante en el marcador. La pizarra del técnico argentino iba a funcionar en una magnífica acción de estrategia, donde la defensa local estuvo realmente blandita, además de que Julio se quedó bajo palos y no salió a tapar el remate del jugador del plantel carbayón. El centro fue colgado al segundo palo, donde un futbolista uniformado en la mañana de este domingo totalmente de amarillo la peinó al área pequeña, zona en la que Toché batió a placer a Julio con un testarazo inapelable.

Los pupilos de Gaizka Garitano no se vinieron abajo

Pese al varapalo recibido con el segundo gol encajado, los pupilos de Gaizka Garitano no se vinieron abajo y volvieron a la carga para intentar poner de nuevo las tablas en el electrónico del fortín castellano. Y los vallisoletanos estuvieron bastante cerca de lograrlo superado ya el ecuador del primer acto, en una jugada de estrategia, precisamente lo que había provocado que el Real Oviedo se avanzara momentáneamente en el marcador (1-2). Álvaro Rubio tocó lo justo el cuero para superar por arriba la muralla defensiva de los carbayones, lo que permitió que el esférico llegara a la posición de Manu del Moral, pero el artillero jienense no fue capaz de golpear el balón para haber tratado de superar a Esteban.

Los siguientes minutos fueron de tanteo entre pucelanos y ovetenses, con los primeros haciendo todo lo posible para llegar rápidamente al área custodiada por Esteban y lograr la igualada en el choque, mientras que el conjunto visitante se defendía como gato panza arriba y no perdía la ocasión de salir en tromba al contraataque para intentar asestar un nuevo golpe mortífero al club presidido por Carlos Suárez. Toché y Linares se estaban convirtiendo en un auténtico quebradero de cabeza para la zaga blanquivioleta, con un Hervías que estaba dando claras muestras de la calidad que atesora en sus botas. Sería poco después Timor el que probaría fortuna con un libre directo, aunque su chut salió centrado y fue blocado por Esteban sin complicaciones.

Pero el Oviedo tampoco estaba renunciando ni mucho menos a buscar la portería custodiada por Julio, un cancerbero que en más de una ocasión estaba acusando la fragilidad defensiva de los suyos a la hora de frenar las acometidas de los visitantes. Jonathan Vila se internó por el costado diestro, apuró la línea de fondo y envió un pase demoledor que fue despejado por Moyano en boca de gol. El Pucela lo probaría acto seguido a la contra, con un Ángel que se incorporó a las mil maravillas por el costado izquierdo, aunque su centro no fue del todo bueno y el cabezazo de Juan Villar fue alejado perfectamente por la defensa carbayona, justo cuando parecía que el cuero podía acabar en el fondo de las mallas porque Esteban se encontraba lejos de sus dominios.

Garitano mueve fichas en el descanso

Tras la reanudación, el entrenador vasco decidió quitar a Álvaro Rubio y Óscar para dar entrada al campo a Samuel y Pedro Tiba. El que fuera defensor del Celta de Vigo formaría pareja en el eje central de la zaga con Marcelo Silva, algo que posibilitaría que Timor se adelantara al doble pivote para acompañar a André Leão, al tiempo que el portugués Tiba se colocaría en la media punta. Sin embargo, las primeras llegadas al área rival en los compases iniciales de la segunda mitad correrían a favor del Real Oviedo, lo que obligó a Samuel a tener que intervenir con éxito en un par de acciones para evitar la tercera diana de los de Egea en la ciudad que vio nacer a Miguel Delibes.

El Real Valladolid continuaba persiguiendo el empate con más corazón que cabeza, con el empuje que le daba una afición que esperaba con ahínco que los suyos tuvieran la entereza y la convicción suficientes para voltear la diferencia en el electrónico que era favorable a los intereses de los ovetenses. Después de un envío desde el costado diestro, que fue repelido por la zaga carbayona, el cuero fue a parar a las botas de Rodri, el delantero de los pucelanos que estaba prácticamente aislado, como si de un náufrago se tratara. El goleador de la escuadra albivioleta la pasada semana en tierras oscenses anduvo un poco lento en la definición, por lo que los visitantes pudieron alejar el peligro del área de Esteban con relativa sencillez.

Javi Moyano, un hombre que había sido algo cuestionado por su actuación de la semana anterior en El Alcoraz contra la SD Huesca, tal y como ocurriera con Mario Hermoso, realizó una galopada por el perfil diestro del ataque pucelano para buscarle las cosquillas a la defensa del Oviedo. El lateral procedente del Tenerife puso un gran envío al punto de penalti que no pudo ser rematado por Rodri, pero sería Ángel, el jugador del filial que le había quitado la titularidad ante los carbayones a Hermoso, el que lograría impactar con el esférico para batir a Esteban, poner el 2-2 en el marcador y desatar el júbilo entre los seguidores del conjunto pucelano.

