Tras una semana convulsa en la que la espada de Damocles ha terminado cayendo sobre el cuello de un Gaizka Garitano herido desde la derrota en Zorrilla ante el Real Oviedo del pasado domingo 11 de octubre, el Real Valladolid afronta la décima jornada de liga con la necesidad imperiosa de lograr el triunfo ante un Mirandés, el de Carlos Terrazas, que quiere pescar en río revuelto.

Con un nuevo inquilino en el banquillo blanco y violeta, el burgalés Miguel Ángel Portugal, el conjunto de la capital castellano y leonesa quiere acabar con esa racha de 40 días sin conseguir la victoria, dejar atrás las dos últimas duras derrotas ante Real Oviedo y sobre todo Unión Deportiva Llagostera y comenzar una remontada que le lleve hasta los puestos cabeceros de la tabla clasificatoria en esta categoría de plata del fútbol español.

Ha llovido bastante

La verdad es que sí. Mucho ha llovido desde aquel 12 de septiembre, último día en el que el aficionado del Pucela ha podido esbozar una sonrisa, al menos por el resultado de su equipo. Fue ante el Bilbao Athletic, en Zorrilla, cuando el conjunto de Gaizka Garitano lograba imponerse gracias a un solitario gol de Juan Villar al filial vasco dirigido por un 'Cuco' Ziganda molesto en la rueda de prensa postpartido por el escaso premio que se había llevado su equipo del santuario vallisoletano.

La última victoria del Real Valladolid se produjo el pasado 12 de septiembre ante el Bilbao Athletic en Zorrilla

Aquella tarde de sábado, en plenas fiestas patronales de la ciudad, el equipo local dio una muy mala imagen y algún aficionado, de los impacientes y exigentes a partes iguales, comenzaba a diagnosticar el mal juego del equipo. Los Gorka Santamaría, Iker Guarrotxena y compañía inquietaban el marco de un Kepa Arrizabalaga que firmó una gran actuación y permitió que los tres puntos se quedaran en casa. Con un juego lento, y monótono y una sala de máquinas en la que Timor y André Leao ponían la leña más que el juego, el Pucela se colocaba con seis puntos en cuatro partidos, manteniendo imbatido su feudo y con dos tortazos lejos de tierras pucelanas ante Córdoba y Ponferradina.

Soria, el inicio de la caída

Todo comenzó en Soria. Domingo, 20 de septiembre de 2015, estadio de Los Pajaritos. El Real Valladolid dominaba el encuentro por 0-2, tras un gran zarpazo de Mojica en la primera parte del choque que se coló en marco numantino con la colaboración de Munir. Y con un segundo tanto de Rodri en una gran jugada colectiva que finalizaba magistralmente el soriano con una sutil vaselina.

El Pucela recibió un mazazo anímico tremendo en Los Pajaritos cuando más cerca parecía la victoria

Parecía que todo iba a las mil maravillas y que el resurgir de este Real Valladolid llegaba en territorio rojillo hasta que el colegiado asturiano, José Ramón Piñeiro Crespo, decidió birlar, con un arbitraje sibilino, los tres puntos al conjunto visitante con dos expulsiones, las de Juan Villar primero y Samuel después que frenaron en seco el buen hacer de un Pucela que estaba firmando, del 46 al 60, los mejores minutos de la temporada. De pronto y de la nada aquel día, la escuadra albivioleta pasó de verse con nueve puntos de quince posibles en la tabla, se llevó un mazazo anímico importante, del que aún no se ha recuperado y perdió a su mejor jugador y segundo mejor central del equipo para el próximo enfrentamiento el primero y para los dos siguientes el segundo. La debacle se inició en Soria.

Una racha nefasta y abajo, 40 años después

Tras el palo en feudo numantino, el Real Valladolid quedó dañado y no fue capaz de lograr la victoria en los dos partidos posteriores ante recién ascendidos. El primero ante el Nàstic de Tarragona, choque en el que el dominio territorial pucelano acabó siendo estéril en un partido aburrido hasta decir basta. Y una semana después ante el Huesca en El Alcoraz, en un duelo en el que los de Garitano se pusieron por delante con una diana de Rodri pero en el que acabaron pidiendo la hora.

Tras perder en Palamós, el equipo caía a puestos de descenso 40 años después

El palo mayor que hizo que los cimientos del proyecto del extécnico eibarrés comenzaron a temblar se produjo el pasado 18 de octubre en santuario pucelano ante un 'hermano' que se vistió de Caín para asestar una puñalada, casi definitiva con ese 2-3, al de Derio. El Real Oviedo sumía en el coma más profundo a un equipo sin ideas, superado netamente y con una inseguridad defensiva sumamente preocupante. Y el definitivo llegó el pasado domingo en Palamós, cuando el mazazo tras derrota ante el colista supuso que el Pucela cayera hasta puestos de descenso a Segunda División B, 40 años después, y provocó la destitución el miércoles de un Gaizka Garitano poco apoyado dentro del vestuario.

La recuperación, en manos de Miguel Ángel Portugal

Con la salida del club del citado míster vasco, la responsabilidad de revertir la situación recae ahora en un técnico con experiencia como un Miguel Ángel Portugal que parece haber detectado pronto la dolencia del que será su paciente, en principio, hasta el 30 de junio de 2016.

Miguel Ángel Portugal tiene la obligación de conseguir levantar el ánimo de un equipo sumamente tocado

El estado de ánimo del equipo está por los suelos, y este Real Valladolid necesita, además de un técnico, un psicólogo que levante a los jugadores lo antes posible del suelo para evitar que se marche el tren que hace parada en la Primera División del balompié español. El fútbol es un estado de ánimo dijo aquel, y la verdad es que no pudo profesar alguien una frase tan acertada. El de este Real Valladolid tiene que cambiar para volver a ganar y dejar atrás una racha de 40 días sin conseguir la victoria.

Fotografías: Real Valladolid