En el Real Zaragoza, las bajas, unidas a las ausencias de José Mari, Paredes y Movilla, hacían prever un once diferente al de los últimos encuentros. Sin embargo, sorprendía Herrera todavía más al romper el centro del campo habitual de las últimas jornadas. Tarsi Aguado se quedaba en el banquillo, y su lugar lo ocupaba un recuperado Acevedo. Además, de nuevo fuera de casa, titularidad de Cidoncha, que venía a suplir la baja de Henríquez por un proceso febril. En punta de ataque, Roger iba a realizar las funciones de delantero centro. Además, debutaba César Arzo en el centro de la zaga.

Por parte del Sporting, volvía a la convocatoria Nacho Cases, y salía al campo el mejor equipo disponible para un partido tan determinante. De ganar, los asturianos se pondrían líderes y dejarían al Real Zaragoza muy mermado.

Primera parte de mucha intensidad y fútbol

Desde que el colegiado pitó el inicio del choque, ambos equipos salieron 'a morder'. Los dos intentaban llegar con peligro al área rival desde el principio, pero fue el Real Zaragoza el que se adelantó en el marcador a los tres minutos. Barkero peinaba un fabuloso centro llegado desde la derecha, para dejarle el balón en los pies a Roger y que éste consiguiera batir a Cuéllar. Comienzo inmejorable para los aragoneses.

Tras el gol, el partido se convirtió en un choque de idas y venidas. El Sporting disponía de tres saques de esquina consecutivos, en los que Leo Franco tuvo que emplearse a fondo para salvar a su equipo. Una vez más, inmejorable el argentino. El Real Zaragoza respondía con sendos disparos de Montañés y Barkero, que no conseguían ver portería.

Tras el primer cuarto de hora, el Sporting empezó a hacerse con el control de la pelota.

Cerca del cuarto de hora de juego, el Sporting empezó a tener un poco más el dominio del esférico, hecho que se vio favorecido por jugar en casa e ir por debajo en el marcador, ya que el Real Zaragoza le cedió el control.

Así, dispusieron los locales de varias ocasiones en pocos minutos. En la primera, desaprovecharon un balón que se paseó por el área zaragocista tras la salida de un córner, sin que nadie rematara ni despejara. Mucho peligro el de los asturianos en el juego aéreo, que a punto estuvo de dar un disgusto a los maños. En la segunda, Lekic perdonaba el empate cuando tenía todo a su favor. Recibía el balón desde la izquierda, recortaba a Arzo, al que dejó sentado en el suelo, y disparaba, pero Leo Franco, providencial, salvaba de nuevo al Real Zaragoza. Y aún hubo otra ocasión más, esta vez a balón parado en una falta, cuando el disparo de Scepovic, que iba pegado al palo izquierdo para colarse dentro de las redes, volvía a ser atajado con claridad por Leo Franco. Increíble el partido, una vez más, del cancerbero argentino.

Leo Franco volvió a ser clave en el partido, sobre todo en los minutos de mayor dominio del Sporting. Providencial el argentino.

El dominio de los rojiblancos era bastante evidente, y las ocasiones para empatar el duelo se sucedían. Una de las más claras se dio tras un saque de banda que pareció un córner. El balón se colgó al centro del área y, tras el remate de los locales, a punto estuvo Barrera de meter la pierna para poner las tablas en el marcador, pero no pudo llegar por centímetros.

Pese a ello, los zaragocistas no se achicaban, e intentaban aprovechar sus oportunidades, además de buscar posesiones algo más largas que le volvieran a dar peso en el choque. Y fue entonces, cuando mejor volvían a estar los maños, cuando Nacho Cases ponía el empate de cabeza tras llegar desde atrás a rematar. Tablas en el marcador y vuelta a empezar.

Al minuto, los blanquillos contraatacaban y disponían de una doble ocasión para volverse a poner por delante. En ambas el protagonista fue Montañés. Primero, la tuvo en un remate bajo al que Cuéllar a punto estuvo de no llegar. Después, el rechace le cayó a él y disparó a puerta con muy mal ángulo, sin poder conseguir el gol.

Moría la primera mitad comandada por la gran intensidad que ponían ambos conjuntos, pero era el Sporting el que lo intentaba más, mientras los blanquillos esperaban atrás una oportunidad para irse en velocidad y sorprender, aunque dejaban demasiados espacios al rival, lo que dificultaba la tarea. Pero el marcador no se movió, y al descanso, en El Molinón reinaba la igualdad.