Aguirre saltaría al terreno de juego para reemplazar a Hervías

Con el transcurso de los minutos, Sergio Egea también empezaría a tirar de sus jugadores del banquillo para dar una bocanada de aire fresco al juego de los carbayones en el césped del Nuevo José Zorrilla. Koné ingresaría en el campo en detrimento de Linares, autor de uno de los tantos de los ovetenses, mientras que Aguirre saltaría al terreno de juego para reemplazar a un Hervías que había cuajado un gran partido en la capital de Castilla. El Real Valladolid se estaba mostrando muy impreciso tanto en tareas defensivas como a la hora de sacar la pelota jugada para que el esférico llegara a sus jugadores de ataque, lo que provocaba que en multitud de ocasiones el respetable mostrara su descontento por la actuación de sus futbolistas en el tapete verde.

Acoso y derribo de los ovetenses

Y los aficionados pucelanos estarían cerca de sufrir una taquicardia en dos ocasiones prácticamente seguidas. La primera de ellas corrió a cargo de Aguirre, quien se marchó con excesiva facilidad de la marca de Moyano, para posteriormente poner el cuero al punto de penalti. Julio rechazó el primer envío, consiguió despejar la pelota desde el suelo ante el remate de Koné, mientras que Toché ejecutó un testarazo que se estrelló contra el travesaño. Luego sería Koné el que tendría todo a su favor para poner el 2-3, pero su remate fue repelido precisamente por su compañero Toché, que se encontraba en fuera de juego. A continuación, Koné efectuó un pase maravilloso que pilló desprevenida (una vez más) a la zaga pucelana, aunque Julio salió estupendamente e impidió que Toché rematara cómodo, a lo que se debe añadir que Marcelo Silva despejó el cuero casi cuando la parroquia carbayona cantaba el tanto de los suyos.

Pero como muy bien dice el refranero popular, tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe. Y así se podía calificar a la perfección la siguiente jugada ofensiva de los hombres de Sergio Egea, que estaban dando una verdadera lección de juego y fútbol tanto a los jugadores como a los seguidores del equipo uniformado a rayas blancas y violetas. Susaeta se marcharía con enorme comodidad de la presión (por llamarlo de alguna manera) de un timorato André Leão, un hombre que estaba evidenciando que no se encontraba en condiciones de ser titular en un equipo que desea regresar cuanto antes a la Liga BBVA. El jugador guipuzcoano levantó la testa y realizó un tremendo zapatazo cruzado y raso que se coló en el fondo de la red pucelana, haciendo completamente inútil la estirada de un desesperado Julio.

La nota curiosa del choque la puso Linares, que ya había visto una cartulina amarilla estando en el terreno de juego, y que vería la segunda desde el banquillo y, por lo tanto, sería expulsado de la zona técnica donde se encontraban Egea, sus ayudantes y el resto de integrantes de la expedición carbayona. El Pucela se aproximaba al área de Esteban con cuentagotas, un aspecto que demostraba que los de Garitanos seguían sin dar con la clave para obtener una filosofía de juego que permitiera que el Real Valladolid pudiera aspirar de verdad a estar en la zona noble de la tabla de la Liga Adelante. Moyano intentó una vez más un centro desde la banda derecha, un envío que perseguía conectar con la cabeza de Erick Moreno, que había sustituido al goleador Juan Villar, aunque el lateral blanquivioleta no estuvo certero esta vez y no logró encontrar a su compañero.

El Pucela intentó en los últimos minutos colgar balones al área con el propósito de que llegara la épica, esperando que jugadores de la talla de Erick Moreno, Manu del Moral o Rodri consiguieran bajar algún esférico para batir a Esteban e igualar por tercera ocasión la contienda en el Zorrilla. Pero no hubo fortuna, sobre todo porque la zaga carbayona se mostró muy sólida en los envíos ejecutados principalmente por Timor y Tiba, por lo que el colegiado decretó el final del partido con el resultado de dos goles a tres a favor de los ovetenses. Con esta victoria, el Real Oviedo avanza puestos en la clasificación y se coloca con 12 puntos, mientras que los de Garitano empiezan a coquetear de manera peligrosa con los puestos de descenso a Segunda División B al quedarse con nueve puntos en su casillero de 24 posibles.