Continúa la racha triunfal del Real Zaragoza, que en los últimos cuatro partidos solo ha cedido un empate, la jornada pasada ante el Hércules, y el resto de los partidos los ha cobrado como victorias. El partido en Miranda de Ebro fue una locura de idas y venidas, de balones despejados al límite, de disparos que no encontraron la red. En los locales, la pillería y la velocidad de su líder, Pablo Infante tiraron del ataque de los rojillos; prácticamente todas las ocasiones locales salieron de sus botas. En el Real Zaragoza, Montañés trabajó mucho entre líneas y creó sensación de peligro siempre que conectaban con él y pudo tanto marcar como abastecer a Roger y a Luis García. Finalmente, el gol llegó para los visitantes, en jugada de estrategia, en una falta muy bien colgada en la cual se alzó Roger para alojar el balón en la red. A falta de 10 minutos para el final, Abraham era expulsado tras ver su segunda amarilla.

Ambos equipos pudieron haber marcado más de un gol, especialmente en la primera parte. La primera llegada la tuvo el Mirandés, en un rechace un tanto extraño en el que Álvaro casi se hizo un autogol, pero acto seguido, en un saque de esquina para el Zaragoza, Paglialunga mandaba la pelota al larguero y le entraba el miedo a la grada local. No así a su equipo, ya que tras una buena jugada de Montañés, un córner para el Mirandés casi acababa en gol olímpico. Escasos minutos después, otra vez Montañés disparaba pero evitó el gol el cancerbero, aunque faltó poco para que se le escapara. Una vez más, respuesta local; Infante chutó y salvo el gol Rico. El capitán burgalés tuvo otra al momento, pero su disparó se marchó desviado. Los que conocen al Real Zaragoza saben que este tipo de partido de ida y vuelta no se adecúa bien al juego blanquiazul, por ello se notaba algo más cómodos a los locales, los aragoneses defendían bien, pero había cierta imprecisión en ataque. El sistema de juego del Mirandés era claro, llegar por ambas bandas con profundidad, colgar balones y esperar alguna genialidad de Pablo Infante, que tuvo alguna más antes de llegar al descanso. En el ataque blanquillo, Roger estuvo hiperactivo y tuvo dos o tres llegadas francas que casi significaron el primero

Tras el descanso, Paco Herrera había visto claramente el flojo partido de Barkero hasta entonces, y salió en su lugar Abraham. Estaba claro que no era un partido para contemporizar, y una fea entrada  al parar a Pablo Infante provocó la primera amarilla de Abraham. El Mirandés mantuvo su intensidad de la primera parte y el Zaragoza renunció a su juego de cocinar la jugada y se volvió más vertical y rápido. En el 47 Luis García desaprovechó una buena oportunidad fallando en un disparo sencillo. Hasta llegar al minuto 60, llegaron los mejores minutos del Mirandés, a la par que los mejores minutos de Leo Franco. El argentino resolvió bien ante un disparo, una vez más, de Infante. El choque se igualó de nuevo con la entrada de Víctor, que nada más entrar tuvo dos disparos muy bien dirigidos, los cuales sacó Dani Giménez. En estas, llegó el gol, y no fue en una de las muchas jugadas locas. Fue en una falta que botó Víctor y Roger de forma espectacular cabeceó a la red. Quedó muy fría la grada de Anduva, ante la situación de su equipo en la parte baja. Extrañamente, el Mirandés no pareció ser espoleado por el gol en contra; mantuvo la posesión y la intención, no así excesivo peligro. El Real Zaragoza esperó su oportunidad a la contra, pero ocurrió algo un tanto insólito. En un ataque blanquiazul, el balón rebotado fue a golpear en la mano de Abraham, y el colegiado de forma tal vez rigurosa, lo mandó a la caseta expulsado. Rondaba el minuto 82 y el Zaragoza se quedaba en inferioridad. Entonces sí, el partido se convirtió en un frontón frente a la portería de Leo Franco. Los locales protestaron unas manos de Arzo en el área, pero el árbitro no dijo nada. Ya en el descuento, el portero visitante salvó de milagro cuando parecía que se cantaba el empate.

Así las cosas, el Zaragoza continúa con su escalada a costa del Mirandés. Los del Ebro se ponen con 36 puntos, empatados con el ascenso directo, a falta de que juegue el Sporting de Gijón. Los rojillos se quedan con 27 puntos, empatados con el descenso y a falta de que juegue el Tenerife. Podrían caer a la zona fatal al terminar esta misma jornada.