El Real Valladolid volvió dejar escapar los puntos de su estadio. El asalto al Estadio José Zorrilla por parte del CD Lugo dejó ver claramente los problemas del equipo que dirigía Miguel Ángel Portugal y que ahora lleva Alberto López, que no ha sido capaz de lograr que su nuevo equipo fuera capaz de lavar la imagen dada en las últimas jornadas ante rivales directos en la lucha por ascender.

Inoperantes en Zorrilla

El empate en su estadio mostró que este Real Valladolid está para descender más que para ascender. La cantidad de puntos que los pucelanos se dejan en Zorrilla no son para estar en Primera. En esta liga los equipos que luchan por la promoción tienen buenos números en su estadio que añaden a las victorias o empates que puedan conseguir como visitantes.

El cuadro pucelano apenas ha sumado seis victorias y siete empates como local en 18 partidos. En total ha conseguido 25 puntos y aunque las comparaciones se dice que no son buenas se ha de mirar de reojo los números que consiguió Rubi durante la temporada. Echando una mirada atrás, se comprueba que el técnico catalán consiguió hacer de Zorrilla un fortín, un lugar inexpugnable donde era muy difícil puntuar. Ello sirvió para que al final los pucelanos lucharán todo el año por el ascenso directo.

La derrota en el campo de Osasuna le costó el puesto a Miguel Ángel Portugal

El descontento llegó porque ese equipo llegó un punto en que fuera de casa sus partidos se contaban por derrotas y ello evitó aspirar por el ascenso directo. Finalmente, Rubi fue destituido y para esta temporada llegó Garitano, que preso de los resultados también fue cesado y en su lugar llegó Miguel Ángel Portugal, cuyos números no distan en exceso de los del técnico vasco y que la derrota en el campo de Osasuna le costó su puesto. En su lugar ha llegado Alberto López, el exjugador y ahora entrenador que ha llegado con unas ideas claras que hasta el momento no se han plasmado sobre el césped tras lo visto ante el CD Lugo.

(Foto: Real Valladolid).
(Foto: Real Valladolid).

Cambios significativos

El primer partido a las órdenes del Real Valladolid de Alberto López dejaron ver cambios significativos en la alineación, no así en el juego. El técnico irundarra apostó por Samuel Llorca y Guzmán en el once. Los dos jugadores son viejos conocidos de Alberto después de su etapa en el Alavés. Tal vez por ello en el banquillo se quedaron Marcelo Silva y Juan Villar, dos jugadores indiscutibles en el once pucelano tanto con Gaizka Garitano, como con Miguel Ángel Portugal.

Su confianza plena en estos jugadores no le salió tan bien como esperaba. Samuel no estuvo fino en defensa, se le notaba nervisoso con le balón en los pies. Por su parte Guzmán no lo hizo mal, pero estuvo desparecido, como todo el ataque pucelano durante el encuentro.

Mito desmontado

Hay una leyenda dentro del mundo del fútbol que dice que a entrenador nuevo victoria segura. Con Miguel Ángel Portugal si fue así, pero Alberto López no vino con tres puntos bajo el brazo, si acaso con uno y de milagro. Con apenas unos días de preparación el técnico irundarra no pudo hacer que sus jugadores hiceran lo que él pedía, es decir, un juego más vertical y ofensivo.

Sin ataque

Si se puede destacar algo del pobre empate, es que el Real Valladolid  apenas tuvo un par de ocasiones para hacer gol en el encuentro de ayer. Sin contar el penalti fallado por Tiba y el gol, la ocasión más clara fue un remate de Álvaro Rubio que se marchó rozando el larguero de la portería lucense

Se podría decir que el conjunto pucelano no tuvo ataque, pero sería generalizar en exceso, pues quien gozóo de las mejores ocasiones para marcar fue Álvaro Rubio. El capitán pucelano se echó el equipo a la espalda mientras las fuerzas le dieron de sí y tuvo la oportunidad de adelantar al Real Valladolid, pero si en un partido el que tiene que generar las ocasiones es el mediocentro algo no funciona en la parcela ofensiva.

