Los pupilos de Borja Jiménez llegaban al Campo Ciudad de Tudela con la confianza de mantenerse invictos en lo que llevábamos de 2016, además de haber ganado tres de sus últimos cuatro compromisos en el Grupo 1 de Segunda División B. No obstante, delante iban a tener a un rival que se encontraba en la zona noble de la clasificación, por lo que la expedición albivioleta era muy consciente de la dificultad que entrañaba la misión de salir victoriosa de su visita a tierras navarras.

Uno de los condicionantes contra el que ambos equipos iban a tener que jugar sería el viento, sin duda un aspecto realmente incómodo llegado el momento de practicar un juego preciso y elaborado. Es cierto que el duelo no fue tan atractivo a los ojos del espectador como se hubiera podido imaginar en un principio, pero tanto navarros como pucelanos se mostraron intensos, incisivos y competitivos desde que el esférico comenzara a rodar tras el pitido inicial del colegiado. Tudelano y Promesas eran sabedores de la importancia del envite, por lo que no querían darle ninguna facilidad a su rival en ningún instante de la contienda.

El cuadro local salió muy enchufado desde el principio, especialmente por el plus que suponía el aliciente de poder adentrarse en las posiciones de promoción de ascenso a la Liga Adelante. Los primeros arreones de los tudelanos no tardaron en llegar, por lo que el Real Valladolid B se vio en la necesidad de replegarse y defenderse cual gato panza arriba con el objetivo de mantener la equidad en el luminoso. Borja Jiménez no lo veía nada claro desde su área técnica, por lo que animaba continuamente a sus jóvenes jugadores con el propósito de, al menos, garantizar la posesión del cuero para salvaguardar la retaguardia albivioleta.

El que la sigue, la consigue

El Tudelano dispuso de dos oportunidades bastante claras para haber perforado el fondo de las mallas de la portería defendida por Julio, pero hubo que esperar hasta la tercera (como muy bien dice el refranero popular) para ver el primer tanto de la tarde en territorio navarro. Dani Gómez, después de una acción de estrategia en un saque de esquina, conectaría un tremendo zapatazo justo antes del entreacto ante el que nada pudo hacer el canterano del club presidido por Carlos Suárez. El 1-0 ya imperaba en el electrónico, por lo que habría que esperar a los segundos 45 minutos para ver si el Promesas sería capaz de reaccionar.

Era el segundo tanto del ex del UCAM Murcia con la elástica del Real Valladolid B

Dicho y hecho, sobre todo porque el Tudelano redujo su presión, lo que permitió que los castellanos pudieran ir ganando presencia en el terreno de juego con el transcurso del duelo. Esto provocó que Toni se zafara de su par en una jugada magnífica del extremo blanquivioleta, lo que desencadenó en una pena máxima que sería transformada por Higinio a falta de menos de media hora para finalizar la batalla. Era el segundo tanto del ex del UCAM Murcia con la elástica del Real Valladolid B, el segundo desde el punto fatídico, un aspecto que demuestra su precisión en dicha faceta.

De todas formas, aún quedaba mucho por decidir en el feudo del Tudelano. Los locales supieron sobreponerse a las adversidades y tirar del coraje que les está caracterizando durante el presente curso futbolístico, una cuestión que hizo que el Promesas volviera a verse superado en demasía por su adversario. Y esa insistencia fue la que hizo que París lograra que el triunfo se quedara en la CCAA de Navarra, una derrota por la mínima para un filial vallisoletano que sumaba el primer revés del nuevo año. Los tudelanos adelantan de este modo al Pontevedra en la tabla liguera, mientras que los de blanco y violeta permanecen con un partido de ventaja sobre los puestos de descenso a Tercera.