Plano y horroroso. Dos adjetivos que califican perfectamente el juego del Zaragoza. Es inadmisible que un equipo candidato al ascenso, ofrezca un nivel tan pésimo. La historia no cambia. Mismas lagunas, mismos yerros, mismas sensaciones y un equipo que sigue sin conseguir posicionarse entre los seis primeros. Después de la derrota ante el Sabadell y el empate de hoy, queda claro que no existe reacción alguna por parte de los maños.

El Murcia controla totalmente el partido

El Zaragoza se encontró a un Murcia bastante sólido, con las ideas claras y con mucho mejor poso sobre el terreno de juego. Los visitantes formaron con un 4-4-2 clásico, con dos mediocentros como Acciari y Dorca que se posicionaban muy atrás a la hora de defender.

El juego de los maños seguía teniendo las mismas deficiencias que las jornadas anteriores: descoordinación y líneas inconexas, inseguridad defensiva, lentitud a la hora de sacar el balón, incapacidad de trenzar alguna jugada completa, escasez de conocimientos tácticos, etc. Parecen no tener solución alguna y llevan camino de volverse eternos a este paso.

Ya decía Paco Herrera que los pimentoneros eran de los rivales que se les daban mal a sus pupilos. Muy estáticos y cerrando espacios a la hora de defender, y veloces a las contras, con el tercer máximo goleador de la categoría liderando el ataque: Kike García. El rojillo puso en aprietos en varias ocasiones a toda la zaga blanquilla él solito.

El Murcia controló en todo momento el partido ante un atribulado Zaragoza La más clara, un regalo de Cortés a Kike García en el área que, si no llega a ser porque Álvaro se abalanzó sobre el ariete y taponó su disparo, pudo haber sido el primer tanto del envite. Es preocupante la partición que se produce en el equipo zaragocista a la hora de defender y la sensación de peligro que existe cuando el contrincante, sea el que sea, llega al área. Cualquiera parece poder marcarle un gol a los de Herrera.

El bajage ofensivo de los aragoneses fue pésimo. Las oportunidades más claras corrieron a cargo de Luis García y ambas a balón parado. La primera centró y Álvaro remató de espaldas, pero Casto blocó el esférico. En la segunda, el asturiano se atrevió con el disparo a puerta, pero el guardameta pimentonero sacó bajo palos.  Hay que decir que, durante la primera parte, Luis García rindió a un nivel aceptable. Desde la banda derecha, buscaba mucho tirar la diagonal y dejarle la banda libre a Cortés. Aunque el lateral estuvo algo desacertado.

Un Zaragoza timorato, pusilánime y sin ideas

En la segunda parte, Paco Herrera puso en liza a su revulsivo, Víctor Rodríguez, en lugar de Roger. Era lo que necesitaba el conjunto. Un jugador con el que se gana rapidez, clarividencia, posesión interior y peligro entre líneas para tratar de confundir a la estática zaga murciana.

Víctor le dio intensidad y velocidad al juego del Zaragoza, pero resultó insuficiente. La grada comenzó a pedir más a los suyos. Los aficionados veían inconcebible que los pimentoneros llevaran la iniciativa total del partido y lo tuvieran bajo control. A medida que se iban consumiendo los minutos, los maños subieron un punto la intensidad. Pero este Zaragoza sufre una ineficacia ofensiva importante. Henríquez cada día está más solo. Y la única vía para originar peligro real sobre la meta de Casto, era recurrir a la velocidad de Montañés y a los espléndidos centros de Rico cuando el burgalés se atrevía a subir al ataque. Pero la expulsión por doble amarilla de Luis García, cercenó la mínima reacción que parecía denotarse en los zaragocistas.

De nuevo, las oportunidades más peligrosas corrieron a cargo del Murcia. Tete, en dos ocasiones, pudo provocar que su equipo se llevara los tres puntos. Sin embargo, ahí estaba Leo Franco para evitarlo.

El partido no dio para más. Y, cómo no, la última jugada acabó en el área del Zaragoza. A punto estuvo Kike García de sellar la victoria, pero su, a priori, fácil remate se marchó muy desviado.