En el momento en el que el árbitro decretó el descanso, se formó una tangana en uno de los fondos, en la que entraron prácticamente todos los miembros de ambos equipos. Ésta siguió en el túnel de vestuarios, aunque no fue a mayores, y terminó con la amonestación de Álvaro Gónzalez y Alcolea, por parte de los maños, y de Luis Hernández, por parte de los asturianos.

Expulsiones, remontadas y tensión

Remontaba el Sporting que, instantes después, se quedaba con diez y servía al Real Zaragoza en bandeja la oportunidad de volver a empatar.

Tras acabar la primera mitad con tanta tensión, la segunda se preveía igual de intensa. Los dos conjuntos salieron con las ideas claras: ir a por la victoria. Y ya en los primeros instantes, las ocasiones se sucedieron. Primero, golpearon los aragoneses, que aguantaban atrás y salían rápido a la contra buscando siempre a Montañés. Pero fueron los locales los que se adelantaron esta vez en el marcador, remontando así de manera momentánea. Fallo garrafal de Paglialunga, que cedió mal atrás y permitió a Sergio Álvarez llegar antes que Álvaro al balón, para encarar solo a Leo Franco. Definición perfecta y gol.

Unos instantes después del tanto, los locales se quedaban con uno menos tras la expulsión de Luis Hernández por ver la segunda amarilla al agarrar a Roger e impedirle seguir avanzando con el balón. Así, el Real Zaragoza empezó a creer que con uno más tenía el partido en sus botas, y en el minuto 57, Montañés volvía a poner el empate. El centro de Cortés no fue bueno, pero el mal despeje del defensa lo aprovechaba el castellonense para recoger el esférico y batir de tiro cruzado a Cuéllar.

Los minutos pasaban, y la intensidad sobre el césped no decaía. Ambos conjuntos eran conscientes de lo que estaba en juego, pero era el Real Zaragoza el que, queriendo aprovechar la superioridad numérica, lo intentaba con más fe. Además, la entrada de Abraham le aportó al equipo zaragocista más solidez en la banda izquierda, donde Rico sufrió en varias ocasiones del choque.

En apenas un cuarto de hora, el Sporting pasaba de la euforia de la remontada a la incredulidad de verse con dos jugadores menos y, de nuevo, el empate en el luminoso.

Cuando se rozaba el minuto 70, el Sporting volvía a cometer otra falta que iba a mermarles más en número. Iván Hernández cometía una dura entrada sobre Montañés, que estaba siendo un quebradero de cabeza para los locales, y veía la segunda amarilla. De esta manera, los asturianos veían como en apenas un cuarto de hora habían pasado de la euforia de remontar a estar con nueve jugadores sobre el césped y el empate, de nuevo, en el luminoso.

Viéndose en esta situación, el conjunto maño empezó a apretar y a venirse arriba, pero las ocasiones no eran demasiado claras. El Sporting, por su parte, no se rindió, y poco le faltó para convertir el 3-2 en una jugada en la que el balón lanzado por Bernardo, que buscaba portería, se estrelló en un compañero y se marchó fuera. Pese a ello, el dominio era zaragocista, ya que los locales apenas contaban con hombres para intentar irse arriba a lograr el milagro.

El nerviosismo empezó a aparecer en el banquillo zaragocista, y Paco Herrera andaba pidiendo a sus pupilos constantemente que se fueran arriba para lograr más goles que permitieran la victoria. El equipo no estaba mal plantado y manejaba el balón, pero durante unos minutos los disparos a puerta brillaron por su ausencia.

En una de esas llegada, Víctor, que había entrado en sustitución de Barkero, era derribado dentro del área y el árbitro no dudaba: penalti y expulsión. Nacho Cases se marchaba a la caseta antes de tiempo y dejaba al Sporting con ocho. El propio Víctor se encargaba de lanzar la pena máxima, y fallaba. Increíble la oportunidad que habían desaprovechado los maños.

Pero, lejos de dejarse llevar por la negatividad, volvieron a insistir sobre la meta de Cuéllar, hasta que, en el minuto 88, Cidoncha hacía el 2-3 y trasladaba la alegría al equipo y a los aficionados allí presentes. Tanto, que llegaba tras una jugada para enmarcar de los de Paco Herrera. Javi Álamo combinaba con Montañés y ponía un balón en al área, que reocogía Víctor para dejar de tacón a Cidoncha, que marcaba a placer tras un gran disparo.

De ahí hasta el pitido final, los aragoneses se dedicaron a dormir el partido para asegurarse los tres puntos ante un rival con ocho. Al terminar, la alegría inundó las caras de los jugadores blanquillos, que ven como con esta victoria se colocan sextos y se meten, por primera vez en la presente campaña, en los playoff de ascenso, que delimitan ellos mismos con 29 puntos.