El resto de ocasiones con las que cuenta el Real Valladolid fueron fuera

El resto de ocasiones con las que cuenta el Real Valladolid fueron fuera, sin poner en apuros al meta del Lugo, cuyo único fallo fue no conseguir despejar correctamente el penalti que paró a Tiba y que terminó costando el gol del Real Valladolid. En verdad, más que un fallo fue una dosis de mala suerte pues el meta detuvo bien el lanzamiento del portugués

Fragilidad defensiva y mental

La nota negativa para el Real Valladolid, además de la propia derrota en sí, no fue otra que volvió a encajar. En este aspecto hay varios señalados, incluido el propio Kepa Arrizabalaga. El meta cedido por el Athletic lleva varias partidos ausente o sin estar al nivel que tiene acostumbrada a la afición pucelana. En muchas ocasiones sus paradas han supuesto puntos par el cuadro blanquivioleta, pero desde su partido con la sub-21 Kepa parece tener la cabeza en otros asuntos y eso hace que haya balones que se confía que sean blocados por el meta por lo demostrado anteriormente, pero ya no ocurre y terminan al fondo de la red. Pero ayer no fue el caso, el meta vasco volvió a aparecer y evitó males mayores para el conjunto pucelano.

Cuando parecía que el Real Valladolid había conseguido la estabilidad defensiva, llegó el partido de Miranda y todas las inseguridades y defectos que se presumían enterrados volvieron a resurgir.

Fallos en la marca, en el pase, en el despeje. En definitiva, graves errores que terminan costando un tanto en contra y el cabreo de toda la afición con su equipo. Poniendo de ejemplo los goles encajados ante el Zaragoza, como último partido disputado en casa: el primero llega en un centro por la banda en el que balón no despeja nadie y Manu Lanzarote la empala desde la frontal sin nadie en su marca. El segundo llega tras un barullo dentro del área y que nadie acierta a despejar hasta que Lanzarote pegó al balón, Pedro la rozó, pegó en Kepa y entró llorando.

Contra el Lugo, por suerte, los fallos defensivos tan solo costaron un gol, pero pudo ser una goleada. Tras el gol, el Pucela no fue capaz de reaccionar, lo intentó con más corazón que con juego, pero este equipo parece partido. Cuando el equipo recibe un tanto hace mucho daño mentalmente a los jugadores y ya no son capaces de sacar adelante el partido.

En 36 partidos que van de Liga, siempre que el contrario se ha puesto por delante en el marcador, el Real Valladolid no ha sido capaz de remontar y ha perdido o tan solo ha empatado. El único partido en que los pucelanos pudieron darle la vuelta al partido fue en Numancia, donde comenzaron perdiendo y le terminaron empatando cuando el equipo estaba con nueve jugadores.

Bendita cantera

Si en el encuentro de ayer hubo algún señalado de manera positiva ese fue Anuar. Alberto López le dio la oportunidad al canterano de jugar unos minutos y este no la desprovechó. Jugó con desparpajo, sin miedo y fue recibido por la afición entre aplausos.

"Desde hace muchísimo tiempo, mi sueño era llegar al primer equipo para demostrar lo que tengo dentro. Se lo agradezco al entrenador por darme la oportunidad", contaba exultante tras el encuentro.

"El público me recibió con los brazos abiertos y salí al campo sin ninguna presión"

El jugador no notó nervios al saltar al césped del Nuevo Estadio José Zorrilla: "El público me recibió con los brazos abiertos y salí al campo sin ninguna presión. Entré con el resultado en contra y el equipo tuvo que volcarse en ataque. Estuvimos más alegres con balón y llegando al área contraria. No estamos en un buen momento y eso cuesta mentalmente; no es fácil".

Era obligado preguntar al centrocampista por la victoria del Real Valladolid Promesas en Pontevedra: "También estoy muy contento con la salvación matemática del filial. Han hecho un gran año y se lo merecen".

"Yo estoy para servir al Real Valladolid donde me digan, sé que mi equipo es el filial y luego tengo que sumar en el primer equipo", afirmó este jugador ceutí que aún tiene mucho que demostrar en el conjunto pucelano.

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Sobre el autor
César Rodríguez Cabrillo
periodismo, gran aficionado al mundo del futbol y del balonmano.